El Arte de Amar ©

Capitulo 54

—¡Bill! ¿Dónde carajos estás?—el ojiverde tomó rápido su pantalón y salió

—Ahora vuelvo nena, no te muevas—le guiño un ojo para después salir

El ojiverde se medió, abrochaba su pantalón caminando hacia la sala, arreglaba un poco su cabello que estaba alborotado, algunas gotas de sudor se habían manifestado en su frente, sentía sus mejillas arder, fue hasta la sala en donde su hermano se encontraría, al verlo con sus maletas, sentado en el sofá, se acercó a este y lo abrazo, aunque Liam hizo expresión de asco, pues pudo sentir que su hermano estaba muy sudoroso

—¿Por qué estás así? Hay que salir a divertirse hermano—este lo miro en fachas y podía notar el sudor en algunas partes de su cuerpo

—Tengo algo más importante hermano—sonrió Bill, en verdad que estaba con algo muy importante

—¿Qué es más importante que salir con tu hermano?—hizo mueca el menor, sentándose en el sofá

—Estoy con mi chica Liam, así que será mejor que te tardes—le guiño un ojo, sonrió algo coqueto y Liam comprendió

—Ah, ya veo, dale mis saludos a Dania—sonrió pícaro Liam, él ya conocía a la chica y se llevaban bien, ambos se llevaban de una manera estupenda

—Eso haré—lo miro marcharse, salió de la casa y Bill se dirigió a las escaleras

Al subir completamente al segundo piso, abrió la puerta y miro a su chica envuelta en sábanas, ¿se había dormido? ¿Cómo pudo dejarlo con las ganas? Eso era cruel, camino a pasos lentos hacía a ella tocándole sus pies, ella se movió y se río, todo fue una broma, la chica lo miro y no dejaba de reír, Bill igual, quitándole la sabana y mirando su perfecta desnudez, el contemplarla de esa manera, lo llevaba a otro nivel, aquella vez que grabaron juntos la miro desnuda, pero no pudo apreciarla como estaba haciendo ahora

—Eres perfectamente hermosa mi vida—dijo Bill acercándose a sus labios, devorándola como si no hubiera un mañana

—Y tú eres un encanto de hombre Bill—ella rodeó su cuello con sus brazos, atrayéndolo hacia ella, como si quisiera que sus cuerpos fueran uno solo

Los besos seguían, se dedicaban a darse caricias y besos por todo el cuerpo, Bill bajaba hasta su entrepierna, miraba la feminidad de su chica, Dania se sonrojaba, el ojiverde se acercó a su zona, sentir la lengua entre sus labios vaginales era la perfección, Bill parecía un gran experto haciéndolo, Dania se retorcía del placer, sus dedos jalaban del cabello de Bill, él abría más sus piernas, su lengua y dedos jugaban en su interior, podía saborear aquellos jugos de placer que ella empezaba a soltar, él la miro, pasando su lengua por sus labios, seduciéndola, incitándola a más

—Hazlo...... por favor—decía entre gemidos, era lo que justamente él deseaba oír, pero quería hacerla esperar más

—Aún no mi amor—decía complaciente

Seguía torturándola ahí abajo, sentía que se correría en cualquier momento, pero Bill siempre la detenía, aunque en una sola ocasión, ella se corrió, tuvo su primer orgasmo, sentía su cuerpo colapsarse, temblaba, perdía las fuerzas, Bill, solo se complació de verla y oírla. Bill sentía que su erección estaba al cien, tenía que hacerlo ya, pero antes necesitaba meter sus dedos dentro de ella, prepararla. No hubo necesidad de humedecer sus dedos, los fluidos de Dania ayudaban, Bill metía lentamente un dedo, metía y sacaba, con cuidado empujaba otro dedo más, ella relamía sus labios, lo miraba atenta, él empujaba y sacaba, ella gemía de placer

—Ya por favor...... Bill....—gemía Dania, apretó sus labios, cerro los ojos, él ya estaba listo

—Como tú digas mi amor—se subió a ella y la beso en los labios

Abrió sus piernas con cuidado, se colocó en medio de esta, tomó su m*****o, con su mano subía y bajaba en su gran erección, choreante, paso su mano a la boca, dejando un poco de saliva en la mano, dirigiéndolo a la punta y esparcirlo en todo el pene, Dania veía la gran erección, eso dolería, pensó. Bill condujo su m*****o a la entrada de Dania, lo metió poco a poco, esta vez dolía más, lo metió por completo, logrando sacarle unas lágrimas a Dania. Bill, espero un momento para comenzar a embestirla, a como la chica se fuera acoplando, más se movía

—Más...... más rápido—decía con una voz ardiente arañando su espalda

—Te amo.....—susurro el ojiverde

El ojiverde hizo caso a lo que su novia le ordenó, se movía cada vez más, los gritos y gemidos abundaban en toda la habitación, eran tan libres de hacerlo sabiendo que la casa estaba sola. Dania estaba encima de él, sus movimientos eran algo torpes, pero para ella placenteros, sus caderas se movían por sí solas, buscando el punto perfecto para llegar a su orgasmo por segunda vez. Bill se deleitaba al sujetar sus pechos, apretarlos constantemente, ella se sostenía del abdomen de Bill, se inclinaba para llegar a sus labios y devorarse

Estaba por terminar, ya no podía más, Bill de nuevo la tenía debajo de él, sujetando sus piernas en sus hombros, la embestía cada vez más rápido, daba sus últimos movimientos con rapidez, sentía que no podía más, el interior de Dania lo apretaban mucho, que lo harían acabar, logro salir rápido de ella y correrse. Cayó rendido en el pecho de la chica, sintiendo sus cuerpos agitados y sudados, sus latidos podían sentirse como si fuera un solo corazón

—¿Te lastimé mucho cariño?—pregunto el ojiverde, acostándose a un lado de ella y jalando su cuerpo contra él

—Para nada, fue..... fue estupendo—sonrió la chica, abrazándolo

—Me alegra saber eso—la miro y la dedico una sonrisa

—Te oí decirme algo importante, Bill, ¿qué era?—ella acariciaba el cabello de este

—Que te amo Dania, demasiado—ahora él la abrazo aún más fuerte, deseando jamás separarse de ella

—Yo también Bill, te amo—sonrió besando sus labios

—Sabes, he pensado otras cosas—dijo el ojiverde

—Nada de juguetes sexuales Bill—dijo con humor

—No nena, eso no, bueno, solo un poco—ambos se rieron

—Ya en serio, dime, ¿qué pasa?—ella fija su mirada a él

—He pensado en, que me gustaría tener hijos contigo Dania—dijo contento

—A mi igual, saldrían bellos—él la beso en la cabeza

—Tengamos uno ahora—eso si no lo esperaba Dania