—¡Estuviste sensacional! —exclamó.
—Gracias, Red —dije entre jadeos, tratando de recuperar el aliento.
—Grupo principal, sin duda —me dijo con una agradable palmada en el hombro.
Observé con alegría la actuación de todos, y había muchos talentos en el escenario. Todos nos enteramos de que teníamos un descanso de quince minutos, antes de que tuviéramos que volver. Como no había examinado muy bien este edificio, llegué a la conclusión de que probablemente podría ver un poco en quince minutos. Así que me excusé del grupo de chicas que estaban sentadas alrededor de la mesa, caminando hacia lo desconocido.
Al llegar al primer piso, caminé un poco. Estaba en el camerino de las bailarinas. Había diferentes espejos listos para ser usados, y pequeñas sillas de bar colocadas frente a ellos. Quise tomar asiento, antes de oír que alguien entraba en la misma sala en la que yo estaba. Miré a la figura que estaba allí, pero lamentablemente no era alguien que me gustara ver.
—Todo un espectáculo —me dijo Harry—. Prácticamente me dejaste boquiabierto'.
Me reí y no respondí.
Harry se acercó y vi aparecer una sonrisa en su rostro.
—Nunca he visto una actuación tan intensa de una persona —admitió. Se paró frente a mí, muy cerca ahora—. Y me gustaría volver a experimentar ese espectáculo personalmente.
Agarró el borde de mis calzoncillos de repente, como si quisiera arrancarlos.
—Basta —lo detuve en voz alta, apartando su mano de un manotazo, sorprendida.
—¿Qué demonios, Vicky? —preguntó enfadado.
—Eso fue un espectáculo, no una maldita invitación a meterse en mis pantalones.
—¿Así que me rechazas? —preguntó.
Lo hago —espeté, levantando las manos—. Y se siente tan bien
—¿Muy presumida? —dijo, con las cejas fruncidas en señal de enfado.
—Lo dice la persona con actitud de gilipollas —comenté.
—No puedes hacer que me siente a esperar después de esa actuación. Tú querías esto, me querías a mí.
Cerró la brecha entre los dos, y su cara estaba a un centímetro de la mía. Vi que sus fosas nasales se abrían cada vez que soplaba por la nariz.
Me lamí los labios burlonamente.
—Nunca dije que te quisiera.
Y eso era muy cierto. ¿Alguna vez dije su nombre? No, no lo había hecho. Sólo quería hacerle sentir algo que no podía tener.
—Admítelo Harry, estás desesperado por cualquier conexión s****l entre tú y una mujer.
Se alejó de mí. Estaba enfadado, y no sólo un poco. Se estrelló contra el espejo que estaba allí, y éste se rompió en pedazos. Intenté que no cundiera el pánico y me limité a inhalar y exhalar con calma.
—Te vas a arrepentir de esto, Vicky West. —Harry señaló, antes de desaparecer por la esquina.
Me sorprendió el hecho de que se golpeara tan bruscamente contra el espejo. No tenía derecho a hacerlo. Si había alguien aquí con derecho a destrozar algo así; era yo, cuando le golpeé la cara. Simplemente quería arrastrarme hacia una habitación, o simplemente follarme en algún lugar al azar, porque básicamente no le importaba. Era un bastardo sediento.
Nos llamaron del empleado de Harry y nos reunimos en el mismo círculo en el que habíamos estado antes. Yo seguía temblando, y no ayudaba el hecho de que estuviera nerviosa por el lugar en el que estaríamos. Pero todo el mundo me dijo que la mayoría de las veces iba a estar en el grupo principal, así que supe que debía haber dado un buen espectáculo. Sentí que me sudaban las manos de la emoción. Cuando llegó mi turno, pasé el dedo por encima del papel, buscando mi nombre.
Todos empezaban a salir del edificio, riendo de felicidad. Tenían buenas noticias. Yo, en cambio, tenía las peores. Quería preguntarle por qué no me había metido en el grupo principal, con la ira acumulándose en mi cuerpo. ¿Así era como me iba a hacer pagar? ¿Dando un papel de suplente? No era justo, ni moral, de ninguna manera.
El hecho de que no quisiera follar con él no significaba que tuviera que arruinar prácticamente mi carrera. Me puse los pantalones de yoga rápidamente y traté de buscar a Harry. Estaría en algún lugar cercano, ya que hace unos minutos estábamos prácticamente parados uno al lado del otro.
Vi aparecer un cuerpo de la oscuridad en la esquina. Este bastardo ha estado escondido allí durante un buen rato, esperándome. Me dirigí hacia él con rabia. Oh, cómo quería arrancarle esa cara impecable de un golpe. Era más bajo de lo que esperaba.
—¿Fue porque no quería que me cogieras contra la pared? Le siseé con rabia. Se estaba metiendo debajo de mis uñas y la sangre me hervía por dentro. Era un asqueroso gilipollas que sólo pensaba en tocarme, desvestirme y sobre todo en follarme. Me quedé a centímetros de su cara.
—No soy tan poco profesional, Vicky. Eso duele —dijo monótonamente, poniendo la mano en su corazón.
—¿Eso duele? Sabes que maldita sea duele, ser empujado en el grupo equivocado después de la actuación que te di. Me esforcé al máximo y tú sólo quieres hacerme sentir miserable. Y todo porque no le di a tu dolorosa polla acceso a mis partes femeninas —escupí con dureza.
—Simplemente no lo lograste. De verdad, Vicky, deberías intentar ser mejor y superarlo —me dijo Harry.
Sacudí la cabeza en señal de desacuerdo. Quería jugar conmigo así, y yo no iba a aceptarlo.
—¡Necesito estar en el grupo principal! —Le dejé claro por última vez.
Harry caminó a mi alrededor, y poco a poco fui retrocediendo. Se dirigía a la escalera metálica de caracol que le llevaba al balcón en el que estaba ayer. Abrió algunos botones de su blusa blanca por debajo de la chaqueta mientras lo hacía, dejándome atrás.
—Demuestra que te mereces ese puesto. Demuestra que... no eres una suplente —dijo desde el balcón. Me quedé boquiabierta—. Demuéstramelo, y tal vez reconsidere hacerte uno.
Entonces, abrió una puerta y desapareció delante de mí.