Alessandro había despertado temprano, él solía salir a entrenar muy temprano con su espada, Jason uno de los guardias, era muy amigo de Alessandro, ellos se habían conocido, ya que el padre de Jason, era guardia también, era un hombre un poco más mayor que el Rey Alejandro, y sé conocieron desde niños, un día cuando el príncipe Alex entrenaba con su padre, Jason lo veía asombrado, al darse cuenta su padre le recriminó, que no estuviera Espiando, el padre de Jason lo llevaba al castillo pues la madre de él había fallecido, y Alondra lo ayudaba a cuidar de Jason, pues samil, el padre de Jason era un hombre importante, y Alejandro le permitía dejar al niño en el castillo, así se hicieron buenos amigos, pues en varias ocasiones, Alondra sabiendo que el niño no tenía madre, lo invitaba a convivir con ellos, le pidió a sus hijos ser amables con Jason, pues el no tenía a su madre con el.
- Cuando será el día que me dejes tomar un día de descanso.
- No te quejes tienes el gran honor de entrenar con el príncipe imperial, que malagradecido eres Jason.
Alessandro sonrió, pues se burlaba de Jason, él hacía que despertara muy temprano todos los días, pues era el Joven más fuerte y habilidoso, sus entrenamientos eran a muerte, los dos están mano a mano, eran muy fuertes, y claro jóvenes.
- Claro es todo un placer darte una paliza, su Majestad.
- Ja, ja, ja sueña mi querido Jason, nunca podrás con mi espada.
- La verdad lo que si envidio de ti, es ese poder que tienes, el gran fuego. Eso si es algo de envidiar.
- Es una maldición o un Don, depende la forma en que lo veas.
- Has podido derrotar a malos hombres, yo creo que es bueno.
- Bueno sigamos a lo nuestro.
Al Rey Alejandro le fascinaba despertar y ver por el balcón a su primogénito, Alessandro siempre fue valiente, fuerte, él sería un gran Rey algún día.
- Él es tan responsable, siempre entrenando, es maravilloso.
- Quiero que August, también comience a ser más responsable, algún día tendrá obligaciones también, debe prepararse.
- Él todavía es joven.
- No lo solapes, sabes que es por su bien entrene, por su seguridad.
- No lo agobies, sabes que él es más sensible que Alex, August es más noble, y no por qué Alessandro no lo sea, si no por qué Alex ha tomado el papel de protector, y August de protegido.
- Está bien pero comenzar a entrenar con su hermano, sabes que es necesario.
- Está bien, solo denle tiempo.
- Así será, mis hijos deben saber defenderse, sabes que siempre habrá maldad a su alrededor.
- La única que no debe preocuparse por eso, es mi Alisson, mi princesa siempre tendrá a su padre que la cuidara.
- Esa niña está muy consentida, pero tienes razón, pues conociéndote, no dejaras que se comprometa.
- Así es mi amada Reina, mi pequeña siempre estará al lado de su padre.
Ambos seguían viendo a Alex en entrenamiento.
- Alisson como era su costumbre, se despertaba muy temprano y entrenaba en un lugar lejos del castillo, ella poco a poco se había llevado armadura, espada, dagas, y cosas para entrenar, su padre el Rey Alejandro no le permitía entrenar, solo su poder, ella ya era muy hábil con su Don, pues su padre os ha enseñado muchas cosas, y ella misma había descubierto cosas nuevas, ella no quería casarse y no por qué no tuviera pretendientes, al ser la hija del Rey, las proposiciones llegaban a millares, pero Alisson había estado enamorada de un joven, él parecía también estarlo de ella él le había dicho que al cumplir los 18 años hablaría con el Rey para pedir su permiso para cortejarla, pero un día, Ali lo vio besándose con una joven Lady, y su corazón se rompió, ella creía en él, y solo fue un fiasco, Ali ni siquiera le dio la oportunidad de arreglar las cosas, si él había sido un mentiroso e iba por ahí besando a todas las jóvenes, ella no quería nada con él, y decidió dedicarse a entrenar su poder y físicamente, no quería tener que esperar que un príncipe la salvará, si alguien se atrevía a lastimarla, ella se encargaría del infeliz que se atreviera a ponerle un dedo encima.
Ali estaba golpeando un saco lleno de tierra, sus puños los protegía con telas, pues al ser una princesa no podía andar por ahí llena de cayos.
Ella era muy hábil con la espada, veía a su hermano entrenar y ella imitaba lo que él hacía, pensaba tal vez ya soy tan buena como él, pero era más que obvio que Alex era más fuerte, era mucho más alto que ella, y su cuerpo era más tosco, grandes brazos pecho y espalda. Pero algún día esperaba tener la oportunidad de enfrentarlo, y entrenar a su lado, ella amaba a sus hermanos, los 3 eran muy unidos, Aunque Alex en ocasiones era demasiado sobreeprotector, ningún joven se le acercaba en los bailes, pues tenían miedo a su padre y hermano, ambos se veían como dos leones cuidando a Alisson.
Después de entrenar Ali regresaba al castillo se daba un baño y se preparaba para cumplir con sus estudios, pues ella era una princesa y se esperaba mucho de ella, Ali se aburría con las clases sabía que ella podía hacer más, pero su padre no le permitía, la cuidaba demasiado, era su pequeña Alisson.
En parte ella agradecía que los jóvenes no se acercarán a ella por miedo a su hermano y su padre, pues había pasado por un trago amargo con su pretendiente y ya no quería volver a sufrir, tal vez lo que su padre quería no era tan mala idea, ella viviría en el castillo siempre con sus padres, por otro lado Alondra no apoyaba eso, ella sabía que Alisson tenia que encontrar el amor algún día, no podía cerrarse a la oportunidad de amar, La reina siempre les contaba como conoció a su padre, y todas las cosas que habían tenido que pasar para poder estar junto