Capítulo 6.

1019 Words
Me desperté con el ruido de la calle. Thomas había dejado los ventanales abiertos de par en par y el ruido de las obras de al lado me acabaron despertando antes de lo previsto. Cogí el vestido que llevé ayer por la noche y fui al baño a asearme y a vestirme. Me encantaba este baño, para ser sincera, el espejo era tan grande e iba a juego con la tina en cuanto a tamaño. Salí de la habitación sin hacer ruido, ya que estaba segura de que media casa seguía dormida pro ser aún las 8 am., pero me estaba equivocando de nuevo. Según bajaba más las escaleras, mejor oía el ruido de todos hablando en el comedor. Me daba cierto reparo ir y mezclarme entre ellos, pero no me quedaba otra. -Buenos días –entré por la puerta y todas las cabezas se giraron al verme, pero ninguna me saludó, sino que siguieron hablando a lo suyo. Fui hacia el lado donde estaba Thomas porque había guardado un sitio para mí y me senté para que pudiéramos empezar a desayunar. - ¿Cómo has dormido? -Bueno, para ser la primera noche creo que bastante bien –le sonreí. -Me alegro –cuando le miré para decirle algo más, vi como entraban en la cocina James y su novia, uno detrás de otro. -Buenos días –dijo Katherine hacia los padres de su novio, pero tampoco me dijeron nada, solo una leve sonrisa. Se sentaron justo en frente nuestra, por lo que tenía a James justo delante. Charlotte empezó a traer los desayunos junto con otra empleada que era la primera vez que la veía, por lo que supuse que sería la cocinera. Empezamos a comer todos sin hacer prácticamente ruido, pero empezaron a hablar de nuevo de política y dinero y yo desconecté totalmente. De pronto, una patada debajo de la mesa me sacó de mis pensamientos mientras comía mi omelette. Levanté la mirada y miré a James de forma bastante seria para que no hiciera esto delante de todos, pero le hizo gracia mi expresión, al parecer. Su novia no parecía percatarse muy bien de lo que estaba pasando, pero James no paraba de darme toquecitos cada dos por tres para molestarme sin motivo. Supongo que Katherine estaba teniendo una leve resaca por las ojeras que estaba trayendo. Terminamos el desayuno y todos se fueron a hacer sus cosas, menos James, claro. Incluso Thomas se tuvo que ir con sus padres por unos negocios dejándome aquí sola. Me quedé en la cocina hablando un poco con Charlotte porque me caía bien, y como tampoco tenía muchas cosas planeadas para hoy, pensé en que podría hacer algo por la casa junto a ella. -Señorita, no tiene que ayudarme en nada, para eso estoy yo –me insistió. -Pero Charlotte, al menos algo puedo hacer, me aburro demasiado sin hacer nada en todo el día –le insistí de vuelta, a lo que suspiró y sonrió. -Veo que no eres de las típicas, a lo mejor puedes secar la vajilla que se ha terminado de lavar –me señaló la otra encimera. -Claro que sí –me encaminé hacia el otro lado de la cocina y empecé a sacarle brillo a la vasija que acaba de lavar la máquina. -No me lo creo –oí de pronto desde atrás-. No deberías hacer eso. -Quiero hacerlo, no me lo puedes prohibir –le repliqué. -Parece que vengas de otro planeta –esas palabras me recordaron a lo de la otra noche, cosa que seguía sin entender, pero para cuando quería decir algo más, se había ido. -Señorita, ¿se lleva mal con el señor James? –Charlotte me había descolocado con la pregunta. -Para nada –le sonreí-. Es solo que le encanta chincharme, al parecer. -El señor James será el mejor cuñado que tengáis, creedme –me sonrió de vuelta. - ¿Usted sabe algo de los andares de James? –me pudo la curiosidad. -Si usted supiera lo que ven mis ojos y oyen mis oídos… me meterían entre rejas –soltó una carcajada. -Entonces usted sabe algo sobre la relación de James y Katherine, ¿no? –le miré pícara y ella me miró de vuelta de la misma manera, dándome a entender que sí sabía cosas. -Si quiere podemos quedar en otro sitio y a otra hora para que yo le cuente, a la luz del día es peligroso señorita. -Me parece bien Charlotte, yo a cambio te ayudo con las cosas de la casa para estar a mano contigo –le sonreí y salí de la cocina para hacer otra cosa. Lo malo era que no sabía qué hacer, por lo que la suerte jugó de mi parte cuando vi una puerta que llevaba a un jardín trasero muy parecido al de la casa de mis padres. Salí hacia fuera y vi un caminito que pasaba entre los metros cuadrados de flores que llevaban a un columpio en forma de banco, cosa que me hizo sonreír mientras iba hacia este. Me senté y empecé a balancearme disfrutando del sol que estaba pegando justo encima del jardín esa mañana. No sé cuánto tiempo perdí balanceándome, pero me estaba relajando bastante de todos los problemas que pensaba que tenía ahora mismo. Para otras personas sería un lujo que te casen a la fuerza con alguien que tiene dinero, pero para mí es perder tiempo de mi juventud con alguien al que no voy a amar nunca posiblemente. Y no es por el hecho de no haberle dado siquiera una oportunidad, si estoy todo el día con él y por lo visto nos comportamos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Además, hay personas con las que sabes que nunca vas a tener nada porque lo sientes cuando las ves, y yo he sentido eso al ver a Thomas. No es porque no sea atractivo o porque no sea suficientemente inteligente, para nada, pero no es de mi gusto. En cambio, su hermano sí, y me da miedo que eso llegue a ser un problema. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD