Varias semanas después... —Ya voy Jung, ya voy corazón, un segundo.— el bollo estaba sacando del horno unos panecillos cuando el pequeño gritó ligeramente antes de guardar silencio. —Sabía que estarías ocupado con los postres, así que lo tomé.— Se hun llegó con el bebé en sus brazos. —¿Cómo estás, bebé? Te extrañé mucho, ¿Dormiste bien anoche?— habló hacia Jung y le dio un poco de su papilla de manzana.—¿Puedes decir manzana? Man—za—na.— silabeó, sin embargo, el pequeño estaba más interesado en tratar de meter sus manos en la papilla. —Me gustaría acompañarlos a desayunar pero tengo a los gemelos Wu esta mañana por lo que debo salir ahora mismo.— el más alto se acercó a Min y lo abrazó antes de dejar un pequeño beso en sus labios.— Te veo en la noche. —Adiós Jung.— besó su frentecita.