El doctor Cisneros no sabe dónde meter el rostro. Está completamente enrojecido, mientras yo no puedo evitar sentirme orgulloso de Leilah. Mi mujer ha demostrado una entereza y determinación increíbles en medio de esta situación tan delicada. Realmente ha crecido bastante como persona y como médico. —Doctor Cisneros, debemos hacer los exámenes correspondientes e informar a las pacientes —digo, manteniendo la calma. Veo Leilah tranquila y profesional, pero sus ojos no pueden mentir. Seguro está deseando que Gina sepa que hay una gran posibilidad de que vaya a ser mamá. Mi esposa toma mi mano y nos dirigimos hacia donde está Gina, que sigue reunida con su familia. Tiene un aire de melancolía imposible de ocultar y mira a la bebé como si fuese una posibilidad lejana. Cisneros se le ace