Me sentí como una niña, sí, una niña que había hecho algo bien y por ello iba a recibir una recompensa, su sonrisa. Empezamos a caminar rumbo a mi casa, la gente que comienza a despertar y salir para comenzar los quehaceres del día observan a Savile con interés y asombro, cuchichean y no hacen nada para ocultarlo, son unos mal educados, pero que se le podía hacer. En cierto punto Savile sonríe y suelta una pequeña risita, es tan dulce, supongo que ha notado lo mismo que yo, pero ha reaccionado muy diferente a mí, a ella le causa gracia. Al pasar por el templo, me doy cuenta de que hay varias mujeres, son las mismas que piden limosna a la entrada, pero es día de culto, por lo que no se les permite sentarse frente a las puertas hasta que la celebración termine. Cuando una de ellas nos ve s