Aclaraciones En Bogotá

884 Words
Dos días después La bienvenida en Bogotá ha sido increíble. En cambio la manera que ambos nos estamos llevando a dado dos pasos hacia atrás. Después de lo ocurrido en la furgoneta aquel día ambos hemos mantenido nuestra distancia; sobre todo él. No sé qué le pasa, pero lo único que puedo pensar es que tiene miedo de flaquear, de serle infiel a su prometida... por mi parte se que no lo dejare acercarse a mí. No quiero ser su diversión, eso es lo que seria. El ama demasiado a Natalia, me doy cuenta de cómo le habla, de cómo la extraña... Y a pesar de todo lo que está sucediendo, no seré yo quien le complique la vida más de lo que ya lo he hecho. Hoy estoy entrando en la quinta semana de embarazo; y lo único que he notado además de nauseas, es que tengo que ir al baño con mucha mas frecuencia; cosa que me está molestando bastante. Miro la información de lo que me espera en esta quinta semana en la aplicación que he descargado en el móvil, y sonrió como una tonta. ¿Quién me viera a mí en este plan? Justo yo que decía que sería madre después de los treinta... bueno, se ha adelantado unos tres años. Termino de maquillarme y salgo para colocarme el vestido color turquesa que deje sobre la cama. Me miro en el espejo antes de colocarme el vestido, y me doy cuenta que no podre ocultar mi embarazo mucho tiempo más. Según he leído, puede que la panza comience a notarse entre la semana 11 en adelante, pero también puede ser antes o mucho después; en otras palabras, es toda una adivinanza... ¿Qué voy a hacer cuando eso suceda? Renunciar no es una opción, y mucho menos ahora. Necesito asegurarle un futuro a mi hijo y si renuncio no podre contar con ninguna recomendación para trabajar con ningún otro artista. Sacudo los pensamientos de mi cabeza y me termino de vestir. No puedo pensar en esto ahora, no tengo tiempo para ello. Estoy intentado subir la cremallera en la espalda de mi vestido cuando golpean la puerta. Voy hacia ella y abro. –Hola.- Le digo y doy a entender que entre. -¿Problemas?-Pregunta con una tonta sonrisa al verme luchar con la cremallera. -Olvide el hilo.- Le explico y me mira confundido. -¿Qué cosa?- -Es que siempre paso un hilo en la punta del cierre para después subirlo así.- Le explico y su cara cambia completamente. -Interesante.- Dice entre risas mientras asiente y se acerca a mí. -¿Qué haces?- Le pregunto dando dos pasos hacia atrás. -No te voy a esperar toda la mañana a que luches con la cremallera. Date la vuelta.- Me pide y hago lo que me pide. Aparto mi cabello a un lado y siento como su sola cercanía me pone nerviosa. No me gusta esto. No me gusta sentir estas cosas por el... Sus dedos un poco más fríos que la temperatura de mi cuerpo rozan mi piel causando que mi respiración se agite. No sé si lo está haciendo a propósito o qué, pero la manera que sube la cremallera es más lenta de lo necesario. -No lo tomes de la manera equivocada, pero el lunar que tienes en la espalda me encanta.- Comenta y debo voltear para mirarlo. -Sube la maldita cremallera de una vez.- Le pido seria y él me lanza una risa de esas que da para seducir a medio planeta. -¡Como mande capitán!- Dice en burla y yo quiero matarlo. Una vez que el termina de subir la cremallera, me doy la vuela para quedar frente a frente con él. -¿Se puede saber de qué va todo esto?- Le pregunto, pero es más una exigencia que una pregunta. -¿Qué cosa?- Pregunta haciéndose el desentendido. -Este estúpido juego de seducción que estás jugando conmigo. ¿Qué buscas? ¿Quieres vengarte de lo que ocurrió en Málaga o qué?- No doy más, necesitaba preguntarle a que está jugando. -Alexia... yo... es que... - Tartamudea y entiendo claramente de que va todo esto. -Ya veo. Quieres saber si te puedes tirar a tu publicista, pero déjame decirte que no Pablo. Yo entiendo todo, pero ya... esto es demasiado. Tú te vas a casar y yo soy eso, tu publicista. Dejemos este tonto juego que no nos llevara a ninguna parte. No voy a ser tu juguete. Aquella chica irresponsable que te encontraste en el bar aquella noche; quedo ahí. En otro momento hubiese caído en tu juego, pero ya no.- No sé cómo es que he hecho para decir todo esto casi sin respirar. Lo único que sé es que su cara cambia por completo. –Lo siento Alexia. Tienes razón, estoy comprometido y soy un completo imbécil por estar jugando este juego tan peligroso contigo. Sentencia y sin que pueda responder sale de la habitación haciendo que deba seguirlo para que vayamos a la furgoneta. -Pablo, somos dos personas adultas.- Le comento. -Lo sé, y por eso me siento como un imbécil. Prometo que a partir de ahora me comportare. Los dos sabemos que todo esto es consecuencia de esa maldita noche. –  Duele. Si que duele, pero lleva razón. -Haz de cuenta que fue otra persona la que te has encontrado aquella noche.- -Es lo mejor.- Dice mientras se sube a la furgoneta para comenzar otro día mas en esta promoción que se está volviendo más complicada de lo que parecía que lo seria. 
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