Álvaro Duarte Regresábamos al muelle, Juliana se quedo dormida en el sillón del living del yate, con su cabeza reposada en mis piernas, ella había evitado un episodio de ansiedad hace rato tan sólo con su abrazo, era innegable el poder que ejercía sobre mí. Desembarcamos, Juliana aún estaba dormida por lo que la cargue y camine con ella en brazos hasta el coche que nos esperaba para llevarnos de regreso al hotel, se veía tan plácida durmiendo, era como un ángel para mí. Durante el trayecto de regreso, despertó. Ingresamos al ascensor tomados de la mano. —Me has dejado exhausta —dijo de manera juguetona colgándose de mi cuello, sonreí. —Y aún tengo fuerzas para continuar —me mofé con sorna. —Si te creo. Nos besamos. Entramos a la habitación enseguida Juliana se desvistió, hice lo mi