XXVI. Vigilancia y más preparativos.

3267 Words
Aunque el plan de irnos a dormir era claro, la idea de seguir revisando a dónde se dirigía el audi n***o que salió de la bodega, nos hizo mantenernos en la comisaría por más tiempo, así que mientras Gómez con otro de los muchachos de Manuel revisaban las cámaras de la bodega hora por hora de los videos de seguridad de las cámaras alrededor de la misma, con Manuel nos dedicamos a revisar las cámaras del tránsito para ver el nuevo destino del audi n***o, según Manuel es un modelo A3, muy comercial y por lo tanto bastante difícil de reconocer en una ciudad como Buenos Aires, éste si parece tener placas, pero están tapadas con algo, lo cual no nos da muchas más opciones. Lo seguimos observando cuadra a cuadra hasta que se detiene en otro edificio abandonado sobre la avenida Lisandro de la Torre, entonces se baja el bandido ese que no ha hecho sino perseguirme e intentar matarme desde Tunja, camina al edificio abandonado y entra, momentos después un nuevo auto se detiene en contravía y de ahí se baja otro hombre, es más alto y tiene el cabello cortado como si le hubieran puesto un tazón en la cabeza, nuevamente siento que el alma se me va a los pies, pero en esta ocasión no me derrumbo. Lo conozco, es el mismo hombre de mi visión cuando Laso huía, es el mismo hombre que mató a los suboficiales de castillo, es el mismo hombre que me perseguía a la salida del hospital, y estoy seguro que es la mano derecha del que está detrás de todo, así que todo el rompecabezas comienza a tener sentido. Le cuento a Manuel lo que descubro, discutimos los detalles y se enoja un poco por no haberle comentado de ese hombre antes, así que me demoro otra hora narrándole todo desde el momento en que estaba en la estación lista para la llegada de la senadora, omito por supuesto los detalles de mi vida personal pero le cuento cada cosa y él muy sorprendido me dice: - Mirá Marion, que estás en medio de algo más peligroso de lo que vos misma eres capaz de ver, si las cosas son como me las contás, debes saber que ese hombre alto no tiene pinta de ser local, es decir, que este asunto es un conflicto internacional y tú eres la piedrisha en el zapato de toda ésta gente. - Tienes razón, no sé por qué pensé que yo misma podría resolver esto sola, quizás pensaba que las cosas estaban más reducidas a los hechos alrededor del homicidio de la senadora, pero ahora… No tengo ni idea de hasta dónde hay que llegar. Al cabo de una hora los dos hombres salen y se devuelven a sus autos, seguimos al audi de regreso a la bodega, Gómez no nos reporta hasta esa hora haber visto entrar o salir a ninguna otra persona ni vehículo, así que es evidente que mis intereses siguen resguardados allí, sin mencionar que seguramente los tienen atados y amordazados, eso, o Laso sigue ahí custodiándolos. También retomamos la ruta del auto del tipo alto, pero éste desaparece después de cruzar por debajo de un puente, éste houdini es más difícil de rastrear; así que con Manuel organizamos lo que se requiere para ir a ver el puente, a ver que encontramos, y de paso comenzamos los trámites para ordenar la cuadrilla que irá a la bodega al día siguiente, pero tenemos que esperar a que amanezca para que el superior del inspector nos apruebe ésta incursión. Sobre las dos de la mañana salimos de la comisaría, de nuevo conduce Manuel, pues él conoce las calles de la ciudad, nos dirigimos con bastante prisa hasta el puente y al llegar, allí está el auto del tipo alto, no necesito advertirle a Manuel que aliste su arma, pues con la historia que le he contado, tan pronto llegamos, ambos nos ponemos alerta; comienzo avanzando lentamente, pero Manuel me pide ir detrás de él, basándonos en la situación actual, cualquiera de los dos corre el mismo peligro, estamos a solo tres metros del auto… dos metros… un metro, el auto está vacío, eso es evidente, pero no hay ninguna puerta ni construcción cercana, quizás algo se nos escapó, de algún modo pudo irse sin ser visto por las cámaras, así que me enfoco en revisar los ángulos de cada cámara visible, de noche es más difícil reconocerlas, hasta que me doy cuenta que el costado occidental no tiene cámara, y en esa dirección hay varias casas, de nuevo se ha escapado y no sabemos nada más, por otro lado, nos lleva una ventaja de más o menos unas veintisiete horas. Manuel revisa el auto de principio a fin, pero está vacío, no tiene ni radio, básicamente es un auto robado y abandonado en cualquier lugar con el fin de no levantar sospechas, así que regresamos al auto de Manuel y nos dirigimos al hotel. En el camino hablamos sobre las probabilidades de atrapar al hombre alto de cabello en hongo, y me da consejos de como asumir la traición de Laso…Ese tema es tan delicado que de solo nombrarlo se me sube el mal genio. Al llegar al hotel, Manuel se va a despedir pero veo la hora en mi reloj y me doy cuenta que van a ser las tres de la mañana, entonces le digo: - Te voy a proponer algo, pero por favor no pienses mal de mí, en serio me preocupas. - Gracias mina, sho también estoy interesado en vos, eres muy hermosa y desde que te conozco me he quedado prendado de tu besheza, pero estoy en servicio y no debemos… - ¡TONTO! – le doy un manotazo en su hombro derecho- No seas iluso, no hablo de eso, te iba a proponer que te quedaras en mi habitación para que duermas y descanses, vas a causar un accidente si sigues conduciendo sin dormir bien. - ¿Y dónde dormirías tú? - Pues yo dormiría en mi cama y tú en el piso - Marion, Marion, me tentás mujer, pero ¡No!, creo que no es buena idea, no me parece que nos vean entrar a tu habitación, ¿Qué dirían tus hombres si nos ven? - Pero es que no haremos nada malo - No estoy diciendo que sea malo o que hagamos algo malo, sino que es obvio lo que van a pensar de vernos entrar… - Si, si, si, ya comprendo, bueno, entonces por favor llega pronto a tu casa y me avisas que llegaste para saber que no te mataste en el camino conduciendo. - Ja ja, que tierna eres Marion Durand, por supuesto, lo prometo –Levanta su mano izquierda en señal de juramento. - De acuerdo, nos vemos en unas cinco horas acá, hasta mañana Manuel Me bajo de su auto sin mirar atrás, ni sonreír ni nada, siento su mirada sobre mi trasero, pero lo ignoro, me doy cuenta que se queda hasta que ingreso y luego arranca y se va. Camino hasta el mostrador dónde un adormilado recepcionista se levanta de su silla para atenderme, entonces me dice: - Buenos días señorita, en que…Aaahhh - Bosteza mientras se cubre la boca- perdón por eso, no acostumbramos a recibir huéspedes a esta hora. Cuénteme, ¿En qué puedo ashudarle? - Gracias, ya me estoy quedando con ustedes, estoy en la habitación 507, quisiera saber si hay algún mensaje para mí. - ¿Es usted la teniente Marion Durand? - Si señor, soy yo, ¿Por qué? - Si, es paras verificar, si tenemos un mensaje de una señorita Vanesa López, shamó asher a eso de las cuatro de la tarde, dijo que por favor se comunique urgente con esha. - Comprendo, muchas gracias. –Voy a retirarme cuando caigo en cuenta y le pregunto- Disculpe, de casualidad sabe ¿Qué hora es en Colombia? - Si, déjeme reviso, si, serían las cinco y cinco minutos en Colombia. - Perfecto, muchas gracias. Camino al ascensor y subo hasta mi habitación, de nuevo abro la puerta y en una prevención automática meto la mano antes de abrir totalmente la puerta, enciendo la luz y luego si entro completamente, reviso la habitación y me doy cuenta que está todo normal. Entonces me desnudo y me meto a la ducha, como ahora tengo en uso dos toallas, uso la de la noche para secarme, quiero saber de Vanesa, pero estoy rendida, así que después de secarme me olvido de la pijama y me meto desnuda a la cama, verifico la alarma de las siete y desactivo la de las cinco, luego me quedo dormida con el teléfono en la mano. Una horas más tarde, alguien golpea a la puerta hay un alboroto, la puerta se abre entra el mayor González y las capitanas Horta y Suarez entran también, del susto me siento automáticamente y afortunadamente para mí ellas entran primero. Entonces la capitán Suarez se lanza sobre mi acostándome de nuevo y me lanza las sabanas a la cara, pero con tanta fuerza que las sabanas suben y sobrepasan mi cintura, entonces siento el peso de la capitana Horta en mis piernas, pero aunque me quejo escucho que le dicen al mayor: - Está bien, no pasa nada, todo está bien, ¿Mayor por favor puede salir? Trato de entender que está pasando, al cabo de unos segundos siento una mano sobre mi ombligo y hala las sabanas hacia abajo y entonces les veo las caras y me dicen: - Mi comandante Durand, disculpe que nos hayamos metido así a su habitación pero con la amenaza de muerte que tiene encima, cuando vimos que eran las ocho y usted no bajaba…. - ¿Qué? ¿Cómo así? No, pero si… -Me siento confundida, reviso la alarma de mi teléfono, escucho que la capitán Horta me dice bajito. - ¿Puede cubrirse comandante por favor?- Me dice la capitán Horta. - ¿Qué? Ahhh…-caigo en cuenta que estoy desnuda y que tengo las sabanas a la altura de la cintura y toda la realidad me cae de sopetón, me cubro como puedo y veo que en ese momento regresa la capitán Suarez de la puerta y me mira a la cara, entonces me pregunta. - Mi comandanteeee, ¿Se quedó dormida? –La respuesta es tan evidente que estoy tentada de hacerle una broma sobre lo evidente de la situación, pero prefiero asentir simplemente. - Si muchachas, perdón, con todo esto del secuestro de mi amiga y su familia, anoche llegué a las tres pasadas y …caí como roca… - Eso es evidente comandante, ni se puso pijama, ¿O es que no trajo? - ¿Qué?, no si, si traje, pero estoy rendida –Vuelvo a mirar a mi teléfono para ver que sucedió y me doy cuenta que cuando desactivé la alarma de las cinco, también desactivé la alarma de las siete y seguí durmiendo como morsa. –Perdón chicas, ¿Qué ha pasado? - No pues comandante, son apenas las ocho y quince minutos, subimos muy rápido y el mayor se nos pegó, todos estaban muy preocupados, pero los demás salieron a sus puntos, sin embargo el otro que no aparece es el inspector, pensábamos que estaría con usted, pero veo que nos equivocamos… ja ja ja. - ¿Qué, de que hablas Horta? - Ay comandante, no se haga, la hemos visto como lo mira, y pues no es muy bonito pero tiene lo suyo y ja ja ja. –Les lanzo una almohada a cada una. - No seán tontas, ya me alisto, no pasa nada con el inspector diferente de una sana relación laboral. –Digo esto mientras me levanto arrastrando las sabanas conmigo, agarro la toalla de la mañana del perchero y me meto al baño, luego escucho que dicen entre risas. - Si, no hay naaaada diferente de una sana relación laboraaaal, ja ja ja, hasta ahora, ja ja ja. - Chao bobas, las veo abajo en cinco minutos. - No comandante, la esperamos acá afuera en cinco minutos, si bajamos sin usted, el mayor gonzalez nos va a coger a preguntas y no queremos responderle, comprenderá que por rango estamos obligadas. - De acuerdo, pero déjenme me baño rápido y me visto de afán, luego hablamos. –Ja ja ja, escucho como salen de mi habitación entre risas. Me siento al inodoro y veo que las sábanas quedaron prensadas en la puerta del baño, mientras dejo que mi cuerpo se desocupe del proceso digestivo del día anterior, pienso en lo que ha pasado, y recuerdo mis cartas, así que después de invocarlas pregunto si el hombre de cabello cortado con tazón sigue en Buenos Aires y la respuesta es que sí, luego pregunto qué es lo que fueron a hacer a ese edificio y me sale la luna, el caballero de oros y el diablo, si mal no entiendo, es algo que están tratando de ocultar, pero puede ser la paga y algún otro elemento que genere una forma de manipulación, de nuevo me entra la duda de si esa última carta me afecta, es decir la manipulación es en mi contra, y me sale el ocho de bastos, lo que confirma que efectivamente están buscando tenderme una trampa, algo que me deje entre la espada y la pared. Reviso el teléfono y han pasado tres minutos, me levanto de afán y me meto a la ducha, me demoro un minuto más de lo planeado y salgo envuelta en la toalla, luego abro la puerta del baño y recogiendo las sábanas hasta la cama, abro el armario, me pongo mi uniforme y cuando me estoy poniendo las botas vuelven a entrar las capitanas, comienzan a presionarme para que me termine de vestir y mientras me preguntan: - Comandante, ¿Qué ha sucedido con la investigación del secuestro? - Pues no mucho chicas, pero ahí vamos. –Les resumo lo que he encontrado evitando mencionar que Laso está entre los implicados, no es que me agrade mucho que ellas sepan que mi hombre es uno de los que me está atacando, así que para evitar preguntas les cambio el tema y soy yo la que pregunta.- ¿Cómo abrieron? - Ah fácil, hablamos con el recepcionista y subió con la llave de ellos, él abrió la puerta. - Okey ¿Y ahorita? - Pues no cerramos, ja ja ja, sabíamos que se iba a demorar más de cinco minutos. - ¿Ah sí? Y eso como ¿Por qué? - Pues comandante, no he conocido ni siquiera a un hombre que se aliste en cinco minutos, y de hecho van para diez y usted aún no se ha peinado. Ja ja ja - Pues muchas gracias por la confianza, pero eso ya lo soluciono. –Entorcho mi cabello con una moña y luego me pongo la malla para que se vea decente y ¡woala!. - Práctica, muy bien comandante, ¿Bajamos? Si, pues igual ya vamos tarde, un minuto más por favor. –Entonces de nuevo tomo algo de dinero, cambio mis documentos de un uniforme a otro, agarro mi teléfono y la llave de la habitación, salimos y bajamos en el ascensor. Mientras bajamos las chicas vuelven a preguntar por el inspector y entonces me acuerdo que debió escribirme cuando llegó anoche, reviso el teléfono y veo que no hay ningún mensaje, entonces cuando se abre la puerta del ascensor le marco y me contesta de inmediato: - Hola inspector, ¿Está bien? - Hola Marion, claro que sí, muchas gracias por preguntar ¿Y usted? Voy a contestarle cuando veo que está frente a mí, entonces le cuelgo y él me mira con una sonrisa, está acompañado por el mayor González quien me ve a los ojos y levantando la mano izquierda me muestra el reloj, levanta las cejas y le hace señas a su compañero argentino para irse, así que antes que salgan del hotel le grito: - Muchas gracias mayor. Él se detiene y me mira, una sonrisa tímida se dibuja en su rostro, mientras tanto Manuel está muerto de la risa y me pregunta. - Hola mina, ¿Cómo has estado? Vamos tarde hoy, no me digás que te has quedado dormida. - Ja ja, mira quien habla, por lo que sé usted también acaba de llegar. - Si, es cierto, pero pasé primero a la comisaría, ya tengo los permisos para ir a investigar la bodega y el otro edificio. - Excelente, vámonos de una vez… - Verás, el asunto es que tengo los permisos, pero no la gente, todos los efectivos están en el arreglo de la cumbre, así que los he citado a todos después de las cinco en la comisaría. - Hum, son buenas y malas noticias, ¿Puedo llevar a mi equipo? - Si, podés, pero igual están ocupados, así que tenemos que esperar a la tarde. - De acuerdo, gracias chicas, vayan a lo suyo. –les digo a las muchachas quienes salen con sus compañeros también cada una a un auto. - ¿Se puede saber por qué no me escribiste que llegaste bien esta mañana?- Le pregunto a Manuel. - ¿Tenía que hacerlo? - Pues claro, te lo pedí, para no preocuparme por ti y … - ¡Ay Marion Durand! Cada minuto me enamoras más, pero gracias estoy bien - Déjese de bobadas Manuel, hablo en serio. - ¿Me vas a decir que de verdad te quedaste esperando mi aviso y por eso te quedaste dormida hasta ahora? –Lo miro lo más feo que puedo y sin responderle voy al auto. Él me sigue, pero a la salida del hotel se detiene cuando me ve parada al lado del asiento del conductor. - Ahh, lo siento mina, pero mi auto, sho conduzco. - Me lo debes por burlarte de mí, dame las shhaves. –Lo imito en un tono sarcástico. - Ja ja, vale Marion, no voy a discutir contigo, pero sólo por esta vez. Me lanza las llaves por encima del techo del auto, las atrapo con una mano, abro la puerta y me siento detrás del volante, entonces espero a que él se suba, y de inmediato arranco el motor, él parece un poco sorprendido por haber arrancado tan fuerte, pero sólo me dice: - Gracias Marion - ¿Por qué? - Por obligarme a dormir, lo necesitaba. - No pasa nada. –Por alguna razón me siento molesta con él, pero como no encuentro ninguna lógica, decido callarme. Un rato después estamos entrando en el anillo de seguridad más interno, parqueo a un costado y seguimos con nuestras labores de entrevistar gente y garantizar la seguridad del evento. Horas más tarde ya con el tiempo recuperado vamos a almorzar y entonces Manuel me invita a comer pescado en un restaurante en la misma calle donde estamos trabajando. El pescado estuvo delicioso, pedimos una corvina cada uno, no soy muy fan del pescado, pero al parecer al Argentina tener una costa tan cercana son buenos pesqueros, así que en esta ocasión si lo acompaño con un delicioso vino blanco y reímos un rato mientras almorzamos, luego volvemos a nuestras actividades, sin embargo sobre las tres de la tarde, tenemos un batallón entero cambiando guardia en cada anillo de seguridad, ya solo nos falta revisar terrazas y posibles puntos para apostar francotiradores para prevenir que alguien más pueda hacerlo. Así que Manuel da por terminada nuestra labor y salimos rumbo a la comisaría.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD