PENÉLOPE No podía quedarme con la duda respecto a la investigación sobre Ulises. Era demasiado bueno para ser verdad. Ulises el santo, no lo podía creer. A pesar de que había pruebas contundentes y documentos oficiales, simplemente no lo podía creer. Estaba en la oficina de Marion tratando de poner mis pensamientos en regla. Selene nos había traído café, yo pedí té por mi parte. Mi abogada se veía concentrada en los documentos que tenía frente a ella, extendidos sobre la superficie de todo su escritorio. Revisaba a consciencia los documentos al igual que yo lo había hecho. — No puedo creer que esn verdad esté tan limpio. No tiene registro de algún escándalo, no se ha conocido ni siquiera por ser un mujeriego, ni lo han captado sacándose los mocos en pleno público. Nada. Pareciera qu