Me mantengo en el despacho desde tempranas horas del día de hoy redactando un escrito que José Manuel va a presentar en un Juzgado el día de mañana.
Después de la breve conversación que mantuve con Ales el día anterior, no lo volví a ver. Tampoco llegó a dormir, y esta mañana al no lograr conciliar el sueño más que las escasas cuatro horas que logré vencer al agotamiento obligándome a descansar, justo cuando comenzaba a amanecer decidí tomar una ducha, vestirme y ocupar la mente en algo que me distrajera de tanto pensamiento abrumador.
La rabia que había comenzado a sentir por Sandra se ha ido acrecentando, pues ya no solo es el asedio con sus amenazas de llevarse a Altair, sino que ahora pretende hacerme dudar de Ales. Para colmo la actitud de él no es que ayude mucho a pasar desaperci
