ULISES Ma-dres. Había presenciado la discusión legal más impactante de toda mi vida. Salí de la reunión con Alana Lamperox a mi lado. Había sido un acierto haberla contratado como mi abogada luego de haber visto a quien había contratado Penélope. Era dura al momento de apelar por los intereses de su cliente, al menos lo había hecho conmigo y estaba agradecido de haberla encontrado y que hubiera accedido a representarme. Entramos al elevador y en cuanto la puerta se cerró se puso frente a mí con sus brazos en jarras. — ¿Se puede saber qué ha sido esa pelea que has montado con Penélope? —me preguntó. — Era una pelea necesaria. Me estaba culpando de muchas cosas cuando ella se benefició de ese matrimonio también, porque esa empresa no salió de la nada. —Le dije. Si había algo q