Allison y yo cabalgamos gran parte del camino hacia el castillo de George. Decidí pedirle el favor de celebrar la boda allá, porque en casa de mi padre aún están en proceso de duelo y no quisiera causar más revuelo que el que traerá mi llegada con mi recién adquirida esposa. Me sorprende lo asombrosa que es, no solo es una cara bonita, es una excelente jinete y su resistencia es inigualable, porque ha aguantado todo el día a galope, sin el más mínimo quejido. Cuando el sol comienza a ocultarse, decido que es hora de detenernos a descansar un poco, puesto que aún falta un día de camino hasta el castillo. Tiro de las riendas de Zeus en una especie de planicie, cobijada por muchos árboles en el bosque. Ella, que me sigue de cerca, también se detiene y se baja del caballo de un salto, para