Narra Jared Conduzco a las tres mujeres a través del amplio vestíbulo hasta el bar. Su energía y entusiasmo por cada cosa nueva y brillante brota de ellas. Incluso la pequeña enojada parece contenta de estar allí. —Entonces, ¿cómo se conocen ustedes dos? —pregunta la rubia con todas las bolsas de compras. —Viejos amigos de la familia —le digo y me doy cuenta de que todavía estoy sosteniendola desde que evité su caída. Aprovecho la oportunidad para enganchar su brazo con el mío. Su mano parece tan pequeña apoyada sobre la gruesa banda de mi antebrazo que no puedo resistirme a cubrirla con la mía, queriendo sentirla en mi palma. Y que ella conozca toda la fuerza de mi protección con ese pequeño gesto. Modero la longitud de mi paso cuando noto que tiene que trotar para seguirme el ritmo