Prólogo
— Verá, Jacob. -comenzó diciendo Katty, mientras se levantaba de la silla y rodeaba el escritorio hasta llegar al costado de Jacob, no pude ocultar mi sorpresa cuando se sentó en sus piernas como si fuera lo más normal del mundo y él no parecía molesto con ello, debí imaginármelo, era demasiada información en un solo día, mi cabeza iba a explotar en cualquier momento. -Cómo le parece que Jenn, fue tan astuta, que ya sabe todo. -el ceño fruncido de Jacob se relajó y una de sus cejas se enarcó, como si hubiese comprendido lo que estaba pasando y el motivo de mi agresión hacia ella.
- Ah, ¿sí? –ambos se rieron como si les hubieran contado un chiste y yo los miré con el ceño fruncido. - ¿También sabe el motivo de todo esto? –preguntó mientras me miraba despectivamente.
- Eso te lo dejé a ti, cariño. -de pronto sentí nauseas al escuchar como lo llamaba, pero más aún al ver como sus labios se unían en un beso, me sentía tan tonta viendo jugado conmigo, o lo ingenua que fui al caer en sus redes tan fácilmente.
Sus labios se separaron después de unos segundos en los que yo veía a otro lado que no fuera a ese par que tanto daño me hicieron y Jacob habló, como si estuviera disfrutando del mayor espectáculo de la historia.
- Querida Jennifer, le contaré una pequeña historia, solo así podrá entender todo.