—¡Listo, siguiente caso! ¡Tengan al niño!— Lujan entró a la casa con Jung en uno de sus brazos mientras refunfuñaba, Min cerró la puerta mientras lo escuchaba rodando los ojos. —¿Dónde dejé el pato favorito de Jung?— el más bajo buscó en la pañalera hasta que lo encontró para luego dárselo al pequeño. —Es que no lo entiendo, me porto bien, muchos dicen "Ay, Lujan olvídate del condón" pero ¿Sabes lo que digo? ¡Digo que no, carajo! ¿Y qué sucede? Tan, tan, termino con un bebé...— él no dejaba de quejarse como ya era su costumbre. —Tenemos que hacer un calendario, tengo que trabajar mañana.— el bollo anunció ya que no debe descuidar su pastelería. —Espera.— Lujan hizo cara de desagrado.—¿Hueles eso?— husmeó hasta que su olfato de perro dio a parar hacia el trasero del pequeño Jung.— ¡Iugh