Estar a dieta tenía consecuencias, cuando le daba hambre podía comer hasta llenar espacios en su estómago que no debían estar ahí. Lamus la miró con los ojos muy abiertos, conocía a los Anira y ella distaba mucho de esa imagen. Lucia tomó el vaso de agua y lo bebió de prisa – ah, necesitaba eso, muchas gracias – sonrió en dirección a Lamus – ¿cuál dijiste que era tu nombre? Lamus dio un largo paso atrás – Richard, toda tuya – entregó el problema al Marqués Quiral. – No tienen que asustarse, soy muy inofensiva – sonrió. El Marqués Quiral resopló – su majestad está muy ocupado, la recibirá más tarde. – Esperaré y muchas gracias por atenderme, han sido muy amables, jamás lo olvidaré. Tras quedarse sola en la habitación caminó hacia la ventana, el Marqués Quiral le dejó ropa nueva y le