XVII. El reporte sorpresa.

3662 Words
Cuarenta minutos de conducción y diez minutos de espera me ubican en la oficina hablando con Vanesa, entonces le digo: -        Vanesa, ¿Cómo te ha ido con este horario de madrugar? -        Pues jefe, la verdad es muy rico llegar temprano y más en carro, ja ja, pero tengo sueño. -        Si te comprendo, pero creo que voy a seguir viniéndome a esta hora, me ahorro el trancón de la mañana, y eso es algo muy valioso, por otra parte, si, también tengo sueño. -        Pues jefe, si quiere duerma un ratico, cierra la oficina y yo la llamo en una hora. -        Te iba a proponer exactamente lo mismo, pero no sé, quizás no sea buena idea, ¿Qué tal llegue el general? -        Naa, eso no pasa seguido jefe, si quiere voy a cerrar la oficina y nos dormimos una horita para estar frescas. -        Bueno, ve. Sin embargo cuando Vanesa se acerca a la puerta, efectivamente entra el general Castro, quien después de saludarnos nos pregunta la razón de estar de nuevo tan temprano, entonces le respondemos que aunque hoy no hay pico y placa, el día anterior nos rindió tanto no entrar a la hora pico que quisimos repetir a ver qué tal nos iba, él nos mira con desconfianza y nos responde: -        Ni crean que por llegar dos horas antes podrán salir dos horas antes, acá el horario es de ocho a seis, no de seis a cuatro. -        Pero podríamos cambiarlo, ¿Verdad general?, digo, nunca está de más innovar. – Le respondo. -        No todos tienen los mismos privilegios que usted teniente. -        Tiene razón, pero y si lo flexibilizamos, de manera que los que si puedan y quieran lleguen a esta hora y los demás en horario habitual… -        No está aquí para hacer cambios tan drásticos, su función acá es simple, dedíquese a mantener la seguridad del personal y las instalaciones de la casa y sus alrededores, a ver si está vez no le queda grande como la última vez. -        General, si bien lo recuerda, en esa ocasión mis estrategias de seguridad fueron las correctas, él único inconveniente es que al parecer hubo infiltrados en nuestras filas. -        Pues evite que eso vuelva a suceder, si es el caso, realice estudios a todo el personal que tiene a cargo. Con eso él se da la media vuelta y se aleja de nosotras, pero contrario a lo que esperaría, no se queda en la sala de juntas sino que se sale de la oficina. Por un instante nos quedamos mirándonos a la cara Vanesa y yo, entonces le digo: -        No es mala idea, realizarle un estudio de seguridad a cada persona que tenemos a cargo. -        No mi teniente, no es mala idea, pero nos va a llevar tiempo. –Me responde Vanesa. -        Entonces mejor empezar pronto. -        Si señora, tiene razón, y en cuanto a … -        No Vanesa, hoy no se pudo, quizás en otra ocasión, mejor miremos si hay café para tomar y quitarnos este sueño. -        Si señora. Ella sale de la oficina, supongo que va a la cafetería, yo mientras tanto me levanto de mi asiento y voy a la puerta quiero cerrar, puede que no duerma, pero no quiero más interrupciones indeseadas, entonces cuando estoy cerrando escucho la voz del general en el pasillo, al parecer está hablando con alguien desde su línea privada, sólo escucho que responde con monosílabos como: “bien”, “si”, “aja” y similares, luego se despide y yo cierro con la mayor delicadeza que puedo, pero en ese instante viene llegando Vanesa con dos vasos de papel llenos de café y una sonrisa amable, entonces le abro y espero a que pase, luego cierro la puerta y nos sentamos en mi oficina, ella me dice: -        Jefe, no había cafetería a esta hora, pero la máquina está sirviendo, espero que no le moleste el sabor. -        Pues la verdad le digo que nunca he probado café de máquina, pero hagámosle buena cara a ver a que sabe. Al cabo de un rato las dos sentadas una frente a la otra estamos en una posición relajada, y aprovecho la informalidad de la situación para preguntarle a Vanesa: -        Vanesa -        Dígame jefe. -        Acá todos tenemos un jefe, ¿Verdad? -        Si señora, hasta el presidente tiene uno. -        Si lo sé, por lo mismo me pregunto…¿Quién es el jefe del general? -        Ah jefe, ese si es sencillo, él es parte de la cúpula militar del ministerio de defensa, como él hay varios, así que el jefe de él sería el general Sepúlveda que es el representante de la policía y encima de él está el general Ramos que es del ejército y es… -        El comandante de las fuerzas militares, lo sé, y de él el jefe es el presidente. Me callo un momento mientras pienso si el general Ramos y el general Sepúlveda estarán al tanto de las actividades ilegales del general Castro. Respiro un poco y reviso la hora, luego le hago una pregunta más informal a Vanesa. -        Vanesa, ¿Usted tiene acá, o sabe si alguna de las chicas tienen galletas? -        Jefe, ¿Eso para qué? – Le abro los ojos y subo una ceja tratando de hacerle comprender a que me refiero, entonces ella me responde. -        Ah jefe se refiere a toallas higiénicas, ja ja, no las llamaba así desde que estaba en el colegio; si yo tengo acá, ¿Por qué jefe, necesita? -        Si pero no ahora, más tarde, y me acompañas a comprar también unas pijamas, o abuso mucho de tu confianza. -        No jefe, no se preocupe, con mucho gusto la acompaño a la salida. -        Gracias Vanesa…Cambiando de tema, ¿Dónde se saca el pasaporte? -        Ah jefe ya le dije, vamos por ahí tipo nueve, yo le indico dónde, ya le paso la dirección, en ese momento ella se levanta va a su computador y regresa, me da un papelito. - Reviso la dirección y le digo. -        Ah pero eso es acá mismo, es en el ministerio de relaciones exteriores. -        Si jefe, normalmente requiere cita, y yo pensando en eso ya me adelanté y la pedí para hoy, nos dan prioridad por ser de la policía. -        Ah vale muchas gracias Vanesa. -        Si, jefe, disculpe una pregunta -        Dígame -        Usted está sacando el pasaporte porqué pensaba viajar a la cumbre de presidentes, pero ahora que sabe que no va a ir, ¿sigue con el interés? -        Vanesa, eso son dos preguntas, y primero, no, no sabía nada de la cumbre hasta que usted me lo explicó, pero si quería sacar el pasaporte porque me lo sugirió mi compañero en Tunja y luego el coronel, ya sabe lo que dicen, que si un mensaje te llega una vez y te suena, puedes elegir hacerlo, pero si te llega una segunda vez, definitivamente tienes que hacerlo; y segundo, si, sigo con el interés, nunca está de más, quizás me organice un viaje de vacaciones y conozca a un argentino bien papasito, ja ja ja. -        ¡Ay jefe esas ideas suyas!, aunque le reconozco que no es mal plan. Pero yo no había oído ese dicho… -        Bueno si no es un dicho, debería serlo, yo lo aplico mucho y me va muy bien. –Reviso la hora de nuevo y le digo.- Bueno López, a trabajar, son las siete y media pero si vamos a salir hoy otra vez, quiero adelantar lo de la seguridad perimetral. -        Si jefe. Ella sale y después de unos minutos regresa con varias carpetas, comienzo a ordenarlas y por cada carpeta que reviso, comienzo a llamar a diferentes personas en la oficina, luego, sobre las diez de la mañana detengo mi trabajo y le pido apoyo a Vanesa con lo de la toalla y voy al baño. Creo que soy afortunada de contar con una asistente tan preparada para todo, luego salgo al baño y regreso para recoger mi bolso y salir con los documentos que ya me tiene listos Vanesa. Caminamos una cuadra hacia el norte y como tres cuadras hacia el oriente y llegamos, por ir vestidas con el uniforme nos dejan pasar bastante rápido, sin embargo la tramitología se demora cerca de una hora, mientras esperamos recibo una llamada de Carolina, pero como no puedo contestar en ese lugar debo esperar para salir y devolverle la llamada. Una vez que recibo el pasaporte lo reviso y me parece tan bonito, que sonrío como niña chiquita y Vanesa se da cuenta, porque me lo hace notar. -        Jefe, parece que le hubieran dado un regalo muy especial -        Ja ja, es que es algo con lo que había soñado hace mucho, mi papá a cada rato me presiona para que vaya a conocer a los abuelos, creo que ese es un viaje obligado. -        ¿No conoce a sus abuelos? -        Solo los de parte de mi mamá, pero los de parte de mi papá no, porque él es francés, e imagínate, los he visto por cámara, pero antes tocaba enviarles fotos y cartas por correo mientras me veían crecer, ellos no han podido venir, pero dicen que se mantienen con vida solo para poder conocerme en persona. -        Ah jefe, que bonito, ahora comprendo por qué mantenía ese interés. -        Si Vanesa, a veces hay cosas que están y no decimos. Caminamos hasta la salida del ministerio y entonces le devuelvo la llamada a Carolina quien de nuevo toma su papel de mamá sobreprotectora y me dice: -        Marion Durand, me tienes de mal genio. -        ¿Qué, cómo así?, ¿Qué hice? -        Mejor dirás que no hiciste -        Pues dime, porque no… ¡Ay no! -        ¡Ay si!, dejaste tu almuerzo, ¿Para eso me pediste que te lo empacara? -        Perdón amiga, te lo compensaré, me lo como en la noche lo prometo. -        Eso es lo de menos, ésta mañana cuando lo vi, lo guardé en la nevera para que no se dañe, y sí, te lo cenas hoy, pero lo que más me preocupa es ahora, ¿Qué vas a comer? -        Pues Caro, me tocará en el mismo chuzito de ayer. -        ¿Y si es bueno? -        Pues no tengo opción ¿O sí? -        Bueno Mari, te me cuidas mucho. -        Bye amiga, te amo, gracias por estar tan pendiente. Después al llegar al palacio reviso la hora en la pantalla del computador y veo que me quedan dos horas para el almuerzo, aprovecho para leer todos los documentos pendientes, pero la mayoría ya los revisó y aprobó el general, entonces dejo las carpetas de los cuadrantes inferiores al palacio para después de almuerzo. Sobre la una de la tarde salgo a almorzar y me doy cuenta que por salir más tarde ya no hay almuerzo a donde iba a ir, entonces tengo que caminar unas cuadras más para conseguir otro restaurante, es un poquito más costoso, pero el sabor es mejor, sin embargo me acuerdo de que Carolina me preparó el almuerzo y me duele de nuevo haber dejado mi almuerzo. Al terminar de almorzar regreso a la oficina y después de hacer mi rutina de aseo estoy lista para retomar mis carpetas cuando entra afanada Vanesa a mi oficina y me dice: -        Jefe, esto es urgente, me acaba de llamar el general Sepúlveda y me pide que por favor conteste la siguiente llamada, que la llama sobre las tres de la tarde que tiene un favor que pedirle. -        De acuerdo Vanesa, gracias, pero por favor respire. -        Si jefe lo lamento. Ella regresa a su puesto y yo enciendo el monitor de mi ordenador, entonces encuentro un correo electrónico de mi compañero Víctor que escribió: -        Mi estimada compañera Durand, lo que me ha enviado son las piezas más importantes del rompecabezas, sin embargo para poder atraparlo aún falta el testimonio del único implicado que sigue con vida, por favor busque la forma de obtener ese testimonio. Además basándome en su idea he solicitado los videos de seguridad de la casa del alcalde y a que no adivina que había sucedido, los habían mandado a borrar, afortunadamente tengo un contacto dentro que me cobró un favor y lo tengo en video, si bien es cierto el coronel estuvo todo el tiempo al lado de la senadora, el general fue el único que le pasó la carpeta a la senadora cuando ella la había dejado encima de la mesa de la reunión con el alcalde, ¿Recuerdas la carpeta? ¿La que recuperaste cuando todo pasó? Después que te llevara la ambulancia, yo la había puesto sobre uno de los escritorios de tus muchachos pensando que era tuya, se me olvidó por completo y al ver el video lo recordé, así que la llevé a forenses y adivina que encontraron, el chip objetivo! Por favor guarda este correo en alguna parte que no sea acá, o estaremos en peligro ambos y además pueden intentar borrarlo. Quedo completamente paralizada mientras leo las líneas del correo que me ha enviado Víctor, entonces lo descargo y lo guardo en la usb que me dio Vanesa ayer, luego intento imprimirlo, pero en ese mismo momento algo me saca de la sesión, lo cual me parece extraño, pero al volver a ingresar, el correo ha desaparecido. Ante lo evidente retiro la usb del equipo sin pensarlo y cojo mi teléfono, miro por instinto a la cámara y salgo de la oficina, marco el número de Víctor y no contesta, al fin después de cinco intentos me saluda, está respirando entrecortadamente y me dice. -        Durand, no puedo hablarte ahora, me están persiguiendo, después que le envié el mensaje, salí a almorzar, y a los segundos dos hombres comenzaron a dispararme, me he salvado no sé cómo, cuídate mucho, hablamos luego -        Víctor, por favor cuídate, a mí ya me intentaron matar dos… La llamada se corta y me quedo con el corazón en la mano, no sé qué pensar, al rato llega Vanesa a mi lado y me pregunta: -        Jefe, la vi salir a toda carrera, pero no entendí, de nuevo está pálida, ¿La llamó el hombre de ayer? No puedo responder, la impotencia no me deja pensar que desde que empezó este caso, cada vez está más complicado, y además, cada vez que damos un paso, parece que nuestras vidas están en peligro, me hace pensar en si de verdad valdrá el esfuerzo de llegar al origen de las cosas…Respiro un poco con las indicaciones de Vanesa y entonces logro responderle. -        López, no le puedo contar ahora, pero las cosas se están poniendo feas…-Pienso un poco en la cantidad de cosas pendientes, y entonces estando ya más consciente del tiempo le pido a Vanesa la hora. -        Jefe son las dos y cincuenta de la tarde, faltan diez minutos para la llamada del general. -        Gracias Vanesa, vamos. Entramos a la oficina y me siento en mi puesto cuando suena el teléfono de Vanesa, ella se devuelve y contesta, luego se asoma por la puerta y me dice en un tono apenas audible: -        Jefe, es la llamada del general Sepúlveda. -        Gracias Vanesa, pásemelo por favor. El teléfono suena y contesto de inmediato, entonces la voz de una mujer me dice: -        ¿Teniente Durand? -        Si, soy yo. -        Excelente, ya le comunico al general. -        Gracias. -        Buenas tardes teniente, espero se encuentre bien -        Si señor, muchas gracias y buenas tardes. -        Excelente, teniente tengo un asunto en el que requiero de su ayuda y si bien sé que le puedo simplemente dar la orden, prefiero consultarle para no ser simplemente arbitrario y ponerla a correr. -        Claro que si mi general, lo escucho. -        Excelente, teniente resulta que normalmente esto sería función del coronel Cortés, pero según lo tengo entendido él en éste momento se encuentra cubriendo el puesto del difunto coronel Guzmán en la ciudad de Tunja, así que el general amablemente se había ofrecido a cubrirlo, pero él tiene otros compromisos que cubrir, donde lo requiero inevitablemente, así que por ende cómo usted está cubriendo al coronel, esto le corresponde a usted. No sé si me sigue después de este trabalenguas. -        Si mi general lo comprendo y lo sigo. -        Perfecto teniente, me imagino que ya habrá notado que todos en palacio andan corriendo con lo del tema de la cumbre que es la otra semana, sin embargo la requiero en Buenos Aires lo antes posible. -        Entiendo mi general, pero pensaba que el general Castro iba a encargarse de eso ya que… -        Si Teniente, por eso le digo, él quiso hacerlo, pero no le es posible, y es la razón por la cual la llamo yo, puesto que el general está viajando a otra parte en el momento. -        Ah, ya ahora si le comprendo completamente mi general. -        Eso, excelente, ese es el punto, así que quiero que por favor se saque el pasaporte y tenga listas las maletas lo antes posible, se presenta en el aeropuerto militar y espera uno de los vuelos que salen para Argentina en estos días, mi asistente le pasará los días que salen los vuelos y el presidente llegará allá unos tres días después, por lo tanto la idea es que usted se encuentre allá con antelación coordinando todo con la policía argentina, el contacto que ellos nos han dado es Manuel Ferrario, del cual nos han garantizado la mayor cooperación y confío en que usted también pueda colaborar con ellos. El objetivo es como comprenderá garantizar la seguridad de todos y cada uno de los presidentes que asisten a la cumbre, sé que por la cantidad de presidentes que se presentarán, sería una estupidez que alguien cometiera algún atentado, pero de todo se ha visto, y evidentemente usted estará al frente de la seguridad del presidente de Colombia. -        Le comprendo señor, y me es grato comunicarle, que casualmente el día de hoy en la mañana obtuve mi pasaporte, así que espero las fechas en las que puedo presentarme en el aeropuerto militar y allí estaré. -        Ah perfecto, entonces, deme un segundo…- Se oye ruido de fondo de teléfonos sonando, él llama a su asistente y le pide la fecha más cercana, luego el retoma la llamada conmigo- Teniente la siguiente fecha es en dos días a las nueve de la mañana, la requiero en el primero vuelo que sale con personal para argentina, ya el general ha coordinado a todos los demás policías oficiales que viajarán, será extraño que usted va a liderar a un grupo de veinte personas de todos los rangos oficiales siendo usted teniente, pero temporalmente queda como comandante de todos ellos, no se preocupe por el rango. -        Comprendo señor, muchas gracias por la confianza, coordinaré todo con mi asistente y allá estaré en punto. -        Excelente teniente, que tenga buen día, ah si, por favor reportese cuando llegue a Argentina, le puede pedir mi número a mi asistente o a la suya. -        Si señor. La llamada se termina y yo no sé si celebrar o preocuparme más, llamo a Vanesa y le comunico la situación: -        Vanesa -        Dígame jefe. -        Tome asiento por favor – Ella asiente en silencio y se sienta. -        .Vanesa, me imagino que ya sabrá para que me requería el general Sepúlveda. -        No mi teniente, no tengo ni idea. -        Bueno era para decirme que aunque el general Castro quería apoyarnos con lo de la cumbre de presidentes… -        No me diga, se lo dieron a usted. ¡Qué dicha!. -        Exacto Vanesa, y por favor déjeme terminar las frases. -        Perdón jefe. -        Cómo sea, le decía que efectivamente el general Castro no puede asistir a la cumbre, de manera que cómo normalmente es función del coronel Cortés, y yo lo estoy reemplazando, pues… me toca a mí. -        Pues jefe, eso es excelente, pero me preocupa una cosa. -        Cuénteme Vanesa -        Es que normalmente envían a esa cumbre a oficiales de otros rangos, como tenientes, capitanes, mayores y tenientes coroneles, por eso el encargado es el coronel Cortés que ya es full. -        Si, lo sé, continúe. -        Pues que sumercé con todo respeto es teniente, así que… -Sonrío mientras me dice esto, pues es algo que me quiero disfrutar, entonces solo la dejo seguir. -        ¿Sí? -        Pues cómo va a hacer para que le hagan caso, ya sabe con lo del rango y todo eso. –Solo sonrío sin decir nada- ¿Por qué sonríe jefe? -        Porque eso ya lo previó el general Sepúlveda y me dijo que me presente como la comandante de la unidad para la cumbre en Argentina, que por los rangos no me preocupe. -        Ah, eso es excelente jefe. -        Si lo es, por favor regáleme el número del general, y esté alerta que me toca reportarme al llegar a Buenos Aires. -        Si jefe, no hay problema. Ella se levanta y se va a su puesto, en ese instante me llega una carta de recomendación del general Sepúlveda dónde me asigna como comandante de la unidad para la cumbre en argentina, la imprimo y le saco foto y la guardo en mi teléfono por si acaso. Más tarde me pongo a revisar las carpetas de la seguridad de los cuadrantes inferiores al palacio y lo dejo todo listo para que en un par de semanas la oficina se maneje sola. Sobre las seis de la tarde salimos con Vanesa al auto y en esta ocasión pongo el gps para ir a un centro comercial que me indica mi asistente que no solo nos queda cerca sino que también nos permite pasar los trancones de la hora pico.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD