PENÉLOPE Este hombre parecía que se le estaba haciendo costumbre esperarme en mi habitación. Su rostro estaba serio y me miraba sin parpadear a los ojos. No sabía qué se traía entre manos, pero podía intentar tener una conversacion decente con él y tal vez podría hacerlo hablar y que me de más respuestas a las preguntas que no dejaban de estar en mi cabeza. — ¿Qué es lo que tienes que hablar conmigo? —fui cautelosa. Tenía ganas de sacarlo a patadas de mi habitación, pero decidí respirar mentalmente hasta diez y no hacer un escándalo. Muchas veces era mejor tener al enemigo cerca, y Ulises era una caja de misterios como la que tenía en su regazo en esos momentos. — ¿Qué es lo que has hecho Penny? —me preguntó sin perderme de vista. Había dejado abierta la puerta de mi habitación.