Las últimas horas han sido una locura, ver a mi dulce dormida a la fuerza por el dolor que siente me tiene impotente. —Ya tenemos los vídeos, mis hombres ya lo vieron y están a la caza de eso hombres— miro a mi padre con gesto cansado. —Una vez lo tengan que los lleven esta vez a la hacienda que tenemos en el oeste, tengo una fiesta especialmente para esos hijos de perra— paso la mano por mi nuca y la presiono, estoy cansado, pero no puedo irme. —Está bien, así será— me mira por unos segundos —deberías ir a casa, debes descansar— niego con la cabeza. —No me voy a ir, quiero estar aquí y que ella me vea al despertar— miro en dirección a la puerta. —Estas volviendo a ser el de antes— frunzo el cejo —no quiero que caigas en lo mismo, debes descansar— suspiro. —No puedo hacerlo papá, sie