IV: Comienza la investigación

3972 Words
Al llegar a la estación me bajo y espero a que los forenses me acompañen también, me llevan a la sala de audiencias a presentar declaración de los hechos, Víctor me estaba esperando en la puerta como prometió y solo de verme aprieta los labios y mueve la cabeza como negando la situación que está sucediendo. Él no puede ingresar, pero tanto él como yo estamos de acuerdo en lo que deberíamos decir en caso de variar nuestra versiones, aunque dudo mucho que sea necesario decir mentiras. -        Por favor teniente, diga su nombre completo. -        Marion Elizabeth Durand Vargas. -        Esta usted acá retenida por presunción de autora intelectual y/o material de los homicidios del sargento segundo Gustavo Alarcón y el cabo primero Andrés Suarez, dado que usted fue quien los encontró y notificó la ubicación cuando ya el departamento de forenses había hecho la revisión y no había encontrado nada en la zona; es sospechosa de conocer la ubicación detallada de los cuerpos, así como de la bolsa que llevaba en su automóvil que contiene un pasamontañas y un saco de color n***o, por favor diga como se declara. -        Inocente -        Por favor narre lo sucedido. -        Estaba redactando el informe que nos solicitó el general Castro en la casa del alcalde, dado que mi Coronel Guzmán está muerto; entonces caigo en cuenta que uno de mis hombres está desaparecido a la vez que dos de los hombres de mi compañero en investigaciones avanzadas, el teniente Víctor Castillo. -        ¿Por qué no los reportaron de inmediato? -        Queríamos verificar primero que había sucedido y ver dónde se encontraban, de manera que procedí con la investigación de la última ubicación de cada uno de los desaparecidos con el área de comunicaciones y me daba la de mi hombre el subteniente Javier Laso, en la cuadra dónde lo puse a custodiar la seguridad del tercer anillo por la visita de la Senadora Camargo, la otra ubicación era en la ubicación del quinto anillo de seguridad que le correspondía a mi compañero Castillo. -        ¿Salió usted sola a realizar la investigación de sus paraderos? -        Es correcto -        ¿Quién la vio salir? -        Supongo que los muchachos que estaban en la garita de seguridad a esa hora -        ¿Sobre qué hora salió? -        No revisé el reloj, pero serían entre las ocho y nueve de la noche. -        Sea específica. -        No lo sé, alrededor de las ocho y media de la noche, quizás. -        Proceda. -        Entonces llegué a la ubicación y recordé que estaba cerca de una de los posibles escenarios desde la cual se disparó el arma contra la senadora, por lo tanto me fui en esa dirección y después de caminar unos minutos por el parque recibo una llamada de mi compañero Castillo quien me pregunta mi ubicación y lo que he encontrado. –Miento un poco en el orden de los hechos, ya que le había mentido en la llamada a Víctor, pero quiero que sea lógico, de lo contrario la versión de Víctor podría retenerme acá- Le respondí donde estaba y que no había encontrado nada. -        Verificaremos esto, ¿Qué hizo después? -        Seguí caminando por el borde del canal de agua del parque y al darme cuenta que había un pasamontañas en el agua, enredado en una de las raíces de los árboles de la zona, lo recogí y seguí caminando hasta encontrar esa otra bolsa con el saco, la traía para revisar la evidencia con los forenses. -        ¿La tomó con sus manos sin protección? -        Sí, fue algo que no pensé… -        Es decir que es probable que encontremos huellas suyas sobre la bolsa… -        Sí, pero no toqué el saco, el pasamontañas sí porque tenía que sacarlo del agua. -        No podemos hacer nada con esas prendas, usted sabe que en la ropa no es fácil obtener huellas. -        Pero pueden detectar si hay alguna otra cosa como adn o algo similar, lo sé. -        Si, es cierto, pero si el pasamontañas estaba mojado no nos sirve. -        Lo sé, por eso seguí buscando hasta encontrar la bolsa, desconozco si más adelante encontraría algo más o no sé. -        Por favor reporte al equipo forense que revise el parque por ambos lados del canal, a ver si se encuentra otra evidencia – Señala la inspectora López- ¿En qué momento fue a la otra ubicación? -        En ese mismo momento, regreso a mi auto y voy al otro punto que me dio comunicaciones. -        ¿No pensó que seguramente esa zona ya había sido revisada por sus compañeros forenses? -        Si lo pensé, pero algo me decía que debía revisar una y otra vez, entonces en la segunda vez lo encontré, lo intenté abrir yo sola, ésta vez con protección, pero al no poder, lo reporté a los forenses solicitando apoyo. -        De acuerdo, ¿Cómo podemos estar seguros que usted no fue a otra parte a recoger la bolsa y ponerla en la alcantarilla? -        No lo sé, quizás porque no tengo la fuerza para hacer eso. -        Pudo tener apoyo. -        No tengo a nadie más conmigo, sigo buscando a mi muchacho, y ahora que encontramos a los hombres desaparecidos del teniente Castillo, necesito volver a mi trabajo a continuar con el informe y la investigación respectiva. -        De acuerdo, por favor no salga de la estación hasta determinar más hechos. -        Gracias. Al salir de la sala doy un respiro y miro hacia el vidrio donde sé que puede estar esperando Víctor a dar su declaración. Regreso a la oficina y comienzo a hacer un mapa con las posibles interacciones de cada uno de los fallecidos. Al cabo de un rato regresa Víctor y me dice: -        Durand, a la próxima me avisas lo que vas a hacer, esa imprudencia tuya nos ha quitado más de una hora de trabajo. -        Sí lamento eso. -        Bueno, ya que, ven y comes un poco, alcancé a hacer el pedido cuando me dijiste que te detenían. -        Gracias, ¿Cuánto te debo? -        Por ahora las gracias no más. -        De acuerdo, ya te las di y no te debo nada más entonces. -        ¡Ay Durand!, cómo lidiar contigo. Nos sentamos a la mesa redonda donde normalmente planeamos los operativos y allí está una caja de pizza doble queso con jamón y pepperoni, la favorita de Víctor, y reconozco que también es una de las mías. Luego de comer pizza y tomar una gaseosa, que reconozco no es mi bebida favorita, pero agradezco la comida de gran manera, volvemos al trabajo, media hora después se presenta la inspectora López para informarnos que de momento las versiones concuerdan y que podemos continuar con la investigación, pero que debemos buscar ahora a los responsables de la muerte de los suboficiales, ya que de lo contrario, todo vuelve a apuntar a mí. -        Inspectora López, usted sabe que no hay forma de que haya sido yo. -        Lo sé teniente Durand, pero necesitamos más pruebas de eso, de momento le estoy dando mi voto de confianza, ya que sé que de seguirla reteniendo el tiempo que estipula el protocolo, su carrera se acaba aquí. -        Gracias inspectora. -        No me dé las gracias, encuentre a los culpables o la que va a quedar sin trabajo soy yo. -        Por supuesto. Después de revisar las evidencias, y redactar el informe, me acerco a investigaciones forenses a averiguar por el análisis del saco y el pasamontañas, así como la revisión detallada de los cuerpos de los fallecidos, entonces me informan que del pasamontañas obtienen un cabello que están analizando y del saco no obtienen nada, pudo ser de cualquier persona, no necesariamente del sospechoso que huyó. También me cuentan que la investigación de los cuerpos denotan que la manera en la que fueron puestos en la bolsa fue después de la muerte y que ambos habían sido envenenados, y por la hora del fallecimiento me descarta como sospechosa directa, ya que a la hora en que mueren, yo me encontraba en la estación en la reunión con la senadora; sin embargo aún no me descarta como parte del plan o la autora intelectual. Así que después de incluir los hechos que requiero terminamos el informe sobre las dos de la mañana, entonces Víctor se despide y se prepara para salir a su casa a dormir cuando caigo en cuenta de algo: -        ¡Castillo!. -        ¿Qué pasó ahora Durand? -        Sucede que en comunicaciones me dieron la última ubicación de las líneas, pero ¿Será que puedo ver con quién hablaron durante las últimas veinticuatro horas? -        Yo creo que si Durand, pero seguimos más tarde, ya ve a dormir, de verdad estoy cansado, hoy ha sido un día largo. -        Si tienes razón -        Hasta mañana Durand -        Hasta mañana Castillo Él sale por la puerta de la oficina, pero no estoy satisfecha con la respuesta, quizás esperar a que amanezca puede ser perjudicial, entonces me levanto y voy a la oficina de forenses, pero ya sólo queda una persona, la de turno, así que le hago mi solicitud, y de paso le pido que verifique las llamadas hechas y recibidas desde y hacia mi número de teléfono en las últimas dos semanas que es el tiempo que tuvimos para la recepción de la senadora, incluyendo las otras tres líneas de los compañeros fallecidos y la del desaparecido, Javier Laso. Entonces me regreso a la oficina, y arreglo mis cosas dispuesta a salir ya para mi casa, pero entonces recuerdo lo que no dije en la declaración, es decir, lo de la anciana y la caja de cartas que no comprendo, entonces voy a guardar mis documentos en la cajonera cuando aparece en toda la mitad de mi cajón, como puesta con toda la intención del momento, la caja negra. Mis peores pensamientos se proyectan como imágenes en mi cabeza, ¿Cómo puede ser posible que esté acá si se supone que la tenía en la cajonera de mi auto?...Quizás alguno de los muchachos que la revisaron la encontró y al considerarlo solo un bloque de madera…No, no puede ser, es ligero y si parece un simple bloque de madera pintado de n***o, pero…si así fuera me hubieran preguntado que contenía, el solo hecho de coger la caja, las cartas se resbalan lo que hace que suene, me hubieran pedido que la abriera…por instinto vuelvo a sacar mi arma de la pierna que ahora había llevado en el bolsillo y la comparo con la caja, efectivamente cabría ahí, así que sería obvio que hubieran sospechado, lo que no entiendo, es por qué no sucedió…Y más ahora que se sabe que los difuntos fueron envenenados, perfectamente cabría una botella o cualquier cosa que pudiera contener veneno…¿Y si no es así? Un escalofrío recorre mi cuerpo, la voz me susurra que aún hay otra opción, la que sugiere que simplemente las cartas vienen a mí, con el pensamiento… Así que vuelvo a cerrar la cajonera con llave, y voy a mi auto, lo abro y pienso en tener la caja en mis manos, y como si fuera cosa de brujería, allí sobre mis manos aparecen, siento el peso de la caja sobre mis dedos y tengo el pulso acelerado, no sé si de la emoción o del miedo, entonces me llevo la caja en mis manos de vuelta a la oficina, el sueño que tenía se me ha pasado, me siento frente al computador y abro la caja, comienzo a buscar en internet y me doy cuenta que son cartas de Tarot, entonces comienzo a buscar más información y encuentro todo tipo de mitos y rituales, información no muy precisa, información sobre brujería y satanismo, tantas cosas a favor y en contra, incluso varios tipos de tarot, me doy cuenta que el mío es uno bastante parecido al llamado “De Marsella”, pero es más oscuro, más aterrador. Estoy aún leyendo un libro electrónico que descargué sobre el método para leerlo con efectividad, cuando veo que el sol está saliendo y los muchachos de Víctor comienzan a llegar. -        Buenos días Teniente -        Buenos días Sotelo, ¿Cómo va? -        Gracias mi teniente, y por lo que veo, mejor que a usted, ¿Pasó de largo? -        ¿Qué? Sí, sí, estoy trabajando en algo urgente. -        ¿Lo que sucedió ayer? -        Si correcto. -        ¿Qué han encontrado? -        Es confidencial hasta que se apruebe el informe Sotelo -        Lo siento mi teniente, solo quería mantener la conversación. -        Gracias. Lo veo de reojo sentarse en su escritorio, mientras ordena las cosas y enciende su computador, siento que me mira, pero no dice nada. Caigo en cuenta que sobre las ocho de la mañana tenemos que presentar el informe ante el General Castro, y decido apagar el computador, levantarme e irme. -        ¿Se va mi teniente? -        Si, voy a descansar una hora, es lo que tengo antes de volver a la hora de la oficina. -        Si por supuesto. -        Hasta luego Sotelo. -        Hasta luego mi teniente. Salgo de la oficina y camino por el pasillo hasta la salida de la estación, me voy a mi auto, lo enciendo y guardo las cartas en la guantera, conduzco hasta mi casa y al llegar abro la puerta con cuidado, con todo lo que está sucediendo es probable que si me siguieron a la salida del hospital, también me hayan seguido a la salida de la estación, así que cierro la puerta y pongo pasador, dejo mis llaves y documentos sobre la mesita que tengo a la entrada y me voy a mi habitación, me desnudo y me meto a la ducha, el agua me revitaliza un poco, pero al salir siento el sueño que se había acumulado durante las últimas horas caer sobre mis ojos, entonces con la bata puesta, pongo la alarma del teléfono para una hora y media después, me suelto la bata y la pongo en el respaldo de una silla, me meto desnuda a la cama y antes de que pueda ordenar un pensamiento, caigo profundamente dormida. Mientras duermo, siento que voy caminando por una bodega vacía aparentemente, llego al fondo y allí hay una mesa, el hombre alto de cabello n***o me indica que todo está listo, veo una bolsa blanca sobre la mesa, la abro y veo que contiene un pantalón n***o, un saco n***o y un pasamontañas, entonces asiento, recojo las cosas y me voy a un auto, no es el mío, pero lo abro como si lo fuera, me siento en la parte de atrás y me cambio de ropa, pongo mi uniforme en la bolsa y salgo del auto, dejo la bolsa blanca detrás de unos arbustos, camino hasta la iglesia y trepo por la parte de atrás hasta el techo, camino rápido hasta el campanario con miedo de caerme, entonces me meto evitando la campana y ahí está dispuesta una M40 apuntando a la estación, me agacho y fijo el blanco a través de la mira desde donde alcanzo a ver la plataforma para el discurso de la senadora, luego ubico el rocket a un lado y lo alisto para disparar, reviso mi reloj y veo que son las cinco en punto, entonces pongo el rocket sobre mi hombro y apuntando a la casa del alcalde disparo…El sueño cambia, dos hombres vienen entrando en la bodega, les ofrecen una copa de champán y de nuevo el hombre alto las sirve, los felicita por su cooperación, ellos parecen felices, el hombre alto les entrega una maleta con dinero en efectivo a cada uno, luego levanta la copa y dice ¡Salut!, si con T, entonces ellos beben… La alarma de mi despertador me hace saltar de la cama, estoy empapada de sudor, apago la alarma y decido volver a meterme a la ducha, al salir veo que no traje ni mi bata ni una toalla ni nada, camino desnuda hasta mi armario, me visto rápido y preparo un uniforme extra para llevar a mi auto, también una ropa de civil y lo meto todo en una maleta que normalmente uso para viaje, es pequeña, pero puede ser útil, agrego en una bolsa impermeable dos juegos de ropa interior, recojo la ropa que me prestó Amanda y la llevo a la cesta de la ropa sucia, reviso la hora en un reloj circular qué tengo en la pared de la sala, sonrío con nostalgia pues es un recuerdo de mi padre con marco de madera, manecillas y números romanos en dorado, es tan bonito que pienso en él y en mi madre, tendré que visitarlos el sábado, pero faltan tres días para eso y yo tengo quince minutos para llegar a la oficina, recojo el teléfono de la mesita de noche de mi habitación, y al volver a la sala, recojo lo demás que dejé en la mesa junto con mi bolso y la maleta, salgo del apartamento cerrando bien y bajo hasta el primer piso, meto todo al auto y arranco mi carro hasta salir del conjunto donde vivo, cojo la vía entre las casas pues si salgo a la principal no voy a lograrlo, llego a la estación y paso por la garita de la entrada a las ocho en punto, apago mi auto y me dirijo rápido a la oficina, ahí están reunidos todos los muchachos del equipo de Víctor, pero no está él. -        Buenos días muchachos. -        Buenos días Teniente. –Responden a coro, pero siguen como si no pasara nada, no puedo culparlos ni regañarlos sin razón, ya que no solo no son de mi equipo sino que además ellos no me respetan mucho por ser mujer, es un avance que respondan al saludo, no debería dejarlo pasar, pero ya tendré tiempo de ponerlos en cintura. -        ¿Alguno ha visto al teniente Víctor? -        Si mi teniente –Responde Rodríguez- dijo que iba a ir a comunicaciones -        Gracias Rodríguez. Recuerdo que se lo había comentado antes de que él se fuera y salgo como un rayo para comunicaciones a revisar si tienen un resultado de mi solicitud, entonces encuentro a Víctor en la ventanilla recibiendo varios documentos cuando me ve acercarme y me saluda: -        Buenos días Durand -        Buenos días Castillo -        ¿Dormiste bien? -        ¿No exactamente y tú? -        Si, tampoco puedo decir que descansé propiamente, en fín, mira, éstos de acá, son la investigación de tu número de teléfono, que desconozco la razón por la cual pediste eso. – Me tiende un paquete de hojas de impresora continua- Y éste otro es de tu muchacho Laso- Me da otro paquete- Pero éstos si son míos, así que me los quedo yo. -        Víctor, no hagas eso, lo solicité y estoy en pleno derecho de hacerlo -        Sí, pero si vas a revisar tus números y los de Laso, no te quedará tiempo para éstos, déjate ayudar. -        No voy a revisar los míos, eso lo saqué como prueba de que no me he puesto en contacto con nadie diferente de nosotros mismos, los de Laso sí, y quería cotejar si hay números… -        En común con los de mis muchachos, si te comprendo bien, pero déjame revisar esto y yo te aviso. -        Cualquiera pensaría que les escondes algo -        Piensa lo que quieras, la tregua entre nosotros terminó esta madrugada cuando enviamos el informe, ahora solo colaboraré contigo si de verdad te necesito…Buena suerte Durand… -        Víctor…Víctor…Teniente Castillo… -El muy imbécil me dejó hablando sola, todos los que van pasando por el pasillo me miran, me lleno de enojo, pero aun así lo sigo, al final trabajamos en la misma oficina. Al entrar en la oficina segundos después de él, veo que todos regresan a sus puestos, la caja de pizza con los pedazos que habían quedado está abierta y sin ningún pedazo extra, noto que tengo algo de hambre y no desayuné, pero no tengo tiempo que perder, me siento en mi puesto y comienzo a revisar las listas que me dio Castillo. Lentamente y una hora después descubro cinco llamadas desde un teléfono ubicado en la ciudad de Bogotá, también hay llamadas a un número celular que me llaman la atención, ya que son muy pocas y son exactamente una hace dos semanas de unos cinco minutos aproximadamente, otra hace una semana de solo dos minutos, otra de hace tres días de veinte segundos y una más de apenas cinco segundos el día de ayer a las cuatro de la tarde. Entonces me levanto y con los números anotados en un papel me acerco al puesto de Castillo y le digo: -        Ya terminé mi búsqueda, ¿Y tú? -        No aún no. -        ¿Me dejas revisar lo que te falte? -        No Durand, ya te dije que estos son míos, y de eso me encargo yo. -        Perfecto, por favor verifica si han recibido llamadas de éste número y de éste celular, y si quieres me cuentas, sino…no me importa, tengo otra cosa que hacer, y como supongo que estoy sola, no te voy a contar que voy a hacer. -        El informe ya se presentó, no hay más razón para trabajar juntos -        Si, sólo que no resolvimos el punto de por qué dispararía el alcalde y quien sería el sospechoso del campanario, lo que te pone en una posición bastante cómoda frente al general Castro, ¿Verdad? -        Tú tampoco estarías muy bien parada. -        Es cierto, pero con lo que voy a hacer quizás me saque de la lista de sospechosos…pero quizás no me esfuerce tanto en sacar tu nombre… -        Durand no te atrevas. -        ¿Yo?, no lo haría, ¡No hay ninguna razón para trabajar juntos! Chao. Me giro y siento las miradas de todos sobre mí, algunos me miran el trasero, pero es algo a lo que te acostumbras cuando tienes tantos hombres alrededor, pero esto es diferente, entonces estoy a punto de cruzar la puerta cuando Víctor me llama. -        Durand Pero no lo escucho y sigo, él sale corriendo y escucho las risas de los demás muchachos, me alcanza a la mitad del pasillo que va a comunicaciones y me detiene por el hombro. -        ¿Qué vas a hacer? -        ¿Vas a cooperar? -        De acuerdo, cooperaré contigo, y pondré a mis muchachos a tu mando también, te quedaste sin equipo, no sería justo. -        De acuerdo. –Nos damos la mano y entonces le cuento mi plan. -        Voy a comunicaciones. -        ¿A qué vas allá?, ya hace un rato estuvimos ahí… -        Sí, pero es que quiero ver si es posible saber en dónde exactamente está ubicada la línea fija desde la que llamaron en Bogotá y también quiero saber si puedo llamar al número celular que te pedí verificar, para ver si es posible ubicarlo y dónde se encontraría en éste momento. -        Comprendo, ¿Eso cómo me saca a mí de la investigación? -        Tendrías que pedir lo mismo que pedí yo -        ¿La lista de llamadas que he hecho y recibido desde mi teléfono? -        Correcto -        Pero es obvio que yo si los llamé en esas dos semanas, ¿Cómo me saca eso? -        Víctor, papito, por eso es que te he ganado los últimos cinco años, piensa un poco… -        No lo sé, porque verían que no tengo… Ah ya te comprendo. -        Si, verían que no tienes relación con ninguno de los números con los que tuvo contacto Laso, y no sé por qué una corazonada me dice, que también tus muchachos tuvieron contacto con uno o ambos números. -        De acuerdo, vamos juntos.
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