Me apliqué el último retoque de base sobre el pómulo, el cual había amanecido considerablemente amoratado. Brian me había dado la bofetada con el dorso de su mano, haciendo que sus fuertes nudillos impactaran violentamente contra mi pómulo, dejándolo ligeramente hinchado y muy morado. Había sido casi que un puñetazo lo que él me había dado. Hice un gran esfuerzo por tapármelo, no quería quedar como la típica esposa que era golpeada por su esposo. No había podido dormir, así que también tuve que cubrirme las ojeras. Agradecí que hoy solo tuviera ensayo y no presentación. Mañana era que yo tendría que bailar, el que bailaría hoy sería Brian. Y aún no había llegado a casa. Me preocupé por él, pero a la vez, estaba enojada, y más que enojada, triste. No podía creer que él me había golpeado.