Capítulo 31

3555 Words

-¡Ah! ¡Eres una estúpida! – me dijo Donatien apenas salimos por el telón. Habíamos acabado de presentar El Cascanueces en Lisboa, capital de Portugal. Como era acostumbrado en una compañía de talla mundial como lo es la Opera de París, solíamos salir de gira internacional a presentar ballets. Primero habíamos pasado por algunas ciudades de Francia, para luego pasar por varias capitales de Europa. Hoy, 24 de diciembre, nos había tocado en la capital de Portugal. Donatien en esta ocasión me estaba regañando, porque según él, yo tuve la culpa de que en la última cargada, en donde me debía sostener con una sola mano fuertemente del musculo sartorio (el que queda cerca a la entrepierna) se le resbalara la mano y quedara sosteniéndome de la entrepierna. Si, su mano quedó en mi entrepierna, y t

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