Omnisciente Se siente como si hubiesen pasado al menos diez años, o al menos esa es la percepción de ese hombre que se encuentra sentado en esa habitación vacía, con la cabeza baja, y la mente repleta de mil cosas. En menos de una semana ha sido golpeado mil veces, y no hablo de golpes físicos, esos los puede superar, esos sanan, los ha experimentado toda su vida. Me refiero, a los golpes emocionales que no le han dado tregua. En su cultura, los hombres que lloran son débiles, nunca, nunca, debe permitirse llorar frente a alguien, tampoco solo, su padre lo sabría y le daría una tunda. Ahora, con treinta años, no puede llorar, ya no por temor a que su padre vaya a reñirlo, sino porque simplemente no puede. Sus ojos están secos, pero su corazón se siente como si estuviese apretado en u