Harry Stone
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La luz brillaba a través de la ventana, golpeando las cortinas, y a nosotros. Vicky se quedó toda la noche, y no podría estar más contento. Su presencia era el regalo más maravilloso que podía recibir después de nuestra charla de la mañana. Estaba orgullosa de mí, y para ser sincero. . nunca nadie me había dicho que estaba orgullosa de las cosas que hacía.
Su pelo n***o estaba desordenado sobre la almohada, y mis dedos tocaban su estómago expuesto. Su camiseta se movía más arriba, ya que se giraba en su sueño repetidamente. Pero no me importaba, porque su piel era suave como la seda. Su vientre se movía suavemente, y podía oírla exhalar el aire que retenía de vez en cuando.
Esta vez podía quedarme con ella en la cama. No necesitaba irme, por culpa de William y su odioso
