CAPÍTULO SEIS Mackenzie llegó a su oficina pasadas las seis de la tarde, agotada tras el largo día y ordenando sus notas para prepararse para la puesta en común que había solicitado mientras venía de Strasburg. Alguien llamó a su puerta y cuando elevó la vista se encontró con Bryers, con aspecto de estar tan cansado como ella, sujetando una carpeta y una taza de café. Parecía estar haciendo todo lo posible para ocultar su agotamiento y entonces se le ocurrió pensar en que él había dejado todo en sus manos en el parque estatal, permitiéndole que ella llevara la voz cantante con Clements, Smith, Holt y los demás hombres egocéntricos en el bosque. Eso, además de su tos, le hizo preguntarse si a lo mejor se estaba poniendo enfermo. “La puesta en común está lista para empezar,” dijo él. Mac