Capítulo 7: Una WaG.

2143 Words
Era una broma llamar "ir de compras" cuando en verdad habían vaciado las tiendas más exclusivas de la ciudad, porque para Bea todo era necesario. Julia estaba en la habitación que habían preparado para ella sentada en el borde de la cama con las piernas cruzadas. Miraba alrededor deslumbrada, casi no se podía apreciar el suelo de la habitación, con tantas bolsas y cajas llenas de ropa, tacones, joyas y lencería. Se preguntaba si de verdad algún día llegaría a ponerse todo lo que Bea había elegido para ella. Tocaron la puerta y Julia anunció que podían pasar. Cuando Felipe entró tuvo que apartar algunas bolsas para poder avanzar unos metros dentro de la enorme habitación, y al verlo la chica se puso de pie inmediatamente. –Hola Julia. –Felipe la saludó educadamente llevándose las manos a sus bolsillos. –Hola señor Herráez. –Julia respondió con las mejillas rojas por la cantidad de cosas que habían comprado para ella, y no quería parecer una aprovechada. –Llámame Felipe por favor. –Pidió con un tono amable que la hizo sonreír incómoda y asentir. –Veo que mi hermana se ha tomado muy en serio su misión de comprarte ropa. Espero que también te haya explicado todo lo que necesitas saber para mañana. –Indagó ladeando la cabeza mirando a la chica con atención. –Sí, me explicó que en el hotel me estará esperando un equipo de su confianza, que me ayudará a vestirme adecuadamente para la ocasión. – Julia repitió las mismas palabras que le había dicho Bea. –¡Perfecto! Vendré a buscarte mañana a primera hora para irnos al aeropuerto. –Afirmó Felipe dejando a la chica sorprendida. –¿No iré con Hugo? –Preguntó ella con expectación. –No, Hugo partió hace unas horas a Barcelona. Jugarán un clásico, suele ser un partido muy importante y deben estar bien preparados. Así que yo te acompañaré mañana durante todo el partido. –Explicó viendo como la chica respiraba con ansiedad. –Puedes estar tranquila, no te dejaré sola. –Está bien, mañana le estaré esperando para irnos. –Contestó Julia con seguridad porque sus palabras la habían dejado más tranquila. Felipe asintió y cuando estaba saliendo ella lo llamó. – Señor… Felipe. –Se corrigió mentalmente y continuó. –Bea me ha comprado joyas, muchas joyas. –Julia se mordió el labio con nerviosismo, pero Felipe no se inmutó. –Pensé que debería avisar a Hugo para que estuviera al tanto de un gasto como ese, me parecía mucho, pero Bea me explicó que era extremadamente necesario. –Murmuró y lo vio sonreír. –No te preocupes Julia, si mi hermana dice que es necesario es porque lo será. Además te puedo garantizar que, aunque hayan vaciado todos los atelieres de Madrid no sería suficiente para hacer una cosquilla en la cuenta bancaria de Hugo. –Sonrió con condescendencia. –Que tengas una buena noche Julia. –Buenas Noches Felipe. –Julia se despidió de él, y después Mercedes entró para ayudarla a acomodar todo lo que habían comprado en el closet de su habitación. Felipe fue a buscarla a primera hora como había dicho, y Mercedes le había preparado una pequeña maleta. El viaje hasta Barcelona lo hicieron en el avión privado de Hugo. Felipe había elegido un hotel cerca del Camp Nou que era el estadio donde Hugo jugaría esa noche. Allí los esperaba el equipo de Bea, dos maquilladores, una esteticista, y dos peluqueros, todos al mando de Xavi el mejor amigo de Bea y su más fiel discípulo. –¡¡Por Dios, no me gusta nada!! Me gustan los cambios radicales, utilizar mi magia. –Xavi exclamó levantando el brazo de Julia haciendo que ella girara sobre su eje. –Está mujer es hermosa, no tendré que mover un solo dedo para convertirla en la sensación de la noche. –Hablaba mirando a Julia deslumbrado y esta se llevó una mano a la boca para ocultar su sonrisa. –A no mi vida, esa sonrisa tan bonita no la tapes, hoy servirá para dejar ciego a más de uno.- Habló llevando su manos al pecho con gesto teatral. –Lo que usted diga. –Julia contestó con entusiasmo porque el estilista la había agradado mucho con su energía tan alegre. Un traje de pantalones y americana blancos con las mangas de la chaqueta abiertas hasta el hombro fue la elección de Xavi, por dentro un top lencero de seda blanco, daban un toque sensual al conjunto con un escote que resaltaba el bonito busto de Julia. Sus tirabuzones dieron lugar a una melena entera lisa haciendo que su cabello se viera más largo de lo que ya era y un maquillaje sencillo. Sandalias de tacón con pedrería que parecían verdaderas joyas quedaron perfectos con sus largas piernas resaltando su figura. Un collar con apenas una pequeña piedra de diamante que colgaba en medio del escote, pendientes a juego y cartera negra de diseñador complementaban elegantemente todo el conjunto. Cuando Julia salió de la habitación Felipe se quedó boquiabierto, sonrió con satisfacción al ver que su amigo había elegido la mujer perfecta para ser su novia de mentira. –Estás hermosa Julia. –Felipe la halagó y ella sonrió en agradecimiento, mientras que Xavi daba saltitos de felicidad detrás de ella. –Esta noche nos limitaremos a que poses para las fotos y no darás ninguna entrevista, así que puedes estar tranquila, yo me haré cargo de todo. Ahora vámonos que queda muy poco tiempo para que empiece el partido. –Le ofreció el brazo y salieron del hotel directo al hermoso Ferrari de Felipe que manejó pocos minutos hasta llegar al Camp Nou. Llegando al estadio una multitud de periodistas rodeaban la entrada vip como buitres, esta vez no solo por las estrellas que se presentarían a asistir el partido, sino que esperaban ansiosos a la primera novia oficial de Hugo Torres. Los periodistas saltaban como locos para llegar a Julia y agobiarla con su infinidad de preguntas, pero Felipe era quién contestaba a los periodistas y la instruía sobre cómo debería posar y sonreír para cada foto. Era muy protector y contestaba a cada pregunta con precisión sin exponer a Julia más de lo debido. Ya en el palco vip Julia inconscientemente se acercó a la cristalera para buscar a Hugo en el campo. Él estaba calentando y al parecer también la esperaba, porque miraba al palco como loco buscando por ella hasta que sus miradas se encontraron. Julia jamás había estado en un partido de fútbol. Era emocionante escuchar los gritos de los aficionados desde las gradas y la forma como aclamaban el nombre de Hugo una y otra vez. Cuando marcó el primer gol Julia sintió como si su corazón fuera a saltar por la boca, era una sensación inexplicable ver como celebraba corriendo por el campo con tanta felicidad. Hasta que se giró en dirección al palco y con el dedo pulgar y el índice formó una “J” y la beso en dirección a Julia dedicando su gol a ella. Hizo lo mismo con los otros dos que había metido durante el partido. Ella estaba atónita con aquel detalle, que por más que fuera un teatro no podía evitar sentir mariposas en su estomago, y su corazón disparadba sin control cada vez que él la buscaba con la mirada en el palco. –¿Bonito verdad? –Preguntó una mujer rubia con un acento francés llegando a su lado, y Julia la miró con recelo. –Mi marido es el portero, él también demuestra su amor por mí durante cada partido, pero cuando termina el juego siempre me da la misma excusa, que debe reunirse con sus compañeros para hablar sobre las jugadas y el próximo paso que deben dar. –La mujer sonrió con sarcasmo. –No pasa de una mentira para irse con sus compañeros a alguna fiesta privada llena de modelos semidesnudas.-Habló con amargura. –¿Cómo lo sabes que se trata de una mentira?. –Preguntó Julia con curiosidad, mientras que la mujer encendía un cigarrillo y Julia levantó la mirada para ver el aviso de que allí no se podía fumar, pero eso parecía no importar. –Lo sé, lo sabemos todas. Considera que es el aviso de una mujer con suficiente experiencia en este mundillo. – Habló intentando disimular su frustración. –Ser una mujer engañada y aguantar callada es uno de los principales requisitos para ser una WAG. –Explicó llevando su cigarrillo a la boca y mirando a la chica de reojo. –¿Qué es una WAG? –Preguntó Julia con curiosidad observando a Hugo en el campo. –¡Nuestra profesión! WAG significa “Wives and Girlfriends”, Novias y esposas de los futbolistas. ¡Bienvenida al club ma chére! Prepárate para empezar a dormir sola cada noche, y a la vez ser la envidia de todas las mujeres. –Afirmó la mujer alejándose de Julia y regresando con las demás parejas de los compañeros de Hugo. Julia se quedó pensativa durante unos minutos por las palabras había de aquella mujer. Hasta que le partido terminó y Felipe la llevó abajo con Hugo. Cuando llegaron al campo Hugo la observó embelesado. Recordó la primera vez que la había visto, y seguía pensando que era una obra de arte. Vestida tan elegante no parecía haber salido recientemente de una vida humilde. Julia por su vez respiró con dificultad mientras que Hugo caminaba en su dirección, y sintió como sus piernas se hacían mantequilla, porque una vez más estaba sin camiseta y se veía extremadamente atractivo. Habían varios periodistas cerca y Hugo con una mirada dulce preguntó de forma silenciosa si la podía besar y ella asintió. Ese beso no fue tan posesivo como el primero, pero Hugo la besaba con lentitud como si tuviera todo el tiempo del mundo. Ella se entregó a ese beso saboreando los labios de Hugo, hasta que el flash de una cámara los interrumpió, y los dos se apartaron posando para la cámara, mientras sonreían y se miraban con timidez. –Estás hermosa Julia, te vez realmente impresionante.-Hugo afirmó mirándola con ternura.-Debo agradecer que no seas mi novia de verdad o seguramente le hubiera dicho a Felipe que te encerrará en el hotel. –Afirmó y Julia sonrió con tristeza, aunque no sabía exactamente porque, ya que todo aquella no pasaba de una actuación para ellos dos. –¡Felicidades por la victoria! Estuviste muy bien en el partido. Me ha emocionado mucho. –Lo felicitó y los ojos de Hugo brillaron, pero él recordó algo bajando la cabeza y la arrastró a un rincón del campo para hablar con ella. –Mmm…bueno Julia, me alegra que te haya gustado el partido. –Murmuró nervioso rascándose la barbilla con ansiedad. –Quería avisarte que nos veremos mañana temprano en el desayuno. Debo reunirme con mis compañeros para hablar sobre el próximo partido y puede que regrese tarde al hotel. –Mintió y Julia recordó las palabras de la esposa del portero. Hugo estaba mintiendo en su cara y eso mató cualquier mariposa que estuviera con vida dentro de ella. Un nudo subió por su garganta, pero ella no era una esposa más, la relación de ellos era diferente y no tenía porque sentirse mal. –No me tienes que mentir Hugo, sé que no vas a ninguna reunión, irás a una fiesta privada. Escuché en el palco que el equipo suele celebrar sus victorias en ciertas fiestas, sin la compañía de sus repectivas parejas. –Mintió porque no le pareció necesario contar la verdad de donde había sacado tal información, y Hugo la miró un poco aturdido, aunque que no entendía porque le había mentido. –Aunque sea tu novia para la prensa, no significa que seamos pareja de verdad. Somos libres y podemos acostarnos con quien nos apetezca. Julia no pensaba acostarse con nadie, pero la idea de verla con otro hombre pasó por la cabeza de Hugo y maldijo la forma tan explicita como su imaginación dibujó esa escena. Se molestó por las palabras de la chica sin un motivo racional, pero si emocional y contestó. –Tienes razón, no tengo porque mentir. Tú y yo no somos nada, y no pienso guardar fidelidad a una mujer a la que no puedo tocar. Es mejor así, sin engaños ni mentiras por eso te elegí, porque no quiero estar atado a nadie. Que pases una buena noche Julia. –Hugo escupió apretando los puños y se apartó de ella sin esperar por una respuesta. Le encargó a Felipe llevarla directo al hotel, y se fue a poner su mejor ropa para disfrutar la noche como se merecía, por los tres goles que había marcado garantizando la victoria para su equipo.
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