Desde el mismo instante en el que Sabrina accedió a la loca propuesta de Ales y del resto del grupo, nos sumergimos tanto en el resultado de este paso tan difícil que no tuve tiempo de volver a abordar a la muñequita, no como las ganas me lo piden. Por más disposición que hubiera tenido, al ser el cerebro de la seguridad que organizamos en torno de la rubiecita, antes de poner en marcha el plan, si bien tuve tiempo de dormir, no pude hacerlo con ella; aunado a que a diferencia de la noche en la que estuvimos juntos, Lucia no volvió a dar indicios de no estar en su habitación. La noche anterior al viaje a la capital, quise recibir la misma atención que me dio la última vez que estuvimos juntos, solo obtuve una sonrisa y un beso robado de mi parte delante de todos.
Habíamos pronosticado qu
