Después de verificar que Altair estuviera bien, me entró la angustia por hablar con Ales, por tratar de resolver las diferencias que sin buscarlas pudieron haber surgido entre los dos, tal vez por una mala interpretación de las intenciones de cada uno, por no hablar nuestros temores, por no ser sinceros el uno con el otro. Bajé hasta el primer nivel de la casa, en la cocina encontré a Lucia con Samantha, entretenidas en la preparación de algo que no me molesté en saber qué. Con la misma que entré, al no ver a Ales por ahí, salí. Lo busqué en la sala de estar, luego fui a su despacho y antes de ir al anexo opté por pasar por el área de la piscina. Allí estaba, para mi sorpresa conversando muy de cerca con Sandra. Ver lo cerca que estaban me dio una leve punzada en el pecho, una sensación