El murmullo de las conversaciones y risas llenan la sala de estar. La noticia del embarazo de Gina ha causado un revuelo, y aunque intento mantenerme centrado, no puedo evitar preguntar: —Gina, ¿dónde está Peter? Ella se encoge de hombros, visiblemente abrumada por la noticia. Es evidente que la conmoción la tiene en un estado de ensimismamiento. Estoy a punto de ir a buscarlos, pero entonces veo a Leilah llegar con Peter a su lado, tan blanco como un papel. Mis cejas se fruncen en preocupación. —¿Qué te ocurre, Peter? —le pregunto, pero él parece estar en otro mundo. —Se desmayó de la impresión cuando le dieron la noticia de que Gina está embarazada —me responde Leilah, con una mezcla de preocupación y alivio. De pronto pasa una mano por su cabello con un suspiro. El escenario pa