Vicky West ... Aunque me gustaba jugar al tenis con Harry, era absolutamente pésimo. No había ni una sola posibilidad de que yo pudiera ganar a ese cabrón, que decía ser el maestro del tenis. Reconocí que había hecho un trabajo sorprendente y asombroso al machacarme -lo que definitivamente no era lo más caballeroso-, pero siguió presumiendo de lo grande y competente que era y de que si no hubiera sido dueño del Moulin Rouge habría sido el mejor tenista del mundo. Yo no podía garantizarle eso, pero si era lo que quería oír, le complacería. Me di una vuelta por su casa después de ducharme; sólo quedaban treinta minutos para matar antes de que tuviera que estar en el Café y trabajar a tope. No había un hueso en mi cuerpo que estuviera encantado con la idea de servir a gente desagradeci