Victoria se despidió de la pareja Valentino y de su abuelo, no sin que antes este le recordara que debida prepararse para el día siguiente porque se iban a presentar a los tribunales, iban a imponer una orden de alejamiento para que Peter no se les volviera a acercar ya que el acoso iba escalando demasiado y si podían prevenir una desgracia lo iban a hacer; en el auto Victoria se fue atrás acostada en el asiento mientras su prometido iba manejando al lado de su padre, por más que Michael le pidió que se fuera adelante, ella no quiso y es que todavía iba nerviosa por todo el evento de la pelea, al llegar a casa de sus suegros bajo, pero no entro a la casa ya que se fue directamente hacia el patio de atrás porque necesitaba estar a solas y pensar en que tendría que repetir un nuevo juicio en contra de Peter ahora.
– Victoria... – Sara salió con una manta en brazos – Tom me conto lo que paso ¿Cómo te sientes? – la cubrió antes de sentarse con ella.
– Me siento terrible, lastimaron a Matt por mi culpa y eso me hace sentirme culpable. – susurro encogiendo los pies.
– No tendrías porque, es tu mejor amigo y los mejores amigos se protegen entre sí sin importar las circunstancias, Matt solo quiso protegerte y lo hizo con gusto. – le tomo una mano.
– Debí ser yo quien me defendiera sola y terminé quedándome paralizada mientras ese idiota hablaba. – se quedó así porque estaba embarazada.
– A veces las circunstancias ameritan el callar en lugar de luchar, Tom quizás no hubiera sido tan bondadoso como Matt, le hubiera roto un brazo o le hubiera sacado un diente, no justifico la violencia, pero cuando se tiene que defender a la familia se hace lo que sea y eso tuve que aprenderlo de mala manera. – apretó la mano de su nuera mientras le acariciaba la mejilla.
– Yo también aprendí que cuando la familia está en peligro se hace lo que sea para protegerla. – se vio la palma de la mano donde tenía la cicatriz del incidente con Gia.
– Creo que para Matt lo que más le importaba es que tu estuvieras bien. – Sara vio la mano de ella.
– En eso tienes razón, lo hizo para protegerme de Peter. – se tocó el vientre.
– Nena, te traje un té y Elena te manda unos macarrones dulces para que se te pase el mal rato. – Tom había salido.
– Gracias. – tomo el platito donde iba la taza.
– Bueno mis niños yo los dejo, cuando entren cierra la puerta por favor. – Sara se levantó.
– Claro mamá. – Tom le dio un beso en la mejilla.
– Buenas noches. – Victoria sonrió despidiéndose de ella.
– ¿Cómo estás? – Tom se sentó a su lado.
– Creo que tengo que decir que estoy bien. – soplo el té para enfriarlo un poco.
– No, creo que lo que tienes que decir es la verdad de cómo te sientes... – levanto las piernas de Victoria y se acercó más a ella – ¿Hace cuánto no te digo lo mucho que te amo? – pregunto viéndola sonreír.
– Creo que como desde hace tres horas. – dio otro sorbo al té.
– ¡Dios, siento que han sido años los que han pasado desde la última vez que te dije lo mucho que te amo, te adoro y que eres la mujer con la que quiero compartir mi vida entera! – le acaricio la mejilla.
– Si algún día llego a tener un hijo quiero que se llame William. – tuvo ganas de decírselo en ese mismo momento.
– Yo quería que se llamara Víctor o si era una niña, Agatha. – la vio arrugar la nariz, sabía que ese nombre no le gustaba mucho.
– Hagamos un trato, yo nombro al varón como a mí se me dé la gana y tu nombras a la nena como más te guste. – le tomo la mano y le dio un beso en el dorso.
– ¿Qué va a pasar si tenemos tres hijos? – Tom alzo una ceja.
– Al tercero le escogemos el nombre entre los dos. – ambos rieron con la idea.
– Me parece perfecto, pero si te soy honesto yo quisiera tener cuatro hijos. – con esa confesión Victoria se atraganto con el té.
– No me presiones, apenas se si te podre dar un hijo y tú quieres cuatro. – se puso un poco incomoda por la idea.
– No es presión para que tú los tengas todos, podríamos adoptar, con la solvencia económica que ambos tenemos y la reputación nos sería bastante fácil hacerlo. – eso era algo en lo que Tom había estado pensando desde que Victoria le dijo que muy difícilmente iba a poder darle un hijo.
– Podríamos concentrarnos en nuestra boda primero y después hablar eso de adoptar. – bajo la cabeza pensando.
– Claro preciosa, primero la boda y durante la luna de miel podemos practicar panadería. – se inclinó hacia ella para darle un beso en los labios.
– ¿Panadería? – Victoria no le entendió.
– Si, vamos a hacer un bizcochito que vas a hornear en tu pancita durante nueve meses. – le toco el abdomen.
– Al menos la leche y los huevos ya los tenemos para comenzar a hacer el pan. – se mordió el labio inferior con una sonrisa burlona.
– Que elegancia para arruinar un momento lindo... – Tom puso los ojos en blanco al escucharla dar una carcajada – Por momentos te pasas. – negó con la cabeza.
– Si, yo sé que a veces soy una corriente para hablar, pero a pesar de todo me amas y estas loquito por mí. – dejo la taza sobre la mesita para sentarse a horcajadas en las piernas de Tom.
– Eso no lo puedo discutir. – le tomo de las caderas.
– ¿Sera malo hacer algo aquí? – enderezo un poco la espalda dejando el rostro del hombre cerca de su pecho.
– ¿Qué tanto amor le tienes a tu braga? – coló las manos bajo la falda.
– Tú me la compraste... – sonrió al escuchar la tela rasgarse – Es la quinta braga que me rompes en la semana, deberías comenzar a ser más paciente y bajarlas. – no le importaba si las rompía o se las bajaba, pero le gustaba molestarlo.
– O quizás tu deberías dejar de usarlas cuando estemos en casa, sería más fácil acorralarte en cualquier esquina y hacerte mía. – libero su hombría y la movió para penetrarla.
– Eres un calenturiento sin remedio. – jadeo moviendo las caderas de adelante hacia atrás.
– Lo dice la mujer que lo empezó todo. – susurro ayudándola a ir lento sobre su m*****o.
– Chicos... – Elena salió cortando de golpe todo lo que estaban haciendo – ¿No se van a ir a acostar todavía? mamá y papá ya subieron a su cuarto. – los vio un poco nerviosos.
– Nos vamos a quedar un rato más aquí afuera, necesito un poco más de aire. – respondió Victoria esperando que no viera donde tenía las manos Tom.
– ¿Qué estaban haciendo? – alzo una ceja al ver a su hermano un poco agitado.
– Estaba besando a mi futura esposa ¿Qué no puedo hacerlo? – Tom vio a su hermana.
– Si aja, besándola con tus manotas bajo su falda... – se dio la vuelta sonriendo – Deberías esperarte hasta la boda. – corrió hacia la puerta porque su hermano le lanzo un cojín.
– ¡Vete a dormir! – le reclamo un poco molesto.
– Cochinos, pervertidos, lujuriosos. – dijo con la cabeza asomada en la puerta.
– ¡Elena! – Tom se enojó mucho más y la escucho irse riendo.
– Ocúpate de mí y después la estrangulas o le haces lo que quieras. – Victoria movió las caderas nuevamente.
– Subamos al cuarto, esta bruja va a volver a salir solo por jodernos el momento para su diversión. – quiso levantarse.
– Terminemos entonces antes de que venga de nuevo y nos joda el momento. – comenzó a dar pequeños saltitos para animarlo.
– Como me encanta que tomes el mando. – jadeo cuando ella le agarro el cabello con fuerza.
Victoria hizo todos los movimientos que a Tom lo volvían loco para conseguir llevarlo al orgasmo, por suerte lograron terminar antes de que Elena volviera a salir con las intenciones de molestarlos, pero fue ella quien se llevó la sorpresa porque Victoria estaba de pie terminando los macarrones dulces que Tom le había llevado con la taza de té.
– Yo me llevo los platos. – dijo Elena sonriendo.
– Eres tremenda descarada. – Victoria la vio a los ojos.
– Me encanta fastidiar y lo sabes. – se movió de un lado a otro de forma juguetona.
– Ayer me estabas jodiendo con que querías un sobrino y mientras tratamos de hacerlo tu estas jodiendo, quien te puede entender loca maniática. – Tom la empujo con la cadera.
– Yo creí que la estabas manoseando, no me imagine que estaban haciendo a mi sobrino. – Elena se sonrojo.
– Vamos a dormirnos ya, estas cosas se están saliendo de madres. – tomo los hombros de Tom para llevarlo adentro.
– Buenas noches cuñada. – Elena solo se rio mientras veía a Victoria.
Esa mirada le dijo a todo a la morena, Elena sospechaba cosas y no podía culparla porque fue ella quien la acompaño en los momentos de malestares mañaneros con las náuseas, los padres de Tom les habían preparado una habitación especial para ambos en su casa y estaban felices de tenerlos con ellos en los tiempos de navidad. Victoria se comenzó a sentir asfixiada, con los cambios hormonales llegaban los cambios de temperatura en su cuerpo y termino levantándose a media noche para sacarse toda la ropa, de paso saco las sábanas porque no quería que nada cubriera su cuerpo, el pobre Tom se despertó unos diez minutos más tarde para juntar la sábana porque él tenía un poco de frio y pensó que su prometida también podría tener frio, pero al cubrirla ella se revolcó para quitársela porque no quería nada sobre su cuerpo; se rio y prefirió no molestarla porque no la quería de mal humor la mañana, se envolvió solo él, pero unas dos horas después sintió como Victoria lo estaba jaloneando para que le compartiera un poco de cobijo.
Por la mañana ambos se arreglaron usando las pocas prendas que tenían en la casa y es que debían presentarse en los juzgados, Michael los acompaño y Osiris ya los estaba esperando, Victoria iba un poco nerviosa por saber si iban a conseguir obtener que encerraran a Peter o si el juez lo iba a dejar libre y sin concederles la orden de alejamiento.
– ¿Por qué estas pálida? – pregunto Osiris viendo a su nieta.
– Estoy nerviosa, la verdad que ya me estoy arrepintiendo de haber venido. – tomo la mano de Tom.
– Nosotros podemos encargarnos de todo, si quieres van a comer algo mientras nos esperan. – comento Michael.
– De los cobardes no se ha escrito nada, quiero ver cómo le ordenan a ese animal mantenerse lejos de mi familia. – respiro profundo tratando de darse valor.
– Como que te has vuelto muy gallina, antes eras un gallito de pelea y ahora has cambiado mucho. – Osiris entrecerró los ojos mientras la veía con recelo.
– Tengo mis motivos para haberme vuelto una miedosa. – hizo una mueca con su boca.
Osiris no siguió preguntando porque Al y Matt se presentaron también a los juzgados, Victoria a brazo al castaño y le pidió disculpas por lo que había pasado, Matt se rio de ella y le lleno la cara de besos juguetones diciéndole que eso era una tontería por la que no tenía que disculparse. Al entrar Victoria se quiso quedar en las ultimas bancas del salón porque no quería que Peter la viera, pero cuando los guardias entraron con él, Peter puso sus ojos directo en ella y una sonrisa cínica se extendió en sus labios, paso la lengua por el labio inferior mientras le hacía un gesto obsceno.
– ¡Hijo de puta! – gruño Tom que se dio cuenta de lo que hizo.
– No me aprietes tanto la manito. – se quejó tratando de soltarse.
– Perdóname mi amor. – llevo la mano de ella a sus labios para darle un beso.
– Victoria ¿Tienes un dulce? – pregunto Matt que estaba sentado con Al adelante de ellos.
– Creo que sí, uno de menta. – rebusco en su pequeña cartera.
– Oye y como está su bebé. – Tom se inclinó hacia ellos.
– Creciendo cada vez más, hace poco la acompañamos al hospital para hacerse el ultrasonido y descubrimos que va a ser un varoncito. – dijo Al antes de recibir un codazo por parte de Matt.
– ¡Iba a ser una sorpresa, tonto! – le reclamo con molestia haciendo que la pareja se atrás se riera.
– Perdón, solo quería que su madre biológica supiera que va a ser un niño. – se encogió de hombros.
Victoria sabía que el hijo de Matt y Al tenía una parte de ella porque eran sus óvulos los que usaron, pero no era algo que iba a poder decir que era su hijo ya que cedió todos los derechos a la pareja por eso se moría de envidia y babeaba con la idea de llevar en su vientre a su propio bebito que fuera enteramente suyo con el hombre que amaba, lo bueno de todo es que ya lo llevaba y estaba feliz por eso.
– No te enojes tanto, me alegro mucho que vayan a tener un niño ¿Ya saben cómo lo van a llamar? – tomo el brazo de Matt.
– Víctor Alberto Valentino. – respondió Matt con una gran sonrisa orgulloso.
– No quiero que se llame Alberto, me gusta más el nombre Misael. – ambos coincidían en el primer nombre.
– Se escucha mejor Misael Alberto. – comento Victoria.
– El primer nombre no está a discusión y sabes que es en honor a ti porque eres su madre, el segundo ya es cuestión de nosotros. – Al se puso serio.
– Yo seré la tía Victoria y este guapo hombre a mi lado será el tío Tom. – lo tomo del brazo.
– Yo le estaba diciendo a Matt que tuvieras un poco más de intervención cuando el bebé naciera. – se dio un poco la vuelta para verla.
– La verdad yo preferiría que no, sería muy doloroso para mí porque no voy a estar constantemente con él, ustedes son los padres y yo solo soy la donante, la tía millonaria que lo va a malcriar durante sus cumpleaños. – cruzo una pierna sobre la otra.
– Creí que te iba a gustar la idea. – Matt la vio un tanto confundido.
– Matt, sabes que no podría. – el hombre se olvidó de las circunstancias que Victoria tenía en esos momentos.
– Uy. – abrió los ojos con sorpresa recordando.
– ¿Qué se están guardando ustedes dos? – Tom vio a su prometida con sorpresa.
– Silencio que el juez acaba de entrar. – susurro Victoria aliviada.
El abogado que Peter había contratado era un viejo con cara de pocos amigos, pero bastante terco y estaba empeñado en culpar a Matt por todo el evento ocurrido, Victoria se quería morir de risa cuando fue el momento de que Michael se pusiera en pie y comenzara a hablar, derrumbando completamente los argumentos del abogado de Peter, cuando Osiris se levantó ya era inminente que ese hombre iba a perder todo; Osiris era una bestia y no solo para los negocios, barrio el piso con el abogado de Peter y hasta le causo un poco de lastima a Victoria al ver que el hombre se había quedado sin argumentos. El juez le dio un año de prisión por egresión agravada y acoso, concedió una orden de alejamiento que se extendió para Alberto Valentino, Matt Ortega, la familia Conrad completa y en especial para Victoria que era la más agredida, también concedió daños y perjuicios a Matt en una suma de diez mil dólares por las agresiones de la noche anterior.
Después de escuchar la sentencia Peter se volvió loco de cólera y comenzó a gritar, a maldecir a Victoria y los guardias tuvieron que someterlo, el juez se enojó por la actitud que tomo y lo sentencio a tomar clases de control de ira más seis meses más de cárcel por amenazas, ella solo pudo abrazar a Tom feliz pensando en que por fin se habría librado de Peter.