LA BODA

1072 Words
ANNA Respiro profundo mientras la ansiedad me golpea y siento que no puedo respirar. Sacó del frasco las pastillas y las tomo, necesito estar lo más calmada posible, necesito que los sentimientos no me aplasten hasta ahogarme y la fobia que he desarrollado (gracias a mi padre) cuando hay mucha gente a mi alrededor no me facilita esta boda. - Dado que es una simple transacción, creo que no es necesario fingir más allá de lo necesario y que me lleves del brazo hasta el acta que debo firmar para intercambiarme. - No digas eso mujer, por qué debes ser tan dramática siempre. - Está bien papá, sé el lugar que tengo en tu vida, ya no voy a pelear más. Que la corriente me lleve sobre las rocas a que me terminen de romper, pero por favor toma el lugar junto a tu familia en primera fila para que disfrutes mi actuación. Entro y todos en la boda me ven con odio, soy la bruja que obligó al pobre Alexander a casarse contra su voluntad, mientras una sollozante Laura observa en la última fila el circo que hay ante mis ojos. Yo también me creería su cuento si no hubiera ido junto a mi hermana a regodearse del año de mierda que me espera, porque ellas se asegurarían de que así fuera. Ninguna sorpresa debo admitir, con solo verla supe desde el principio que era una excelente actriz como las víboras que vivían conmigo, el dinero también lo es todo para ella y Alex solo es un medio para conseguirlo, aunque él no logra verlo. Alexander… Mi Alex… Lo conozco de toda mi vida pues sus padres fueron los mejores amigos de mi mamá, sus únicos amigos hasta que mi papá poco a poco fue alejándola de ellos… De todos. Pensar que nos llevábamos muy bien, era el único amigo que tenía, pero papá me obligó a alejarme también. Para empeorar todo (porque en mi vida todo puede ser peor siempre), me enfermé de gravedad, una alergia inexplicable por la que no puedo comer casi nada, o incluso poner mi piel en contacto con otros elementos a riesgo de terminar en el hospital. Los doctores dijeron que podía tratarme en el extranjero para hacer mi vida más llevadera, pero mi padre no quiso gastar dinero en eso. Gracias al cielo en mis días de universidad conocí a Daniel, había tenido problemas con su familia al no seguir la “tradición” de convertirse en médico y ayudar a dirigir la enorme clínica que poseen, prefirió estudiar administración en moda. Eso lo llevó a ser desterrado, teniendo que entrar a la universidad pública unos semestre y se convirtió en mi mejor amigo. Cuando se enteró de mi raro padecimiento logró que su tío y esposa (los únicos que aún se llevaban con él) me vean, gracias a eso pude disfrutar un poco de la vida y con las pastillas correctas mi alergia se redujo a ciertos perfumes, cremas, comida, pero todo evitable. Hubiera querido que esté aquí dándome ánimos, pero su trabajo lo tiene viajando constantemente, > igual que a mi abuelo, solo que arrastrarlos a este circo sería tan injusto con ambos. Pero… ¿Dónde iba? Sí, Alexander. Desde que compartíamos dulces leyendo caricaturas tuve un crush con él, con el pasar de los años solo pude admirarlo a la distancia. En parte por mi timidez, pero en gran parte por mi padre y su obsesión de alejarme de todos para poder culparme (como hizo con mi madre) del despilfarro familiar. En cada oportunidad que tenía lo buscaba con la mirada, pero sus ojos fríos me confirmaban que al igual que todos en esta ciudad pensaba lo peor de mí… Piensa lo peor de mí. Y aunque una parte mía alberga la esperanza de que en este tiempo pueda conocerme y quizás, solo quizás al menos apreciarme, sé que es casi imposible sacudirme la imagen que todos tienen y que mi objetivo debe ser sobrevivir este año para poder cumplir con el pedido de mi madre, lograr la custodia de mi abuelo, recuperar Lannders y limpiar su imagen al liberarnos por fin de mi padre. Esa es mi meta y ni el hermoso Alexander con sus poderosos ojos marrones podrá apartarme de ella. ALEXANDER La veo caminar sola hacia mí y en serio, no sé qué tan loca está esa mujer, o qué tan larga es esta entrada porque siento que pasan horas. Horas en las que la miro y sus gestos cambian, como si le estuviera contando la historia de su vida a alguien más aquí que yo no logro ver. Tan arrogante que no quiso ingresar del brazo de su padre, muy seguramente porque él viene de orígenes más bajos que su mamá, después de todo era un trabajador de su empresa cuando la embarazó, siendo obligado por su suegro a casarse para que la pobre señorita no sea criticada. Sonrío, ella no debe tener idea de que sé esa parte de su historia, podría aprovecharme de eso después para molestarla. No sé cómo mis padres podían apreciar una mujer así. Al igual que su hija era hermosa, pero la belleza de ambas solo está en el exterior. Recuerdo a su madre llegar a las fiestas borracha, arrastrando palabras al hablar, tenía gestos raros y aún así no soltaba esa frialdad, esa arrogancia, ni siquiera permitía la toquen. La observo un poco mientras camina, admito es tentadora, con esos ojos grises que resaltan tanto, pero lucen desorientados. > a cada paso que da entiendo menos cómo mis papás me amarraron con semejante personaje. Miro a Laura, con sus ojos llorosos, esa mujer sí que me ama, es capaz de apoyarme en este plan tan descabellado al punto de estar aquí, cerca de mí dándome ánimos. No merezco alguien tan especial. Ahora, el tema del niño me preocupa, porque obviamente sé cómo hacer un bebé, no soy Laura que no conoce del tema. La cuestión es, cómo le hago uno a esta mujer que desprecio tanto, o sea, buena así buenísima está, yo también lo estoy modestia a parte, pero cómo convenzo a alguien como ella de tener un hijo sin contarle la parte de la herencia para que no intente aprovecharse. En fin, sonríe Alexander que es hora del show, el momento de contarte a ti mismo la historia de tu vida se acabó y toca el sí acepto.
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