A la mañana siguiente me encontré sentada en la oficina de un abogado y con una fuerte resaca. Después de mi encuentro con Aiden y mi posterior exhibición vergonzosa en su ascensor, di vueltas por mi pequeño estudio, sintiéndome aturdida e inútil. Incluso me di un atracón de limpieza para tratar de sentirme mejor, pero cuando me di cuenta de que había movido el mismo plato sucio de un lado a otro de mi futón a la mesa de café baja donde comí cinco veces sin siquiera bordear mi pequeña área de cocina , me di por vencida.
Sentándome, abrí el contrato y comencé a leer, y lo hice unos diez minutos antes de abrir una cerveza para acompañarlo. Soy muy madura cuando se trata de manejar mis problemas. Durante mi reunión con Aiden Brent, mi padre me había dejado ocho mensajes de voz en mi teléfono
