Me acerco de la manera más sensual a su mesa y al llegar a dos pasos de él, sus amigos me miran sonriente. Esta con cuatros tíos más... veremos cómo sale todo esto. Pienso.
-Hola Pablo. Digo de la manera más sensual posible.
El voltea a mirarme y cuando sus ojos se encuentran con los míos, una media sonrisa se escapa de sus labios. ¡Bien, está funcionando! Celebro internamente. –Hola. Dice solamente y luego continúa mirando el resto de mi cuerpo. -¿Vienes por una foto? Pregunta de manera amable y me hace reír.
-En realidad vengo por algo más que una foto. Le digo provocativamente y doy otro paso hacia el. Coloco mi mano sobre su hombro y él me mira sorprendido. –Baila conmigo. Le pido prácticamente al oído mientras me intoxico con el exquisito aroma de su perfume, el cual reconozco enseguida; Cool Water.
Noto como todos sus amigos se sonríen ante mi atrevimiento y luego lo alientan a que acepte mi propuesta. Imitando mis movimientos, esta vez es el quien se acerca a mi oído –No veo por qué no debería bailar contigo esta noche. Me dice haciéndome sonreír.
Creo que voy a tener muy buenos comentarios de él para mis amigas. Pienso y tomo su mano para prácticamente arrastrarlo al área del bar donde todos bailan. La música se presta para que el me sujete de la cintura y yo coloque mis manos sobre su hombro y la otra sujetando su mano. Vamos moviéndonos al ritmo de la música y sé que le gusto porque la manera que me mira invita a que mi vestido desaparezca. Quizás esto se mas fácil de lo que creía.
-¿Cómo te llamas? Me pregunta finalmente.
Si bien podría responderle sin acercarme, decido hacer todo lo contrario. –Alexia. Le respondo al oído haciendo que cada letra que pronuncio de mi nombre sea una invitación para que me bese.
-Me gusta. ¿Griego? Pregunta sorprendiéndome.
-Sí, pero supongo que no hablaremos de mi nombre esta noche, ¿no? Le pregunto sonriente.
-¿Y de que quieres que hablemos? Me pregunta mientras pega mi cuerpo más al suyo. -¿acaso de esos ojazos verdes que tienes? Pregunta con una media sonrisa.
-Si me preguntas a mí, preferiría no hablar esta noche. Digo sin apartar mis ojos de los suyos.
El me mira sorprendido, pero luego sonríe. –Vaya, una chica directa. Me gusta... Supongo que a ti no hay manera de decirte que no, ¿no?
-Me gustaría que no. Le digo pícaramente. -¿Qué dices, vienes conmigo a mi casa? Le propongo de la manera más directa.
-Si me lo pides así, voy hasta la luna contigo. Dice recorriendo mi cuerpo con sus ojos.
-Vamos. Déjame y busco mi bolso y nos vamos. Digo tomándolo de la mano.
Sin darle tiempo a pensar voy hasta la mesa donde están mis amigas, y recojo mi bolso sin cruzar más que una simple mirada cómplice con ellas y tomo mi bolso. Camino por el bar de manera provocativa sabiendo que él me está mirando desde atrás y salimos del lugar.
-¿Conduces? Es que le deje el auto a mi amiga. Le pido.
-Claro. Dice y hace que lo siga hasta su auto. Amablemente el abre la puerta del mismo para que entre y luego el sube al lado del conductor. -¿Te han dicho alguna vez que eres completamente irresistible? Me pregunta con una media sonrisa mientras le voy indicando por dónde ir.
-No me preguntes por lo que me han dicho otros. Concéntrate en nosotros dos nada más. Le digo y coloco mi mano sobre su pierna tomándolo por sorpresa.
El silencio reina en este auto, hasta que finalmente llegamos al edificio. Al entrar las miradas de seducción y sonrisas llenas de complicidad se hacen presentes hasta que al llegar al piso número 7, abro la puerta de mi piso y le hago entrar.
Cierro la puerta, dejo el bolso a un costado, y me quedo un minuto mirándolo de los pies a la cabeza; el tío este está demasiado bueno. Pienso y antes que él diga o haga nada camino hacia el, cuelo mis brazos por encima de sus hombros y lo comienzo a besar de la manera más apasionada que existe. Su lengua con la mía, sus dedos enredándose en mi largo cabello, y la manera que me toca con su otra mano, son una mezcla explosiva.
Definitivamente esta será una gran noche. Pienso. Voy bajando mis manos por su muy bien trabajada espalda y de a poco voy levantando su camisa, que, a pesar de tener botones, decido quitar como si no los tuviera. Sus manos están en mis pechos y me está volviendo loca. Los abandona por un instante para ir a mi espalda y comenzar a bajar la cremallera del vestido. Mientras él hace eso, yo voy desabrochando su cinturón y su pantalón. Cuando finalmente nuestras prendas desaparecen y solo queda nuestra ropa interior, le hago caminar hasta mi habitación.
-Eres un monumento de mujer. Comenta cuanto me siento sobre la cama sonriéndole de manera sensual.
-Tú también eres muy guapo. Le digo y lo tomo de las manos para que se acerque a mí.
Vuelve a besarme mientras nos vamos acomodando sobre la cama y es así como la poca ropa que quedaba desaparece. Tengo al mismísimo Pablo Alborán en mi cama, y no puedo dejar de admirar lo que es este hombre... Gracias chicas por haberlo escogido, pienso mientras que sus manos van recorriéndome completamente. Ya cuando recorrió cada centímetro en mí, me besa y mientras lo hace entra en mí para de esta manera hacerme delirar. Es increíblemente bueno...