— ¡Max! — susurró ella entre besos. — ¡Ya vete, llegarás tarde!
— Me importa una mierda — sonreí y ella rió.
— Bebé, tienes que sumar puntos con papá, así para cuando le digamos sobre lo nuestro, lo tomará bien.
— Tu viejo me va a matar, mejor disfrútame mientras puedas, pequeña rubia pervertida — le susurré contra sus labios.
Ella insistía en que un día le diríamos a su viejo pero no, no le diría, estaba jodidamente feliz con mi polla colgando entre mis piernas y estaba seguro que a ella también le encantaba mi polla donde estaba.
Amaba a esta mujer tanto como para convertirme en el estúpido que esta con alguien a escondidas como niños de quince años, pero diablos, Livie jodidamente valía la pena.
Tenía dos semanas de follar a escondidas con ella y estaba más feliz de lo que había
