CAPÍTULO CATORCE Cuando Mackenzie y Bryers llegaron al aparcamiento y se dirigieron a su coche, ella vio que Smith estaba hablando por el teléfono móvil. Estaba apoyado contra su coche y hablaba en tonos tímidos de disculpa. Sin siquiera escuchar una palabra, Mackenzie estaba bastante segura de que estaba hablando con los padres de Miranda Peters. Cuando concluyó la llamada, se apresuró a acercarse a Mackenzie. Parecía profundamente triste, como si el dar las malas noticias le hubiera roto el corazón un poco. “Gracias por encargarte de eso,” dijo Mackenzie. “Claro,” dijo él. “Creo que sería de ayuda que alguien pudiera ir allí a hablar con ellos.” “¿Dónde viven?” “En Moorefield, Virginia Occidental. Como a una hora y quince minutos de aquí.” Mackenzie y Bryers compartieron una mirad