Prologo

438 Words
Prologo Cuando me gradué de psicóloga no me imaginé que fuera para trabajar con reclusos en una cárcel a las afueras de la ciudad donde ni un alma pasaba. Pero aquí estaba, en mi primera semana siendo psicóloga de los presos más peligrosos del país, asesinos, mafiosos y simplemente personas que no tuvieron empatía o buena crianza para saber que lo malo era algo prohibido. Algo que odiaba más que alguien que rompiera la ley, era un hombre que pensara que hacer las cosas malas era bueno. Entré a mi oficina dándole los buenos días al vigilante, tomé de mi café humeante y serví unas galletas de avena en un plato blanco perfectamente limpio, limpié un poco con un pañuelo desechable y me apliqué un poco de desinfectante en mis manos justo cuando tocaron la puerta. Diría mi madre que era una maniática de la limpieza y la perfección, en realidad así era. Era hora de ver al primer hombre de hoy, cada día era uno diferente, hombres que estaban aislados de los demás por ser los más peligrosos. Estos eran mis preferidos para entrar en sus mentes. Hoy me tocaba un hombre con un historial bastante largo, se llamaba Moisés Fonsi, o mejor conocido como “Maldad”; Así se hacia llamar, así lo llamaban y así lo temían, uno de los mafiosos más buscados del país, había matado a dos hombres estando aquí en la cárcel y había logrado salir casi 4 veces, o al menos así había leído en su historial, una mini foto de él me mostraba un hombre demacrado con muchas heridas en la cara y poco agraciado, así que estaba preparada para tratar con él. —Pase —dije entrelazando mis manos. Los policías abrieron la puerta y ese momento lo recordaré siempre, cuando sentí que aguanté la respiración sintiendo una extraña energía que jamás habia sentido antes. Este hombre no estaba demacrado ni con sangre en la cara como en la foto que vi, el hombre frente a mí tenía los brazos cubiertos de tatuajes de distintos colores, su piel era muy blanca y pálida probablemente por estar tanto tiempo encerrado, sus ojos de un profundo verde azulado bajo unas espesas pestañas oscuras. Joder… Uhm, definitivamente no hubiera esperado que fuera tan… Ardiente. Ni mucho menos hubiera esperado que me sintiera de repente intimidada por alguien. De subito el hombre alzó el rostro y sus ojos azules verdosos se clavaron en los en los míos casi causándome una especie de paro cariaco. Desde ese momento, sabía que Maldad daría un giro a mi vida de 180 grados y todo cambiaría.
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