-Deberías irte, es tarde – le dije a Ethan. Estábamos tumbados en la cama, exhaustos después de una larga sesión de besos. Yo descansaba sobre su pecho, sintiendo el suave sube y baja de su pecho con cada respiración. -Mis padres ya no se pasan por mi habitación para asegurarse de que esté durmiendo, no se darán cuenta de mi ausencia – aseguró, dándome un beso en la coronilla. -A Ian se le hará raro que aún no me haya pasado por su habitación, y talvez Sophia venga a buscarme. -Quisiera quedarme a dormir, tal y como lo hacía cuando éramos pequeños ¿te acuerdas de nuestras pijamadas? -Esperábamos a que mis padres nos dieran las buenas noches para escondernos bajo las sabanas con una linterna y leer el libro de cuentos de terror de mi hermano – dije, soltando una breve risa – nos quedáb