Escape de la realidad

2716 Words
Estaba reunida con mi familia festejando el año nuevo. Todos estaban entusiasmados por comenzar un nuevo ciclo, menos yo. Acababa de terminar la escuela y pronto tendría que interceptarme en el mundo laboral. No esperaba nada interesante del nuevo año, ni siquiera estaba segura de lo que quería hacer de mi vida. -10,9,8,7,6,5-Había comenzado la cuenta regresiva. -4,3,2,1...¡Feliz año nuevo! Las personas de mí alrededor se abrazaron entre sí. Trate de fingir entusiasmo para no parecer una aguafiestas. Mi amiga se acercó a mí, y me abrazó alegre. -Espero que tu año este plagado de bendiciones. Esa era Clara, una supuesta mejor amiga que solo me llamaba cuando necesitaba un favor. En más de una ocasión me llegue a enterar que estuvo hablando mal de mí a otras personas. -Gracias Clara, igual para ti. -No te veo emocionada-comentó Gabriel. El y Clara eran mis mejores amigos. La conexión que tenía con el resto había desaparecido. Es triste ver cómo las personas se van y te olvidan con el tiempo. -Claro que estoy emocionada, este será un buen año para todos. -Estoy seguro de eso. Gabriel estuvo enamorado de mí desde la secundaria. Sentía que el hecho de que fuera mi amigo, solo era una excusa para tratar de conquistarme. Vi a mi madre llamándome con la mano y deje a mis amigos para ir con ella. -Te veo muy feliz. -Estas épocas del año me emocionan mucho, quiero darte algo-me dio un pequeño regalo.-Lo compre esta mañana. -Gracias mami-abrí el regalo y me maraville al ver un hermoso anillo de color blanco. -El vendedor me dijo que era de buena suerte. -Esta increíble-lo puse en mi dedo índice. Cuando la fiesta terminó, Entre cansada en mi cuarto y me acosté sin cambiarme de ropa. Me disponía a dormir, cuando una luz en mi ventana llamó mi atención. Me asomé al cristal y vi que una luz inmensa provenía del centro de la ciudad. La luz tenía un brillo único, casi hipnótico. Podía sentir que me llamaba. Silenciosamente salí de la casa y me dirigí al centro de la ciudad. La luz provenía de una fuente con estatuas de hadas. A medida que me acercaba, la luz brillaba con más intensidad. Cuando toque la fuente, la luz cesó. Me asomé a ver el agua y de repente alguien me empujo haciéndome caer dentro de la fuente. Cerré mis ojos esperando el impacto, pero este nunca llegó. Solo seguí cayendo por un abismo que parecía no acabar. Hasta que, finalmente, caí sobre un joven de armadura azul. Me quite de encima con torpeza y lo ayude a levantarse. Me quedé callada mientras lo miraba estupefacta. El color de sus ojos eran como una mezcla de verde y azul, su rostro era tan perfecto que no tenía ningún lunar y su físico era idéntico al de los modelos que salían en revistas. -¿De dónde has venido?-preguntó despertándome de mis pensamientos. -Discúlpame por caer sobre ti, pero gracias por detener mi caída. -¡¿Quién eres tú?!-escuché decir a una mujer. Una joven vestida de armadura roja y otro joven vestido de armadura verde me rodearon mientras me apuntaban con espadas. -¡Responde!-insistió la joven. -Siento aparecer de repente, no sé cómo llegue aquí. -Seguramente no eres de por aquí, está prohibido este lugar. -Les juro que no soy una criminal. Estaban a punto de atacarme, hasta que, el joven de armadura azul les ordenó que se detuvieran. -Cálmate Iris, vamos a escucharla. -Deja de defender a los forasteros Eusudrin. -De verdad no quiero lastimar a nadie, solo estoy perdida-dije esperando que me creyeran. -¿Crees que voy a creer eso? -¿Por qué no la llevamos con la reina Merida?-pregunto el joven de armadura verde.-Que ella decida qué hacer con la intrusa. -Está bien, pero si le hace algo a la reina, será culpa de Eusudrin. -Asumiré la culpa. Los jóvenes de armadura me llevaron a un enorme castillo decorado con muebles de estilo medieval hechos completamente de diamantes al igual que el resto del lugar. Llegamos a un salón donde se encontraba una hermosa mujer sentada en un trono. Vi cómo se arrodillaban ante ella e imite el gesto. -Veo que traen compañía, bienvenida al reino Luna. -Gracias, su majestad... La mujer se levantó del trono y se acercó para verme mejor. Sonrió con entusiasmo y me abrazó inesperadamente. -No lo puedo creer. Finalmente estás aquí, te pareces mucho a tu madre. -¿Eh?-preguntamos los caballeros y yo al mismo tiempo. -Lamentamos interrumpirla, su majestad, pero esta forastera entró sin permiso. -Eso no es cierto, su majestad. Aparecí de la nada en este lugar. La reina camino hacia un estante y hojeo un libro rojo.-Según la profecía, el día que una joven desconocida llegue a nuestro mundo, será la elegida para luchar contra el hechicero. -¿Luchar?-pregunte confundida. -Eso es imposible, ella se ve demasiado débil para luchar. -Me debe estar confundiendo con alguien, yo solo quiero regresar a mi mundo. -Estoy segura que eres la hija de la reina Cristal. -¿Está segura de eso su majestad? -Muy segura Iris. -Honestamente yo lo dudo, pero si usted lo dice. -Me encantaría que nos ayudarás a vencer a Badrech, eres la única que puede detenerlo. -Perdón su majestad, pero no puedo ser yo, no puedo hacerlo. -Piénsalo por un momento. -Lo siento, ¿sabe cómo puedo volver a mi hogar? -Lo siento, pero no sé cómo hacerte regresar. -¿No podré volver? -Me temo que no, pero eres bienvenida para hospedarte aquí. -Supongo que no tengo opción, gracias reina Merida. -Eusudrin, ¿podrías llevarla a su habitación? -Como ordene, su majestad. Seguí al noble caballero hasta una enorme puerta. Todas las puertas del castillo tenían el mismo tamaño, iba a ser difícil no confundirse. Eusudrin abrió la puerta y quedé maravillada con la habitación, toda la decoración era muy elegante, me daba la impresión de estar en una película de época. -Me encanta, es hermosa. -Me alegra que sea de tu agrado. Eusudrin iba a irse, pero lo detuve del brazo. -¿Necesitas algo más?-preguntó girándose hacia mí. -¿Puedes quedarte un momento conmigo? -Debo volver a mi vigilancia. -Por favor...no quiero quedarme sola. -Como desees. No sé si fue por lastima, pero creo que sintió mi angustia. Me senté en la cama y él se sentó a mi lado. -¿Hay algún problema? -Todo esto es tan extraño, dime que es un sueño. -Esto no es un sueño. -Te ruego que me ayudes, yo no pertenezco aquí. Se supone que en dos días me tengo que inscribir en la universidad. -De verdad lo siento, quisiera ayudarte, pero me temo que es imposible. -¿Por qué me trajeron aquí?, ¿porque soy la elegida?, ¿elegida de que?, no entiendo porque dicen eso. -Y si te dijera que perteneces más aquí de lo que piensas. -¿Tu de verdad crees eso? Salió a vigilar el pasillo y luego tomó mi mano. -Ven conmigo, te mostraré algo. Me guió a una puerta con varios candados. Pronunció la palabra "asaratres" y la puerta se abrió mágicamente. Era un cuarto con una cantidad de frascos con sustancias brillantes. Tomo una bolsa que contenía una especie de polvo amarillo, lo esparció sobre mí, y sentí mi cuerpo desvanecerse. Aparecí en un castillo con las paredes completamente destruidas, en los pisos había varios cuadros rotos de la misma mujer. Tome uno de ellos y al mirarla, me di cuenta que se me parecía mucho.  -¿Dónde estamos? -Este era tu hogar-respondió Eusudrin apareciendo a mi lado. -Es imposible, recordaría haber vivido en un lugar así. -Era el castillo de tu madre, antes de que todo quedara en ruinas. La reina Cristal te transportó a otro mundo para salvarte. El caballero azul volvió a tomar mi mano y me llevó fuera del palacio. El reino que alguna vez le perteneció a quien supuestamente fue mi madre, había quedado completamente destruido. Los árboles estaban secos y no había ningún tipo de animal cerca. -¿Qué fue lo que pasó? -Este era el reino de Cristal, tu madre enloqueció de poder y se volvió una reina cruel. Se enamoró de Badrech y te tuvieron. La reina Cristal se dio cuenta de las malas intenciones que tenía y lo dejó. Fue cuando las sombras empezaron a a****r, ella te puso a salvo. Y le entregó su anillo a la Reina Merida para que Badrech no lo obtuviera. -¡¿Badrech es mi padre?! -Sí, seguramente él ya sabe que estás aquí. Quiere tu anillo. -¿Por qué quiere mi anillo? -Es el único que le falta para volverse más fuerte y alcanzar la inmortalidad. Ya consiguió el de la reina Merida y el de las otras reinas, solo le falta el tuyo. -¿Por qué estoy aquí realmente? No podía creer lo que me estaba diciendo, era producto de una reina malvada y de un hechicero. Me sentía culpable por el daño que causó la reina Cristal, en ese momento sentí que debía reparar el daño que causó. -Seré la elegida. -¿Lo dices enserio? -Sí. Quiero que este reino vuelva a ser lo que era, y si ya no puedo volver a mi hogar, no me queda otra opción. -Me alegra que aceptes. -Sé que me arrepentiré después, pero no importa. Eusudrin volvió a esparcir el polvo sobre nosotros y regresamos al castillo. Salimos del cuarto, volvió a pronunciar "Asaratres" y la puerta volvió a tener candados. -No le digas a nadie que te lleve a ese lugar, tenemos prohibido entrar a este cuarto. -No lo haré. Eusudrin volvió a su vigilancia, mientras que me disponía a ir junto a la reina Merida para decirle que acepte cumplir con la misión que me había dado. Mientras caminaba por los pasillos, una anciana se paró frente a mí. -Disculpa, ¿eres la elegida? -Sí. Soy yo, pero puede llamarme Jessica. -Mucho gusto querida, me entere de tu problema y quería decirte que puedo ayudarte. -¿Qué problema? -El de volver a tu mundo-la anciana señaló un espejo que estaba colgado en la pared.-Solo tienes que tocarlo. Fui hacia el espejo y puse mi mano sobre él. Un agujero n***o se formo y apareció la imagen de mis madre preocupada por mi desaparición. Aparté mi mano del espejo, pero luego lo volví a tocar. Esta vez mi mano se hundió en él.  -¿Esa es tu familia? -Lo es… -Solo tienes que atravesar el espejo y estarás de vuelta con ella. Quería regresar, pero me sentía mal por aquel reino. Sentiría una carga de conciencia enorme, si dejaba que lastimaran a la Reina Merida o a Eusudrin. El universo me trajo a ese mundo por alguna razón, ¿realmente quería volver a la realidad?, una vida rutinaria era muy aburrida. -Me quedaré aquí-dije quitando mi mano para ver a la anciana. -¿Estas segura?, no volverás a tener una oportunidad así. -Muy segura, tengo una misión y no quiero defraudar a nadie. -¡No sabes lo que haces!, ¡tu familia!, ¡tus amigos!, ¡tu vida!, ¿vas a dejar todo eso atrás?-la señora se estaba volviendo agresiva de la nada. -Me quedo-dije firme. -No sabes el error que cometiste. La anciana se convirtió en un pájaro n***o y se fue volando por una de las ventanas del palacio. Eusudrin llegó corriendo al escuchar el graznido del ave.  -¿Estas bien elegida?, creí escuchar un ruido. -Me topé con una anciana extraña, me gritó y luego se convirtió en un pájaro. -Tu padre ya debe saber que estás aquí. -¿Quién era esa señora? -El hijo del hechicero. -¿Tengo un hermano? -No exactamente, Ivucu fue creado con magia, él no es hijo de la reina Cristal. -¿Se usa la magia para todo aquí? -Si, todos hacen magia. -¿Incluso yo? -Incluso tu, ya lo irás descubriendo. -¿Tu de verdad crees que puedo vencer a un hechicero? -No lo creo, lo se. -Haré lo mejor que pueda, ese tal Ivucu no va a alejarme de mi misión, por cierto, dime Jessica, el nombre elegida suena muy raro. -Como desees. -Y otra cosa, no tienes que ser tan formal conmigo. -De acuerdo, Jessica. -Así me gusta. Eusudrin era muy atractivo, pero tenía que concentrarme en mi labor como elegida si quería lograr mi objetivo. Fui junto a la reina y conté sobre mi decisión. -Me complace que te unas en la batalla. -Por nada reina Merida. -Esta noche haremos una fiesta en tu honor, para que todos te conozcan, pero luego comienza tu entrenamiento. -Gracias, su alteza. Una fiesta en mi honor y misterios en cada rincón, el reino cada vez me gustaba más. Era la oportunidad perfecta para probarme a mí misma, que era capaz de hacer muchas cosas. Si lograba vencer a un hechicero, lograría lo que fuera. Aunque pudiera terminar muerta, tenía que intentarlo. ¿Cuándo volvería a presentarse algo así en mi vida? Iba a ser un evento especialmente para mi y estaba muy entusiasmada, lo malo era que no tenía nada que ponerme y no quería pasar vergüenza por mi ropa tan fuera de lugar. Era evidente que Iris no iba a prestarme nada de su guardarropa, así que pensé en ir a la ciudad para dar un vistazo a las tiendas de ropa, le pedí a Eusudrin que me acompañe, pero me dijo que no podía. Salí sin decirle a nadie y me dirigí al pueblo. Era un lugar hermoso, mucho mas lindo que el reino de Cristal y con muchas más vegetación. Entre los habitantes, había hadas, elfos, gnomos, brujos, magos y personas comunes y corrientes. Pase por los locales de ropa y entré en uno. Me fije en un hermoso vestido medieval de color naranja, pero era muy costoso. Eusudrin me había dado algo de dinero, pero no me alcanzaba para comprar nada. Los precios de todos los vestidos eran muy altos.  Salí de la tienda y una taberna llamó mi atención, un pequeño duende salió expulsado de ella seguido por un ogro de mediana estatura. El ogro estaba apunto de golpearlo, cuando un joven enmascarado intervino en su discusión. El ogro reclamo que el duende era un estafador y el duende se hizo la víctima. El enmascarado sacó una bolsa con monedas de oro y se la dio al ogro para que este se alejara tranquilo. El ogro lo aceptó y dejó de a****r al duende. -Te lo agradezco amigo-le dijo el duende. El enmascarado tomó al duende y lo arrojó lejos de ese lugar. Se percató de mi presencia y me saludó para luego entrar en la taberna. Me daba curiosidad saber quien era, la taberna no parecía ser un lugar muy seguro, pero no me importo. Entre y lo vi sentado frente al mostrador, me senté junto a él y me presenté con mi nombre real, no sabía si era buena idea decirle que era la elegida. -Hola, lo que hiciste fue genial, ¿pero porque ayudaste a ese duende si era un estafador? -Digamos que le debía un favor. -¿Eres un criminal? -Supongo que eres nueva. -¿Cómo lo sabes? -Todos se conocen aquí, soy Aron. -Y yo Jessica. -Jessica, te llamas igual que la elegida. ¿Cómo lo supo? -Las noticias corren rápido, todo el pueblo ya sabe de tu llegada y que ese es tu nombre. -¿Ah sí? -¿Te invito un trago? -Gracias, no bebo. Terminó su vaso, puso dinero sobre el mostrador y se retiró. Iba a seguirlo, pero cuando salí a fuera, ya no estaba. Volví al palacio y los caballeros me preguntaron a donde me había ido. -Solo salí a ver un vestido para mi, no quiero estar en estas fachas. -No puedes deambular sola, el pueblo se ha vuelto un lugar peligroso luego de los ataques de Ivucu-dijo Iris. -Lo siento, no lo sabía. -Aparte no necesitas comprar uno. -¿Por qué no? -Te tengo una sorpresa para esta noche, estoy seguro que te gustará mucho. -¿Qué es? -Tendrás que esperar. -Que malo eres.
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