Narra Jared Besar a Casandra me pone tan nervioso como un chico de fraternidad. Si no estuviera en óptimas condiciones, tan musculoso como cuando jugaba al fútbol profesional, podría tener ataques al corazón por el puñetero golpeteo en mi pecho. Además, mi pene quiere liberarse de mi pantalón. Lo juro por todos los pecados, si no estuviéramos en un ascensor público con solo dos pisos por recorrer antes de que se abrieran las puertas, la habría desnudado y reclamado su delicioso cuerpecito como mío allí mismo. ¿Qué diablos me está haciendo? No soy un niño y ni siquiera cuando era un niño recuerdo que ese deseo ardiente de sangre bombeara por mis músculos, impulsándome a enterrarme profundamente dentro de una mujer. Al menos no de esta manera. Necesito follar a esta chica tan fuerte, pe