Bienvenid@s a esta novela: OJOS COLOR ÁMBAR
Sinopsis
Andrea es una joven artista, hija de padres adinerados, que le han dado todo lo material que ha querido en la vida. Creció junto al hombre que debía ser su amor y con quien compartiría su futuro, pero un día todo esto se derrumba, cuando lo encuentra en la cama con su secretaria. Sus padres al enterarse del motivo de su rompimiento, la atacan, demostrándole que su vida era un castillo de aire, que se desvanece en un abrir y cerrar de ojos.
Andrés Romero, es un exitoso ingeniero con el corazón roto por culpa de una mujer que en el pasado lo enamoró y utilizó, cosa de la que se entera en las peores circunstancias y decide alejarse por su bien, pero sin poder evitar la herida en su alma.
El día más inesperado, en el lugar al que Andrea no quería ir, pero al que accedió asistir con su mejor amiga, conoce a Andrés y las chispas entre los dos son inmediatas, lo que los lleva a vivir un romance apresurado, pero un suceso que jamás imaginó viene a voltear su mundo.
¿Cómo dejar atrás el pasado cuando llega a alterar su presente y futuro?
¿Puede su amor sobrevivir a las adversidades?
Si leíste mi otra novela “Por siempre, hasta el fin”, posiblemente quedaste con la curiosidad de saber quién es la pelirroja que cautivó el corazón del sexy Andrés Romero y acá está la oportunidad de conocerla, junto a su tórrida historia de amor.
Estas dos novelas se desarrollan al tiempo, por lo que se complementan entre ellas, así que no dudes en agregarlas a tu biblioteca y leerlas.
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No puedo quejarme de mi vida porque siempre he tenido todo lo que he querido, aunque agradezco no haber crecido como una niña caprichosa. Mis padres se conocieron en la universidad y como proyecto de grado empezaron una empresa de telecomunicaciones, la cual tras 27 años es muy reconocida y próspera.
Aunque ellos deseaban que yo estudiara algo relacionado con el negocio familiar, me apoyaron en mi deseo de ser artista plástica, pero creo que esa tranquilidad se las ha dado el pensar que Richard Barrera, el hijo de sus mejores amigos será mi esposo y futuro encargado del negocio de mi familia.
Desde que nacimos nuestros padres acordaron que creceríamos como buenos amigos e impulsarían que nuestra relación evolucionara a algo romántico. Y así fue, Richard fue mi primer amigo, mi primer confidente, mi primer y único novio, el primero en mi vida en todos los aspectos.
Supongo que es amor lo que siento por él, aunque me es imposible decirlo con seguridad porque no tengo un punto de comparación. Solo puedo decir que es el único hombre con el que desde que tengo memoria veo a mi lado y tal vez teniendo una familia. Con él me siento normal, tranquila, segura…
Nuestros padres tienen una tradición desde antes que Richard y yo naciéramos y es que una vez a la semana nos reunimos a cenar todos en una de las casas. Esta semana la reunión es en la casa de mis padres, Los Salmona.
Estuve llamando a Richard para ver si nos íbamos juntos a la casa de mis padres, pero no contestó, así que decidí irme sola y que él llegue después, supongo que ha de estar ocupado con cosas del trabajo, ya que mi padre poco a poco le ha ido soltando más responsabilidades en la empresa. A veces pienso que Richard es como el hijo que siempre quiso tener y que nunca le llegó, lastimosamente solo fuimos mi hermana y yo. Cuando voy de camino recibo una llamada de Richard en la que rápidamente me dice que está ocupado en la oficina y posiblemente no pueda asistir a la cena de esta noche.
Llego a la casa y la primera que me saluda muy emocionada es mi hermana Camila, a sus tiernos 15 años es la persona que más quiero en mi vida y somos las mejores confidentes. La abrazo como si no nos viéramos hace años, aunque solo ha pasado una semana desde la última vez que nos vimos y un día desde la última vez que hablamos. Después le doy un fuerte abrazo a mi mamá y a mi papá le doy la mano y un beso en la mejilla; él siempre ha sido un poco psicorrígido y poco cariñoso.
Sigo a la cocina para ayudarle a mi madre a terminar de organizar todo y esperamos que lleguen los Barrera: Magda, Rodolfo y Esteban, los padres y hermano de mi novio.
Estoy terminando de adobar la ensalada, cuando suena el timbre y a los pocos segundos escuchamos a Cami
- ¡Ya llegaron! – nos avisa con un grito y después escuchamos como los saluda. Esteban y ella son buenos amigos y al igual que Richard y yo, solo se llevan unos meses de diferencia.
- Hija, ¿será que Richard se demora en llegar?... la cena se está enfriando – me pregunta mi madre con tono preocupado.
- Mamá, antes de venir para acá me llamó a avisar que estaba un poco ocupado en el trabajo, pero lo llamaré – cojo mi teléfono y le marco a mi novio… no alcanza a timbrar cuando me manda a buzón. Repito la llamada y sucede lo mismo – Creo que mejor comamos nosotros y tal vez más tarde aparezca -.
La noche transcurrió tranquilamente, los padres de mi novio me preguntaban por él y yo solo podía decir la misma excusa que me había dado a mí, a la que mi padre respondía muy orgulloso – Richard es muy buen muchacho y trabajador… estoy tranquilo de que mi empresa quedará en buenas manos – yo prefería no decir nada, además que realmente no sé bien cómo es el manejo de la empresa, ni las labores que realiza mi novio allá, ya que siempre he estado al margen de todo eso… lo único que sé de telecomunicaciones es tener mi celular en la mano y usarlo para llamar, enviar y recibir mensajes y tener r************* .
Ya era tarde y como Richard no llegó, ni tampoco contesta, se me ocurrió que puedo pasar por su apartamento a llevarle un poco de comida, debe estar muy cansado de trabajar y hasta se debe haber quedado dormido.
- Mamá, le voy a llevar la cena a Richard y después me voy a mi casa – le dije mientras buscaba un recipiente para empacar la comida.
- Me parece muy bien que cuides de tu hombre – la sonrisa en su cara era genuina. Ella adora a Richard como si fuera un hijo.
Finalmente me despedí de todos, bajé por mi auto, acomodé los recipientes para que no se vayan a caer o regar y arranqué cuidadosamente rumbo al apartamento de mi novio. Conducir de noche no es de mis actividades favoritas, hay poca visibilidad, muchos imprudentes y la inseguridad normal de la noche, tanto así que al detenerme en un semáforo alcanzo a ser abordada por un ladrón que intentó sacar mi bolso por la ventana del copiloto, menos mal alcancé a reaccionar a tiempo y arranqué pasándome el semáforo en rojo con la ventaja que no venía ningún auto con el que pudiera chocar.
Me quedó el corazón latiendo a mil y una opresión en el pecho me incomodaba demasiado, el susto había sido horrible y ya solo quería llegar a donde Richard y poderme calmar.
Llego a la recepción del edificio y me encuentro con Juan, el vigilante que conozco hace años y que siempre ha sido muy amable conmigo, pero lo veo un poco nervioso y duda en dejarme subir, lo miro extrañada, pero finalmente me saluda, baja la cabeza y sigue llenando una planilla.
Voy en el ascensor ya un poco más calmada y cuando llego al último piso, camino directo al apartamento, como lo estuve llamando y no me contestó porque seguramente está dormido, decido no tocar el timbre y mejor saco la copia de la llave que tengo y abro sin hacer mucho ruido.
Entré directo a la cocina a dejar la comida y cuando salgo rumbo a la habitación empiezo a escuchar unos sonidos que no entiendo bien… doy tres pasos y me detengo de inmediato al escuchar la voz de una mujer, seguida de un fuerte gemido.
- ¡Ay, amooor! Cuánto quisiera tenerte para mí sola, pero te tengo que compartir con esa idiota. Eres mío desde antes de hacerla tu novia – decía la mujer.
- Belleza, sabes que es por nuestro bien. Cuando me case con ella tendré tanto dinero… que podremos hacer todo lo que queramos – escucho decir a Richard y siento como mi pecho se contrae.
- Lo sé, amor. No te imaginas todos los planes que tengo para que hagamos juntos, cuando te divorcies de ella y te quedes con gran parte del dinero de tu “querido suegrito” – vuelve a hablar la mujer y me dan ganas de entrar a esa habitación y sacarla de los pelos.
Respiro profundo y me doy cuenta de que me duele es que Richard ha estado por interés a mi lado, pero no por estar acostado con otra mujer. Me duele es que por quién sabe cuántos años se ha burlado de mí y de mis padres.
Decido que no me conviene que él no sepa que escuché lo que hablaban, así que me devuelvo hasta la puerta de la entrada, la abro sigilosa y la cierro fuerte como si acabara de entrar.
- ¡Richard, mi mamá te mandó la cena! – grite, asegurándome que se escuchara hasta la habitación.
Escucho unos ruidos como de gente corriendo dentro y me apresuro a abrir la puerta de la habitación y alcanzarlos a encontrar aún sin ropa.
- ¡¿Qué es esto?! – grito y creo que la actuación me sale perfecta porque las caras de ambos están como para enmarcar. - ¡Eres un maldito! Y con… ¿tu secretaria? – ahora sí no estaba actuando, realmente opinaba eso de él y ahora entiendo porqué fue tan insistente en que la contratación de secretaria la haría él mismo.
Veo a la mujer, que si mal no estoy se llama Katya, buscando algo. Giro mi cabeza a la puerta y en la manija está colgado un brasier… lo cojo de una tira y se lo lanzo al tiempo que le digo - ¿es esto lo que busca? – veo como su cara se pone colorada y su mirada se fija en el suelo.
- Andre, amor. No es lo que piensas – me dice Richard y volteo fulminándolo con la mirada.
- ¿Ah, noo? ¿Entonces le estabas dando reanimación después de un desmayo? – le digo completamente irónica - ¡No me creas estúpida! – no me controlo más y le doy una cachetada tan dura que me queda doliendo la mano y veo como la forma se va marcando en su mejilla – No quiero volver a saber de ti en la vida – termino de decir y me apresuro a salir de su apartamento.
Entro al ascensor y quisiera que este anduviera más rápido, cuando llego al primer piso veo la cara preocupada de Juan
- Lo siento – me dice y ahora entiendo el porqué de su actitud cuando llegué.
- No es su culpa. Adiós – me despido y salgo corriendo a mi auto.
Llego a mi casa y extrañamente siento como si un peso me hubiese sido quitado de encima. Me desvisto, pongo la pijama y caigo dormida rápidamente.
Cuando despierto en la mañana, me dan ganas de tomar un café bien cargado y pintar… dejaré que el pincel se mueva libremente a ver qué resulta. Hace mucho tiempo que no hago eso, últimamente mis pinturas han sido cosas específicas que me han pedido.
Apago mi celular, me baño, y pongo mi overol con el que pinto y voy a mi estudio, saco un lienzo de unos 70 x 50 cm, recojo mi cabello en una cola alta y empiezo a pintar.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero lo que veo reflejado en el lienzo es completamente diferente a lo que pensaba iba a salir… creía que sería una pintura cargada de tristeza y rabia, colores oscuros, sin vida, pero lo que hay son un montón de nubes con tonalidades de colores que me hacen pensar en algodón de azúcar y libertad.
Veo la hora y ya es tarde, no preparé nada de almuerzo y mi estómago empieza a sonar como si tuviera un alien dentro, intentando salir. Prendo mi celular para pedir un domicilio y me llegan un montón de notificaciones de mensajes y llamadas perdidas de Richard y mi madre. Respiro profundo, las marco como leídas y no les pongo atención.
Mientras recibo mi domicilio, entra una llamada a mi celular que por poco dejo perder, aunque al ver en la pantalla el nombre de Conny, me apresuro a contestar.
- ¡Amiga, mí de mi corazón! – me saluda y me hace reír.
- ¡Conny! Me hacía falta escucharte. No te imaginas lo que ha pasado –
- Mmm, no me digas… ¿te diste cuenta de lo imbécil que es Richard y lo dejaste? – dice bromeando
- Pueees… sí – digo con un poco de vergüenza
- ¡No te lo puedo creer! Eso merece celebrarlo y que me cuentes bien qué pasó. Sabes que nunca me ha caído bien, pero ya te veía a su lado por el resto de la vida – está tan emocionada, que me lo transmite.
- ¿Sabes algo? Tienes razón… vamos a celebrar –
- Listo, Andre. Entonces nos vemos el viernes ya nos vamos de rumba. Yo me encargo de todo. ¡Te amo! – nos despedimos
Acá esto yo, agradecida con la vida por poner una amiga tan especial en mi camino, nos conocemos desde que estábamos en quinto de primaria, hace ya 14 años y la amo como a una hermana más.
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Llegó el viernes y aunque ya se me pasaron las ganas de salir a celebrar que Richard llevaba años viéndome la cara de boba, sé que no puedo decirle a Conny que ya no quiero salir, porque ella es la más emocionada con ese asunto, además que hace mucho tiempo no salgo con ella y según me dijo, habló con algunas de nuestras amigas y será una noche de chicas en un bar muy reconocido de la ciudad.
Conny llega a recogerme a mi apartamento y mientras me termino de arreglar, ella me pide que le cuente todo lo que pasó y así me cause molestia recordarlo, le cuento todo, haciendo énfasis en las partes que a ella más le llaman la atención.
Llegamos al bar y en la entrada ya están Tatiana y Carolina, unas buenas amigas que conocimos en la universidad. Al final todas somos artistas, aunque cada una tiene un enfoque diferente, escultura, fotografía, dibujo y pintura. Nos saludamos emocionadas y entramos a divertirnos.
En un momento me ofrezco a ir por las bebidas de todas a la barra y mientras espero ser atendida, un hombre… qué digo, un papasito, se acerca a la barra a pedir varios cocteles. Me quedo mirándolo de reojo y sus cejas gruesas, ojos oscuros y nariz masculina, llaman completamente mi atención. Para disimular desvío mi mirada a su cuerpo y no solo es masculino, sino que se viste de una forma muy elegante y sensual.
- Hola – me dice y al dirigir mi mirada a su cara, veo una sonrisa que me hace estremecer.