VI

2490 Words
Arqueo una ceja pasando por al lado de la pareja que discutía en la mitad de la calle, a las tres y media de la madrugada. ¿Qué mierda? Váyanse a dormir. – ¡Déjame en paz! – sí, por favor, hazlo, y deja de gritar cuando estoy intentando de tomar algo de aire después de tantas horas seguidas metida en ese lugar que segrega tantos malos olores. Ya me duele la cabeza, y cuando se supone que estoy teniendo algo de paz, me consigo esta mierda. – No, tienes que ayudarme, si no haces esto, me mataran, tienes que entenderlo, por favor, tu-tú me amas ¿cierto? – vaya, un manipulador. La última vez que presencie a uno es acción, fue en mi adolescencia. Cabe destacar que me reí en su cara porque para ese tiempo, no me amaba ni a mí misma, mucho menos haría algo por otra persona disque por amor. Vaya cómo pasa el tiempo. – No quiero hacerlo, por favor, no me obligues, por favor, yo no quiero hacerlo – vaya mierda, si supiera quienes son, o si me importara sus vidas, aparecería en este instante, lo pusiera a él en su lugar y a ella le daría una bofetada, porque sé que lo va a terminar haciendo. Tengo que aclarar que no tengo ni puta idea de lo que están hablando, pero si ella no quiere hacerlo, no debería siquiera preguntar. – Me asesinarán, Moira, van a matarme, tienes que hacerlo, por favor, hazlo por mí – bueno, al menos creo que no está mintiendo, digo, y si lo hace, es un actor de puta madre, porque está llorando y escucho su voz temblar tanto que casi me da pena. Pero, yo siendo ella, igual lo rechazaría. Si hay algo que no quiero hacer, pues no lo hago, que busque otra solución, además, si están buscándolo es porque algo hizo. – Fred, yo… por favor, no quiero esto, no quiero venderme, yo no quiero… – No será nada mi amor, he escuchado que aquí tratan muy bien las chicas, solo tienes que acercarte a Bogdanov… – ya esta conversación me interesa mucho más que antes – Y seducirlo un poco, eres preciosa, mi vida, la mujer más hermosa de este mundo, será rápido, lo prometo. – No quiero que todos esos hombres me vean desnuda y me toquen, por favor – ya está dándome algo de lastima. – Moira, es mi vida, tienes que hacerlo, ahora, entraras ahí, pedirás hablar con la administradora, y pedirás trabajo porque lo único que sabes hacer es mover tu culo y follar ¿entendido? – ¿A dónde fue la rata cagada de miedo? Porque ahora ese hombre me suena más abusador que abusado. – Pero… – Ahora, Moira, muévete – decido que ya tuve suficiente, y me devuelvo por donde entre. Podría ir y frenarlo, dar la cara y ponerlo en su lugar por obligar a una mujer a venderse. Este mundo no es fácil, es asqueroso y enfermizo, conocemos cualquier tipo de hombre y debo decir que los que frecuentan estos sitios, son más escorias que buenas personas, ahora, si yo lo considero difícil, que estoy aquí por decisión propia y ya tenía una idea clara de lo que pasaría. No quiero imaginar la pesadilla que va a vivir esa mujer aquí. Sin embargo, no me meteré, es horrible, pero, por otro lado, creo que sacaré más información con ella trabajando conmigo que frenándolos ahora. Intentaré hacerle la vida un poco más fácil, pero espero también aprenda a endurecer su actitud un poco, porque que me dé lastima no quiere decir que me ponga frente a ella en un tiroteo. – Cher, a bailar – asiento, dejo de lado la bata que cubría mi pequeño uniforme, y me subo a la tarima, a ganarme la comida que le llevo a mi hijo. ------------------------------------------------------------------------------------ Llego a casa después de otra noche extenuante. Pero siento que fue fructífera. Ya ha pasado una semana desde que el señor Nikolai Bogdanov me pidió ser una especie de espía y apenas anoche obtuve algo que podría serle útil. Supongo que fue entretenido saber que estoy haciendo un buen trabajo y no me refiero a uno en el que me pagan por bailar y menear el culo frente a un grupo de hombres. – Hola, Dahlia – dejo tirado mi bolso a un lado y asiento hacia la adolescente. – Hola Millicent, gracias por cuidar a mi hijo – como hoy es sábado, no me extraña que mi bebé no haya sido el primero en recibirme. – No es nada, él es un amor – por supuesto que lo es. Mi hijo es el niño más tierno y amoroso del mundo. Un pedacito de cielo en este mundo de mierda. – Claro que lo es – le doy una media sonrisa y no digo nada más. – Bueno, me iré yendo, que pasen un buen día – me despido con la mano y apenas estoy sola, corro a tomar una ducha. Sí, por ser fin de semana mi hijo no salió a recibirme, pero eso no significa que no despertará en cualquier momento, así que tengo que aprovechar hasta el mínimo segundo. Primero lo primero, tomo un baño rápido. Saliendo apenas y me visto antes de empezar a recoger la casa, monto el desayuno, y cuando creí que podría tomarme mi tiempo peinándome o dedicándomelo a mí de alguna manera, escucho como el motivo por el que sigo viva, aparece. – ¡Mami! – me doy media vuelta y lo atajo justo cuando se lanza hacia mis brazos. Lo lleno de besos – ¿Cuano llegaste? – Hace un momento mi vida ¿dormiste bien? – asiente y comienza a contarme sobre un sueño que a duras penas entiendo, pero aun así me muestro lo más sorprendida que puedo. No entender lo que me dice no me hace mala madre, de hecho, considero que es normal, y quien diga lo contrario, es porque su hijo puede hablar perfectamente. Ese no es mi caso. – ¿Y volaste? – ¿qué mierda de sueño es ese? – ¡Shi! Y tenía un rayo láser – entiendo. – Todo un súper héroe, te amo, ahora, la comida – lo siento en su sillita y le doy la comida con cuidado mientras yo también como lo mío. Cuando terminamos, lo baño y lo alisto para la tarde de parque que le prometí, pero antes, vamos por su primer corte de cabello. En un inicio estaba algo llorón e intenso, hasta que le recordé su problema de lentitud para correr y se hizo el fuerte. Quedó guapísimo, es el niño más atractivo de esta porquería de planeta. Espero que quede obvio que lo único que me gusta en el mundo, es mi hijo. Luego del corte, y como fue un buen niño, le compré un helado y fuimos a un pequeño parque, en donde mi hijo gastó todas sus energías en los columpios, sube y bajas y toboganes. También acabó con la mía. – Bien, mi amor, a comer, luego un pequeño baño, y de último, una siesta – necesito esa siesta más que él, pero yo no podré dormir si mi hijo no lo hace también. – Mami, pero, juegar más – hace un puchero que casi, casi me convence, pero no, ya basta, esta noche tengo que ir a trabajar otra vez, y si no quiero caer desde lo más alto del tubo, necesito descansar al menos un par de horas. – No, pequeña criatura, a comer, al baño, y luego a dormir – le dejo ir un pequeño golpecito en la frente que lo hace reír y voy a hacer un rápido almuerzo mientras lo vigilo desde mi lugar. Él empieza a reír mientras juega con sus muñecos, y sabrá el cielo que está pasando por su cabecita, pero mientras que lo haga reír, por mí, bien. Le doy su comida y luego de un momento, lo baño. Por un momento me siento enormemente agotada porque mi hijo parece lleno de energía mientras chapotea todo, habla sin parar y juega con sus muñecos de baño, pero siento que veo el cielo cuando después de vestirlo, lo noto cabecear. No pasa mucho antes que quede dormido, y aprovecho el momento para acostarme a su lado, abrazarlo, y finalmente, descansar. Mi trabajo es una mierda, solo me agrada la parte en la que bailo, pero de resto, no es algo que me agrade, aunque pensándolo bien, no estoy segura que haya un trabajo que pueda disfrutar hacer. Sin embargo, tengo un hijo que cuidar. Es curioso la manera en la que pasan las cosas. Si no hubiese sido por mi embarazo, estoy segura que yo habría seguido con la vida que he estado llevando todo este tiempo. Buscando un hombre que me dé un techo y me suministre de lo que necesitaba para vivir. Es decir, mis dulces. Tampoco estaría frustrada pensando en pagar cuentas, ni en un trabajo que odio, rodeada de personas que solo me caen mal. Pero, también seria infeliz y pensando en cuando será el día en la que finalmente pueda morir. No pienso en mí como un mártir, no lo era en lo absoluto, solo fui una mocosa que cometió tantos errores en su vida que la única solución que veía para ellos era la muerte. Resulta que al final, la respuesta a todo era un embarazo y huir al otro lado del país. Ahora aquí estoy, frustrada, pagando cuentas y teniendo un trabajo de mierda, pero también tengo un pedacito de cielo entre mis brazos que me da más vida que el aire que estoy respirando. Con ese último pensamiento rondando por mi cabeza, me duermo, escondiendo la cara en la espalda de mi bebé y llenándome de todo su aroma de niño pequeño, que, si me preguntan, es el mejor olor que hay en este mundo. ----------------------------------------------------------------------------- – Mami, quédate – rompe mi corazón verlo de esta manera, pero al mismo tiempo quiero tomarle una foto y grabarlo un poco mientras llora pidiendo que me quede con él. No sé si haya algo mal en mí o no, pero mi bebé es tan jodidamente hermoso incluso cuando está siendo tan llorón y mimado que quiero tomarlo entre mis brazos y llenarlo de besos. No, de hecho, no me quedaré con las ganas. Me agacho hasta quedar más cercana a su tamaño y sí, lo abrazo y lleno de besos. Es el niñito más guapo del universo. – Vendré antes que te despiertes, amor mío, anda, ve a jugar con Milly, ella vino muy ilusionada con ver un episodio de Samurai contigo – y con eso, logro que deje de llorar. – ¿Sí? – voltea a verla, y como es claro, ella asiente sin dejar de sonreír. Es una buena chica, por supuesto que lo es. Nunca dejaría que una perra cuidara lo único que quiero en este cochino mundo. – Si, Lyon, quiero ver ese que me comentaste en donde Samurai se lanzaba de un tren – ¿qué mierda les enseña esos programas a los niños de hoy en día? – ¡Shi! – finalmente, mi hijo se olvida de mí, y ahora se engancha a la niñera. – Se portan bien, ya sabes, su merienda, frutas, no más dulces, tu si tienes bandera verde, puedes enloquecerte y hacerte un batido de chocolate o yo que se – despeino a mi hijo y me despido a la distancia de Millicent. No tardo mucho en llegar al club, y apenas lo hago, repito lo mismo de todos los días. Ignoro a las demás mientras me cambio la ropa, comienzo a maquillarme, y me pongo mi peluca habitual. Hoy parecen más molestas de lo normal. – Cher – volteo hacia Giselle, que me da una mala mirada antes de sentarse a mi lado. – ¿Qué? – retoco los últimos detalles en mi rostro y aseguro que no haya manera en la que se me caiga esto de la cabeza. – Necesito que me digas que pasó con Nikolai, Sandra no ha querido decirme nada… – esa es otra cosa que ha sido constante desde la última visita del señor Bogdanov. Giselle convirtiéndose un grano en el culo. – Y yo necesito ganar la lotería, pero la vida es una mierda – una vez siento que estoy lista, me pongo de pie y voy por la asistente de Sandra para decirle que estoy disponible para trabajar. – Por favor, tienes que decirme… – ¿para qué mierda? – Solo disfruta que no te botaron y déjame en paz. – ¿Me quería botar? ¿dijo eso? ¿Qué quería botarme? Yo… yo necesito explicarle que yo solo… – me detengo a mitad de camino para voltear a encararla. Si antes creía que era fastidiosa, ahora esto simplemente se salió de control. – ¿Quieres saberlo? Pues cuando venga, pregúntale, pero déjame en paz – ¿ahora tengo cara de secretaria del señor Bogdanov o qué mierda? – Pero es que habló contigo ese día, los vi, hablaron mucho, y yo solo necesito que me hagas ese favor – niego. En esta vida solo se puede contar consigo mismo, es algo que aprendí hace mucho y que mantengo como una de mis más grandes reglas. A mí la única cara de perrito mojado que me hace hacer cualquier cosa, es la de mi hijo, los demás, a la mierda. – No, ve por ti misma – parece que mis palabras le afectaron, y no sé qué mierda está pasando ahora para que me vea así, y me da algo de lastima, solo por eso, le dejo un consejo gratis – En esta vida nadie te hará favores de gratis, así que te aconsejo dejar de pedirlos, sino, quien sabe cómo podrías acabar – y sigo mi camino, o eso es lo que esperaba, antes que apareciera Sandra. – Reunión, ahora – rápidamente, las demás bailarinas nos rodean, y yo me concentro en la morena bajita a sus espaldas, parece insegura – Ella es Luna, estará una semana de prueba, así que sean buenas. – Un placer conocerlas – esa voz la he escuchado yo. – Me llamo Cher– me acerco un par de pasos a ella y extiendo la mano esperando que la estreche. – Pues, yo Luna – suelta una risa nerviosa y mira únicamente al piso. Díganme bruja, paranoica, o lo que sea, pero esta me suena a que tiene cara de “Moira” Digo, no me gustan las teorías conspirativas, me dan flojera y me parece de lo más rebuscado y fastidioso que hay. Pero el jefe ha puesto trabajo y si voy a hacer algo, me gusta hacerlo bien, además que tengo una memoria de puta madre. – Un placer conocerte, Luna – no, no lo es. Que mierda de trabajo, en serio.
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