Apenas terminé de confesar cual fue el móvil que nos arrastro a tomar esa decisión, en seguida el espacio volvió a quedar en silencio. Caminé dos pasos a un lado para tomar de la mesa el vaso de whisky que Lucia me había servido, me lo tomé de un solo sorbo, y volví la mirada para buscar a otra de las chicas del servicio. Necesitaba otro trago para calmar la ansiedad que todo esto me produce. Sin hacer mayor esfuerzo una de ellas se acercó a mí con una botella en la mano. —Permítame señor —me dice la chica tomando el vaso. Se lo entregué y volteé la mirada alrededor, para darme cuenta que Sandra había dejado el asiento que venía ocupando, se acercó a Iliang, le dijo algo en voz baja y luego caminó hasta donde yo me encontraba. Mientras caminaba con la seguridad y tranquilidad que he ve