Capitulo 55

1201 Words
—¿Nena?—el ojiverde miraba a su chica, ya que no obtuvo respuestas, solo la miro pensativa —¿Qué? ¿Qué habías dicho?—ella arquea una ceja, se incorporó bien para poder verlo a la cara, de seguro estaba bromeando —Que tengamos un bebé ahora—esta sonrió de lado, él si mostraba una amplia sonrisa, él hablaba muy en serio —Eso me encantaría Bill, pero, quiero que esto empiece bien, sin precipitar las cosas—cambio el semblante Bill, solo desvío la mirada un momento, quería no parecer afectado, pero si lo estaba —Entiendo, creo que te incomode—hizo mueca, se acostó bien, fijando su mirada al techo, tomando bocanadas de aire —No, para nada, está bien, sé que ser padres es importante, pero todo a su tiempo—ella le dedicó una sonrisa, le dio un beso cercano a los labios —También quisiera que fueras mi esposa—dijo apenado, sus mejillas se pusieron rojas, seguía sin verla —Eso sería aún mejor—dijo para besar de nuevo sus labios, atrayendo su mirada en ella Ambos chicos se quedaron dormidos, abrazados después de la acción, sus cuerpos se sentían satisfechos, no necesitaban de usar nada, más que estar desnudos, compartiendo su calor. A la mañana siguiente, Dania despertó con cierta pesadez, al mirar a su lado, vio a Bill completamente dormido, mostrando el dorso desnudo, le gustaba ver que su abdomen estuviese marcado, esa era mejor forma de despertar, se levantó de la cama para darse una ducha, sentía sus piernas flaquear, recordó el porqué y solo soltó una risa coqueta y atrevida. Después de la ducha, bajo para hacer el desayuno, se encontró a Liam tirado el sofá, con una apariencia horrible, ¿en qué momento regreso? Se preguntó Dania —¿Liam? Liam despierta, apestas a vómito y alcohol, ve a ducharte—la chica lo movía logrando que despertara, él entre abría sus ojos, pareciera que le ardían, la miro, pero los volvió a cerrar, hacía muecas al moverse —Ahh Dania, déjame dormir—se acomodaba de nuevo en su lugar, trataba de buscar la posición correcta para dormir —¡No! Levántate y vea ducharte ahora—dijo sería, escucho una risa que provenía de las escaleras, ella se alarmó y miro hacia las escaleras —Eres una buena madre cariño—ahí estaba Bill, acercándose hasta a ella, dándole un beso en la mejilla —¡Cállate Bill! Mejor llévalo a su habitación, apesta—Dania, sonrió y camino a la cocina, miro por última vez a su cuñado y se centró en preparar el desayuno —Como tú digas mami—este le guiño un ojo y volvió a sonreír Cargó a su hermano con dificultad, paso uno de los brazos de Liam por sus hombros, su mano sujetaba la de él y con su otra mano, lo agarraba de la cintura, la ventaja que Liam podía caminar, aunque fuesen pasos lentos, como pudo lo llevó hasta su habitación, que era un completo desorden, solo se había ido una semana y así dejo la habitación, lo tumbo en la cama, le quito los tenis y dejó que se duchara hasta más tarde. Dania había preparado el desayuno, hizo de más para que Liam comiera algo. Ese día Bill descansaba, era cuando aprovechaban para ir a Pensilvania y visitar al padre de la chica y al buen amigo. Tomaron un vuelo y llegaron rápido, todo con total discreción —Mi pequeña, que gusto verte amor—dijo el señor Speitzer llevando a sus brazos a su hija, él fue quien abrió la puerta, pues sabía que su hija llegaría, quería ser el primero en recibirla —Lo sé, padre, extrañaba tu extravagante fragancia—sonreían, hundía más su cabeza hacia el cuello de su padre, pues siempre amaba que su padre, usara fragancias exquisitas —Bill, ¿cómo va todo? ¿Cómo te has portado con mi hija?—los hizo pasar y fueron a la sala, durante el camino, lo palmaba de la espalda y lo miraba —Todo bien señor, sin duda alguna su hija me tiene hechizado señor, no podría portarme de otra forma—se sentó a un costado de Dania, tomo la mano de su chica y le sonrió —Admito que se ven bien juntos, tu hija, te ves radiante, tú ojos muestran un brillo especial—habló el señor mirándolos, él se encontraba sentado frente a ellos —Eso es porque estoy con el hombre correcto papá—se recargó en Bill, unían sus manos, Bill le daba un pequeño apretón Habían charlado por un largo rato, Owen había confirmado que iría a la casa Speitzer, pues ella le aviso desde un día antes su llegada a Pensilvania. Comieron plácidamente, hacían eso cada semana, ya que Dania no le gustaba viajar sin Bill, siempre lo incluía en sus reuniones con su padre y amigo. Owen estaba emocionado de ver a su amiga y Bill por supuesto. La chica le contó lo que Bill le había propuesto, Owen soltó un grito de emoción, este ya había imaginado en como serían sus hijos, qué nombres usarían, que él sería el único tío favorito, etc. Amaba pasar tiempo con su buena amiga El tiempo se había pasado muy rápido, tenían que irse, Bill tendría trabajo al día siguiente, no podrían quedarse tanto tiempo así, Dania se ponía algo sentimental, pero comprendía que era parte de vivir una nueva vida, Owen los acompaño al aeropuerto, fueron fotografiados y hasta había un grupo de fans que adoraban ver a esta pareja. El vuelo comenzó y fue rápido, Dania se quedó dormida en el hombro de su novio. Al llegar a la casa, sin tantos fans que estuvieran persiguiéndolos, Liam estaba viendo una película en la TV —Vaya, ya llegó la pareja ardiente—dijo el chico mirando a ambos y sonriendo —Cierra la boca—dijo Bill yendo a la cocina, lo decía en un tono bromista —¿Qué tal la fiesta anoche?—Dania se sentó a su lado, podía notar que había algunas ojeras en él —De lujo, hubieran ido, pero quisieron quedarse a hacer cosas malas—de nuevo se río y Dania lo golpeo —¿Sabías que estabas vomitado y olías asqueroso?—ella lo mira con obviedad —Sí, pero me divertí—esta la quito el control—Oye, estoy viendo mi película de La Cenicienta—la chica se río, eso era patético —Eso es de niñas, veamos algo de terror—cambio de película, Liam solo frunció el ceño, miraba como ella tomaba la decisión de poner algo en la televisión —De terror no—dijo fastidiado, Bill se sentó junto a su chica —Deberías poner la de Actividad Paranormal—sugirió el ojiverde, diciendo de lo más tranquilo —Buena elección—dijo la chica, el timbre sonó y Bill se iba a parar—Descuida cariño, yo iré—se levantó del sillón y abrió la puerta—¿Tú?—dijo al ver a aquella mujer que miro hace tiempo atrás
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