Desperté con mi reloj biológico, recostada en el pecho de Brian. Al removerme un poco para desenredar nuestras piernas, lo desperté a él.
-Mmmm buenos días – saludó, estirándose un poco para desperezarse.
-Buenos días – lo saludé, dándole un pico en los labios - ¿Qué tal dormiste?
-¿Siquiera alcanzamos a dormir unas horas? Porque me pareció que lo hicimos toda la noche…- dijo, mirándome seductoramente.
-Son las…- dije, mirando el reloj de mi mesa de noche - ¡oh mierda! ¡La una de la tarde! – Exclamé, sentándome de golpe y cogiendo mi celular, el cual estaba también sobre mi mesa de noche - ¿¡50 llamadas perdidas!?
-¿Tantas llamadas te hizo tu tía Laura? ¿Tan urgida está de que vayamos a almorzar? – preguntó Brian.
Al ver el registro, noté que no todas las llamadas eran de mi tía. Me
