Cuando Vincent despertó, su hija estaba a su lado, acariciando a los gatitos, se dio cuenta de que todos los gatitos estaban en su cama. Dio un bostezo, sintió su cuerpo relajado y descansado. Escucho un grupo de música que poco conocía, era italiano, por ende, Enzo seguía en casa. — ¿Dónde está el tío Enzo, bebé? - pregunto acariciando su carita. — Lolina. Enzo cocinando, eso siempre era arte. Dio un suspiro y se levantó con sumo cuidado de no aplastar a ninguno de los gatitos, miró a su hija, la bajó de la cama y tomó su mano para salir de su habitación. No había resto de que la gata hubiera muerto en medio de su casa. El olor a tocino y algo con muchos condimentos llegó a su olfato, dejó que su hija fuera hasta el sofá, mirando como se subía con sus ingenios, se acercó a ella pa