Me despierto sintiendo adormecido mi cuerpo, abro los ojos con lentitud y recuerdo que sigo en el hospital. Me remuevo incómoda y trato de acomodarme mejor en la camilla, suspiro al recordar todo lo que está pasando. ¿Y ahora qué puedo hacer? Me agota intentar recordar, mi cabeza duele cada vez que lo hago. ¿Y si mis recuerdos nunca vuelven? ¿Qué pasará no logro recuperar mi memoria? La angustia recorre mi cuerpo y la ansiedad carcome mi sistema nervioso, nunca pensé que podría perder la memoria de una forma tan inusual. La puerta se abre y por ella entra Sandra, lleva en sus manos un pato de felpa y unos globos, sonrío en grande, de todas las visitas que he tenido, la de ella era la más anhelada.
—¡Hola! ¿Cómo te sientes? —pregunta acercándose a mí, deja el pequeño obsequio en la mesita
