Juliana Muñoz
A la mañana siguiente de la boda de mi padre me desperté temprano por que él y yo teníamos cosas de que hablar en especial de negocios. Para mi sorpresa Adam me notifico que siempre si se fueron de Luna de Miel, esa mujer lo manipulaba a su antojo.
Rendida, me senté en el comedor, desayunaría sola. Adam me sirvió café.
—¿Por qué no te sientas a desayunar conmigo? —lo invité.
—Señorita puedo acompañarla durante su desayuno desde aquí, no tengo que sentarme en el comedor, no es correcto —fruncí el ceño mientras tomaba de mi café.
—Lo dices por Demetrio, ¿no? —Adam era como un padre para él, por lo que sabía Demetrio solo tenia a su madre, su padre había fallecido algunos años atrás, nunca ha aprobado el amorío que nosotros tenemos, pero tampoco nunca nos ha echado de cabez
